Adam
Podía notar que Emma estaba borracha desde lejos. No había vuelto a acercarme a ella. Sin embargo, la había observado durante toda la noche y vi lo mucho que bebió para llegar a estar tan relajada.
Todo lo que Alisson había dicho permanecía en mi mente y no podía dejar de pensar en sí debería intentar estar con Emma o no.
En un arrebato, decidí ir hasta ella, quien estaba de nuevo en la barra pidiendo un trago, y al hacerlo escuché aquel intercambio de palabras que me hizo arder la sangre debido a los celos.
— ¿Si seguís tomando vas a volver a chocar conmigo? —interrogó James sonriéndole con aquellos dientes que sería un placer romper.
—Puede ser —respondió ella encogiéndose de hombros sin darle mucha entidad—. Si tenés suerte —agregó con una sonrisa divertida, y en ese momento decidí interceder.
Sabía que la noche anterior se habían conocido y según palabras de Shane, él había quedado hipnotizado por ella. No lo podía culpar, después de todo Emma era una belleza.
—Emma, ¿podés dejar de beber tanto? —pedí entrometiéndome entre ellos dos, y vi por el rabillo del ojo como él se alejaba.
— ¿Por qué? ¿Tenés miedo de que después tenga ganas de besarte como aquella vez?— preguntó, enojada— No te preocupes que esa situación no se va a repetir nunca más.
—No, tenés razón, no se va a repetir porque no hay forma de que yo rechace esa boca tan linda —declaré acercándome, sabiendo que eso la pondría nerviosa, y tal vez, si tenía suerte, terminaría logrando besarla.
—Alejate —pidió ella en un hilo de voz.
— ¿Por qué? ¿Tenés miedo de que te den ganas de besarme?
—No, porque ya tengo ganas de besarte —confesó volviendo a tener fuerza en su voz, y acercándose un poco más. Nuestros labios se rozaban, y un escalofrió de deseo recorrió todo mi cuerpo. Me parecía increíble tener tantas ganas de besar a alguien, una sensación que nunca había experimentado hasta ese momento.
"Anda, bésala y prométele que lo van a intentar. Pero si no estás dispuesto a hacer eso, déjala ir".
La voz de Alisson vino a mi mente. Todos los secretos que mantenía para mí mismo, los ojos llorosos de Emma aquel día en que dije tantas cosas que desearía no haber dicho, su voz triste aquel día en que la visité para disculparme, y ella me dijo que quería estar sola; todos esos recuerdos también vinieron a mi mente, y fue por eso que hice un paso atrás no queriendo lastimarla más.
—No te voy a besar —susurré.
—Ya lo sé, pero también sé que no me vas a rechazar —anunció y luego se acercó uniendo nuestras bocas. Le respondí el beso sin siquiera pensarlo, como si de respirar se tratara. Emma pegó cada centímetro de su cuerpo al mío y eso solo hizo que el deseo que ya sentía se incrementara, haciendo que la erección en mis pantalones creciera aún más. Estaba seguro de que ella podía sentirla contra su cadera.
Presioné mis manos a ambos lados de su cintura mientras ella acariciaba mi cuello con delicadeza.
La sangre corría a toda velocidad por mis venas y mi corazón se aceleraba con cada segundo que pasaba.
Desearía besarla durante horas, desearía estar así con ella para siempre, pero no podía borrar el recuerdo de haberlo hecho sufrir, y sabía que si continuaba besándola, luego la lastimaría de nuevo diciéndole que no podía decirle la verdad. La verdad. Eso era algo que no estaba dispuesto a contarle, porque era demasiado oscuro para ser revelado.
Me alejé de ella y me encontré con sus ojos confundidos, su ceño fruncido, sin entender qué pasaba. Y sin poder soportar que ella se sintiera mal, fui cobarde y me alejé. En el camino busqué a Keith y le pedí que se encargara de que Emma y Alisson lleguen bien, antes de irme de aquel club. Intentando alejarme del tormento de saber que un secreto ajeno, y el hecho de esconder la verdad para no dañar a nadie, hacían que debiera alejarme de la chica que amaba.
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Rosas para Alisson | COMPLETA
Teen FictionAlisson y Keith han sido mejores amigos desde siempre. Y toda su vida sería más sencilla si se limitaran a ser solo eso, pero en su lugar ellos se dejan llevar por sus sentimientos y se confunden mutuamente. "Keith siempre iba a ser mi debilidad. El...