Adam
La imagen de su cuerpo blanco y frío como la nieve no dejaba de aparecer en mi mente. Necesitaba que estuviese bien. Que sonriera, que volviese a ser feliz, pero hacía tanto tiempo que no lo era y dolía saber que no podía hacer nada. Que aunque lo intentara no podía evitarle todo el dolor.
Dolía, también, saber que yo la impulsé a hacer aquello. Que yo fui quien usó las palabras erróneas y le di a entender que no la quería más en mi vida. Pero nunca creí que intentaría suicidarse. Creí que se iría, que ambos estaríamos enojados por un par de horas pero luego lo arreglaríamos.
Ahí nos encontrábamos, en la sala de espera. Porque eso era lo único que podíamos hacer, esperar. Esperar a que mejorara, a que despertara y que con ayuda volviera a ser la misma.
—Te traje café —susurró Emma sentándose a mi lado. Negué con la cabeza sin siquiera mirarla—. No es tu culpa. No te atrevas a pensar eso y mucho menos a decirlo —exigió leyendo mi mente.
—Pero... lo es. Yo le dije cosas horribles —susurré agarrándome de la cabeza y tirando de mi cabello en el intento de canalizar la impotencia que sentía. Rara vez nosotros discutíamos, y haberlo hecho en un momento tan difícil y provocar que ella se sintiera sola, me hacía sentir responsable de que Alisson haya terminado internada—. Le dije cosas horribles y ella estaba tan lastimada.
—Tenés razón. Soy cobarde. No soporto todo esto. No soporto vivir sufriendo y atormentándome. Nunca quise ser una molestia para vos. Pero ya esta, podés dejar de preocuparte por mí que voy a desparecer de tu vida para siempre. Vos seguí tu camino que yo voy a hacer lo que tendría que haber hecho desde hace mucho tiempo.
¿Cómo no me había dado cuenta de que se estaba despidiendo? Me estaba diciendo adiós, y yo no la había escuchado. Me estaba anunciando que se iba a suicidar, y yo había sido tan ciego y sordo. Si la hubiese escuchado, si realmente lo hubiese hecho; ella estaría bien.
—No es tu culpa Adam. Ali está lastimada y nosotros creímos que hacíamos lo mejor al no presionarla en que nos dijera qué le pasaba.
Dirigí mi mirada a la suya y pude ver las lágrimas comenzar a derramarse.
—Pero yo soy su hermano. Su mellizo. Tendría que haberme dado cuenta.
—Y yo soy su mejor amiga, Adam, y tampoco me di cuenta de que iba a hacer algo así. Si queremos buscar culpables, lo somos todos, pero eso no sirve de nada. Tenemos que pensar que vamos a hacer cuando ella despierte, porque yo sé que lo va a hacer. Va a estar todo bien. Ella va a estar bien. Creé en mí —susurró abrazándome y acariciando mi espalda.
Me permití a mí mismo llorar, porque necesitaba tener un momento de debilidad como aquella noche en que Emma me encontró llorando en el instituto.
—Es lo más importante que tengo. Es mi hermanita. Mi melliza. Si no se despierta no sé qué voy a hacer... No sé qué voy a hacer sin ella —lamenté en medio de lágrimas y con la respiración agitada debido a los sollozos que estaba conteniendo.
—No tenés ni siquiera que pensarlo, porque todo va a estar bien —afirmó, e intenté creerle. Hice mi mayor esfuerzo y puse toda mi fe y esperanza en que así sería. Alisson estaría bien.
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Rosas para Alisson | COMPLETA
Teen FictionAlisson y Keith han sido mejores amigos desde siempre. Y toda su vida sería más sencilla si se limitaran a ser solo eso, pero en su lugar ellos se dejan llevar por sus sentimientos y se confunden mutuamente. "Keith siempre iba a ser mi debilidad. El...