Capítulo 47

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Keith

Creía que podía protegerla de todo, pero nunca pensé que quizás debería haberla protegido de sí misma. Nunca creí que ella sería capaz de hacer algo así. De recurrir al suicidio para terminar con el dolor.

—Casi hacés una locura.

—Ya la hice.

Sus últimas palabras hacían eco en mi cabeza helándome la sangre. Sus ojos se mantenían cerrados mientras la sostenía en mis brazos esperando que los médicos subieran a ayudarme.

Su llamado comenzaba a cobrar sentido. Cada palabra que ella había pronunciado venía a mi mente. Hacía tanto tiempo que lo anunciaba y todos habíamos sido tan ciegos como para no darnos cuenta. Ella se quería ir. No quería vivir más. No quería sufrir más.

Sentí mis labios temblar y mi mirada se nubló debido a las lágrimas. Estaba viendo a la chica que amaba irse, y no podía soportarlo.

—Alisson. Despertate. Por favor —susurré sintiendo mi voz quebrarse. Los médicos se acercaron a mí y me alejaron de ella comenzando a auxiliarla mientras yo miraba todo sin poder moverme. Adam llegó a ella a toda velocidad buscando la forma de ayudar.

¿Cómo no nos habíamos dado cuenta? Sabía que ella estaba mal y no hice nada. El remordimiento comenzaba a aparecer y sabía que si ella no se despertaba la culpa y el dolor me iban a perseguir para siempre.

Recordé las última semanas, como parecía siempre tan perdida. En su propio mundo. No comía, sus ojos siempre estaban rojos, solo sonreía de forma falsa. Estaba rota, y desde hacía mucho tiempo.

Nuestra conversación fue la única señal que entendí.

—Keith, necesito que sepas que te amo, que te amo como nunca amé a ningún chico —anunció ella entre balbuceos en el momento en que respondí el llamado. Todo me parecía tan confuso. ¿Por qué me decía eso si ella siempre tenía miedo de afrontar sus sentimientos? No me gustaba su confesión, me hacía tener un mal presentimiento.

— ¿Alisson? ¿Estás borracha? —cuestioné rogando porque dijera que sí y mi sexto sentido me estuviese fallando.

—No sé... pero te estoy diciendo la verdad y lo que nunca me animo a decirte. Siempre te amé y estuve enamorada de vos, y lamento tanto que hayamos sufrido los dos. Lamento tanto que nos lastimé intentando negarlo... Quería que lo supieras antes de...

Un silencio se hizo presente y temí que la llamada hubiese finalizado.

— ¿Antes de qué? ¿Dónde estás? —interrogué comenzando a desesperarme porque el miedo creció con cada una de sus palabras. El silencio continuó pero podía escuchar su respiración agitada del otro lado de la línea— ¡Alisson! ¿Antes de qué? Respondeme por favor. ¿Dónde estás?

—Eso no importa —respondió con tranquilidad—. Te amo, quería que lo supieras. Y no te olvides nunca de mí, por favor. No te olvides de todo lo que vivimos juntos.

— ¿Cómo podría olvidarme de vos? Nunca lo voy a hacer porque te quiero a mi lado siempre recordándome cada cosa que vivimos. Te amo y no hagas una locura por favor —rogué sin escuchar respuesta. Ni siquiera escuchaba su respiración— ¡Alisson! ¡Alisson por favor! Yo también te amo. No hagas una locura.

La llamada había sido finalizada, y aunque sentía impotencia y ganas de estrellar el celular contra la pared, en su lugar corrí a buscar a Adam para que la buscáramos juntos.

Todo había sido en vano. Ella se quería ir, y lo estaba logrando. Finalmente, Alisson se estaba yendo de nuestras vidas para siempre.

Rosas para Alisson | COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora