Capítulo 2

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Los celos me consumieron toda la mañana desde que Emma me dijo que la chica con la cual Keith se había ido, era su ex novia. Por supuesto que no iba a demostrar que eso me afectaba en lo absoluto, por lo que cuando vi que Shane estaba comiendo con ellos me acerqué con una sonrisa y fingí como si aquel beso nunca hubiera ocurrido. Sin embargo, la mirada de Keith me demostraba que él también recordaba la forma en que nuestras bocas se devoraban.

Amablemente ambas nos presentamos como si no supiéramos nada de la otra. Su nombre era Becca, y poseía la melena roja más envidiable que alguna vez había visto.

Alejé mi mirada de ella agarrando mi celular para poder enviarle un mensaje a mi mejor amiga.

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¿Dónde estás? Conocí a la ex novia de Keith. Dijo una sola palabra y ya no la soporto.

Un segundo después de haber enviado ese mensaje Emma y Adam se sentaron con nosotros y sentí un gran alivio. Aunque podía notar como la mirada de Becca continuaba en mí.

—Te llamé con la mente —le susurré a Emma. Con la mirada, señaló mi celular y luego de unos segundos entendí que me había respondido.

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Eso es porque estás celosa, y sabés que ese sentimiento es tóxico. No lo sientas.

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Si, como si fuera tan fácil dejar de sentir solo porque está mal.

Emma_12.16

Becca es una chica muy agradable, si no fuese la ex novia de Keith podría ser tu amiga.

Alisson_12.16

Ya sé que es una chica agradable, y eso es lo que más me molesta. A todo esto, ¿Estás segura que sigue siendo la ex y no volvieron? Y vos, siendo mi amiga, debería caerte mal al igual que a mí.

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No, yo como tu amiga te digo lo que está bien y lo que está mal. Y sí, estoy segura de que es la ex porque Keith no puede sacarte los ojos de encima, y ella no soportaría estar con alguien que no la ama.

Nos miramos y sonreímos de forma cómplice. En ese momento supe que a pesar de que nos separáramos, esa conexión mágica que teníamos nunca se desvanecería, y que Emma era la mejor amiga que podría alguna vez llegar a tener.

— ¿Cómo se conocieron todos ustedes? —preguntó Becca observándome.

—Nos conocimos acá, en el instituto.

—En realidad Alisson y yo nos conocimos antes. Nuestras madres eran amigas —agregó Keith sonriéndome. Asentí con la cabeza y elevé las comisuras de mis labios.

— ¿Todavía son amigas? —interrogó la chica pelirroja.

—No —respondió Keith de forma fría, intentando evitar que ella continuara con el interrogatorio, aunque no funcionó.

— ¿Por qué?

—Mi mamá murió... hace dos años.

—Ay Alisson, lo lamento tanto —se disculpó y podía notar que estaba siendo honesta—. Fue hace bastante tiempo, ya no duele tanto como antes ¿verdad?

—Uno creería eso, pero no es verdad —negué. A pesar de que no me agradaba en lo absoluto, intenté ser amable, porque ella no estaba siendo grosera conmigo. Sí, prácticamente estaba introduciendo un dedo en una herida que no estaba sanada, pero sabía que no lo estaba haciendo adrede.

Siempre deseé que la muerte de mi madre fuera tan solo una pesadilla. Siempre deseé despertar de esta, y que ella estuviera para abrazarme como lo hacía cuando era pequeña. Sin embargo, era la realidad y era la única cosa de mi vida que nunca iba a poder cambiar.

—Ali, no tocaste tu comida —observó Keith mientras sus orbes azules me veían de forma preocupada. Al escuchar su voz, me di cuenta de que la hora de almuerzo estaba casi por terminar y yo había estado pensando en mi madre durante esta. Quizás por eso sentía un nudo tan grande en la garganta.

—No. En realidad... no tengo hambre— confesé antes de disculparme con una sonrisa falsa y caminar cruzando las puertas de la cafetería. A partir de ahí, cuando ya nadie podía verme, corrí y me detuve solo cuando todos los ruidos habían cesado intentando alejarme, pero no podía alejarme del dolor que me acompañaba a todos lados que fuera.

Cerré mis ojos con fuerza y apreté los dientes queriendo contener las lágrimas, que se negaban a ser reprimidas.

Escuché los pasos a través de los pasillos, y a pesar de que quería correr lejos, simplemente me recosté contra los muros. Keith se acercó a mí, y acarició con lentitud mis mejillas, haciéndome cerrar los ojos ante aquel agradable tacto cálido.

—No llores por favor. Odio verte llorar.

—Vos te acordás de mi mamá, ¿no?

—Por supuesto. Era la mujer más maravillosa —afirmó provocando que en mi rostro vislumbrara una sonrisa de ternura.

Mi madre sí que había sido única, y la amaba muchísimo, por eso el simple recuerdo de ella dolía.

—Sabés que, cuando Becca preguntó cómo nos conocimos, me di cuenta de que no puedo recordar el momento exacto. Es como si toda la vida hubiéramos estado juntos —confesé.

—Es que es la realidad. En todos los recuerdos que tengo de la infancia estás vos y estoy feliz de que sea así.

—Yo también.

De un momento a otro Keith estaba tan cerca de mí, que me robó el aliento. Sus manos estaban a ambos lados de mi rostro sosteniéndose del muro detrás de mí, y se encontraba inclinado para estar lo suficientemente cerca como para que mis latidos se aceleraran. Su mirada estaba sobre mis labios e inevitablemente sentí la necesidad de relamerlos. Por un segundo, solo fue un segundo, pero sus labios estuvieron cubriendo los míos.

— ¿Por qué hacés esto? —cuestioné con molestia, suspirando audiblemente. Con mis manos en su pecho, lo alejé y desvié la mirada.

— ¿Qué cosa? —preguntó frunciendo el entrecejo, sin entender a que me refería.

—Confundirme. Me besas y después me ignorás o te vas.

— ¿De qué estás hablando Alisson?

—Hablo de que... ¿Por qué te fuiste después de besarme? En la fiesta. ¿Por qué no volviste?

—Quería quedarme con vos. Te lo juro, pero Becca estaba muy borracha y triste, y yo temía que algo le pasara al volver a su casa —explicó—. Perdón, no era mi intención abandonarte.

— ¿Y por qué me ignoraste durante todo el tiempo que estuve en París? No respondiste llamados, mensajes, mails, cartas —cuestioné, la angustia, el dolor y el enojo hablando por si solos.

—Era muy difícil. No quería que te fueras... no quería alejarme de vos cuando me gustabas tanto.

— ¿Qué? —cuestioné anonadada.

—Sí, ¿Qué pensaste que te besé sin ninguna razón? —preguntó. Bajé la mirada intentando procesar sus palabras y encontrarles un sentido, pero mi mente estaba confundida— No fue por eso el beso que te di. Éramos chicos todavía, e inocentes. Me gustabas desde que te conocí, y tuve la idea de que si te besaba ibas a cancelar el viaje y quedarte. Creía que podías llegar a quedarte por mí. Y cuando eso no pasó... no sé, me sentí dolido. Quería olvidarme de vos, y perdón si te lastimé en el intento.

Negué con la cabeza antes de acercarme y abrazarlo. No me gustaba ver esa mirada de culpa en sus ojos, cuando la culpable de que ambos estuviéramos lastimados era yo, ya que había sido quien se había alejado en un principio.

Rosas para Alisson | COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora