Capítulo 69

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Caminé a través de las calles oscuras, sabiendo que el peligro me rodeaba, pero me sentía igual que en la noche de mi cumpleaños, perdida y que nada me importaba. Que me daba lo mismo vivir o morir, y ese sentimiento me aterraba, por eso sin dudarlo caminé hasta él.

Toqué timbre y esperé. Keith apareció en la puerta, y su sonrisa se desvaneció al verme, suplantándose por una mirada de preocupación. Debía lucir terrible, con los ojos rojos y llorosos.

—Alisson ¿Qué pasó? —preguntó acercándose a mí.

— ¿Puedo hablar con Adam? —interrogué, manteniendo aquella distancia que él quería que hubiese entre nosotros.

—Por supuesto —dijo invitándome a pasar. Al parecer estaban mirando series mientras tomaban cervezas, ya que mi hermano estaba sentado en el sillón del living. Al verme se acercó con rapidez.

— ¿Qué pasó? ¿Por qué estás llorando?

Las lágrimas volvieron a derramarse con rapidez y lo único que hice fue acercarme a él y llorar en su hombro, mientras sentía la presión en mi garganta, y el dolor de cabeza, tan familiar.

—Lo odio —susurré con la voz quebrada—. Te juro que lo odio.

Él entendió todo y me abrazó con más fuerza, siendo mi sostén, y reconfortándome.

♦♦♦

—Sabés la verdad —afirmó Adam, estando sentados en la cama del dormitorio de invitados, y yo estando más tranquila. Mi hermano estaba preocupado por mí y le había pedido a Keith si podía dormir en aquel cuarto. Este último aceptó sin dudarlo, ya que él también estaba preocupado por mí. Ambos debían de tener miedo también de que intentara suicidarme, de nuevo.

—No, no sé la verdad y tampoco quiero saberla. No quiero saber nada nunca más de ese hombre. No me importa si lo que me ocultás tiene que ver con él. Es una mierda, y lo quiero fuera de mi vida para siempre —declaré, sintiéndome mucho mejor a comparación de cuando había llegado, tan angustiada.

— ¿Qué te hizo? ¿Te lastimó?

—Sí, vendió la casa. Ya no están las cosas de mamá como ella las había dejado, ya no hay nada —expliqué en un susurro triste—. Me dijo cosas horribles. Me dijo que si no supero que mamá haya muerto, que entonces me suicide, o que haga lo que quiera, pero que lo deje de molestar.

— ¿Eso te dijo? —cuestionó con tristeza negando con la cabeza, pero sospechaba que a él no le sorprendía en lo absoluto. Su mandíbula se marcaba aún más, y sabía que se debía a que estaba apretando los dientes, conteniendo la rabia y el enojo.

—Perdimos todo de ella, él dijo que iba a mandar las cajas, pero sé que no lo va a hacer. Hizo esto para lastimarnos no más.

—No digas eso. Todavía tenemos todos los recuerdos...

—Los recuerdos que se borran con el tiempo —interrumpí.

—No, los recuerdos de ella nunca se van a borrar de nuestra mente, y tampoco todo el amor que sentimos por nuestra madre. Además, todavía tenemos nuestras cartas. Keith me dijo que Elizabeth te dio tu carta, mamá también me escribió una a mí, pero nunca quise decírtelo para que no sientas que te quería menos. Todavía tenemos todo eso, todos esos fragmentos de ella que siempre nos van a acompañar.

Escuché cada una de sus palabras, sabiendo que tenía razón, y luego de tomar varias respiraciones decidí hablar sobre mis planes: —Me voy a ir a Londres.

Él asintió con la cabeza y mirándome a los ojos respondió: —Lo imaginaba.

—Perdón pero siento que Nueva York me daña, ya no puedo estar acá, no lo soporto.

—No pidas perdón. ¿Estás segura de esta decisión? —cuestionó. Asentí con la cabeza— Entonces hacelo. Pero no lo hagas porque querés escapar. Con el tiempo eso va a ser peor.

—Estoy escapando de nuevo —admití—. Aunque esta vez es distinta. Te juro que me voy para estar mejor, y que aprendí mucho. No voy a desaparecer de nuevo, y no voy a permitir que nuestra relación se quiebre. Vamos a seguir juntos.

Él me abrazó con fuerza, trasmitiéndome amor, y al alejarse me aconsejó que durmiera un poco, que eso me haría mejor. Sin embargo, mi mente divagó durante horas, siendo difícil poder conciliar el sueño.

Rosas para Alisson | COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora