¿Nadamos?

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Narra Nathaniel.

La mañana siguiente llego lentamente, mis ojos se abrieron con cautela, por un segundo no comprendí donde me encontraba, hasta que una respiración choco con mi nuca, entonces recordé todo, la cueva, la misión, a Castiel... me estaba abrazando por la espalda, me sujetaba con fuerza, su cara estaba muy cerca de mi cuello, por lo que me estremecía a cada respiración suya.

Mi corazón se aceleró por el simple hecho de saber que él estaba a mi lado "¿Por qué estoy tan raro?" pensé, entonces recordé lo que hicimos ayer... eso basto para enrojecer mis mejillas "¿Por qué lo tengo que recordar justo ahora?" me queje conmigo mismo, entonces mi novio se movió dormido, apretando su abrazo y pegando sus caderas contra mí, "eso que siento es su..." pensé tartamudo incluso en mis pensamientos, no pude más y con un movimiento ágil, me separe de él sin que siquiera lo notara, levantándome del suelo.

Me gire a verlo para asegurarme de no haberlo despertado, era raro ver su rostro tan calmado, dormido su semblante me parecía muy cálido, era algo difícil de ver, ya que siempre tenía el ceño fruncido o alguna expresión que te hacia saber lo molesto que estaba, ahora verlo dormir me daba una curiosa sensación de relajación, sacudí mi cabeza, "No es posible que me obsesione todo lo que él haga, maldición hasta dormido me parece hipnotizaste" me reproche mentalmente y comencé a caminar alrededor de la fogata, para comenzar a respirar y aclarar mi mente.

Tome de la canasta lo que yo esperaba que fuera una pera y me senté a lado de la fogata y me perdí en mis pensamientos, debía comenzar ya a formar el plan para derrotar a esa criatura que amenazaba este hermoso jardín.

Narra Castiel.

Desperté pero no quería abrir los ojos, suspire disfrutando la sensación de estar en una... ¿cama?, espera esto no se siente como un colchón, "¿qué hora es?" pensé mientras giraba sobre mí mismo intentando acomodarme, supuse que si Demonio no me había despertado pidiéndome comida entonces aún era demasiado temprano, debían ser las ocho de la mañana, o de la madrugada más bien.

Intente adormilarme, con la idea de que era extraño no sentir a mi perro durmiendo en el fondo de la cama, moví los pies intentando sentir su preso sobre las sabanas, pero no lo encontré "Tal vez anda haciendo de las suyas" pensé adormilado.

Me acomode de nuevo intentando dormir otra vez y fue entonces cuando recordé todo de golpe "¡Nathaniel! ¿Dónde estás?" abrí los ojos de golpe, mientras mis brazos buscaban algo en el vacío lugar junto a mí.

-¿Despertaste? – Su voz hiso que alzará cabeza, Nathaniel estaba sentado alado del fuego, comiendo alguna fruta de la canasta, la cual se estaba quedando vacía. Lo mire enojado, ya era la segunda vez que despertaba buscándolo "¿Es que no puedes salir de mi mente príncipe de mierda?" pensé mirando a mi novio, sus cabellos rubios estaban revueltos, eso combinado con su sonrisa sarcástica hacían a mi corazón latir con fuerza, se veía demasiado... ¿sexy y... lindo a la vez?, nunca antes me había sentido así por nadie - ¿qué? – preguntó, seguramente divertido por mi expresión confusa - No me digas que te despiertas con mal humor – Dijo con ojos risueños.

- Cállate, Claro que no – Dije secamente quitándome la cobija de enzima – Esto tu culpa – Me levante aún enojado, y me dirigí a tomar un racimo de uvas, aún que la verdad me gustaría desayunar cereal con leche.

- ¿Mía? ¿Y yo qué hice? – Sus ojos mostraron inocencia fingida, me acerqué a él y tome su mentón con uno de mis dedos, alzando su rostro, me coloque de pie en frente suyo y él mientras el se encontraba sentado, por lo que me tuve que agachar.

- Es tu culpa y punto – Dije acercando mis labios a los suyos, pero el repentinamente se alejó.

- Espera... - Al mirarlo su rostro había cambiado repentinamente a una expresión de susto.

Castiel x Nathaniel: El misterio de un amor secreto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora