Castiel x Nathaniel: El misterio de un amor secreto.

Una diosa siempre sorprende

Haber, no me acuerdo bien que pasó... así que ¡se viene resumen en frases cortas! ¡yey!

- Nathaniel salió del hospital y se fue a vivir con Castiel.

- Los chicos volvieron a la escuela, sus amigos los recibieron con alegría, pero los enemigos de Castiel los enfrentaron, está de más decir que se llevaron una buena por parte de Nathaniel.

- Nathaniel decidió demandar a su padre.

- El rubio aún tiene algunas heridas en su cuerpo, necesita usar una muleta y aún cojea un poco (lo que lo desespera). 

Narra Castiel.

El centro comercial estaba repleto de señoras y personas adultas buscando comida, muy pocos de mi edad estaban comparando precios de leche o buscando una marca especifica de algún producto.

Nathaniel había querido venir, pero el cansancio fue más fuerte que él y se quedó dormido en el cuarto de visitas, aun le costaba moverse demasiado, ir a la escuela le era agotador, pero me había dicho que le hacía sentirse mejor, entonces no tengo porque enojarme por que quisiera ir.

Aún recordaba su rostro durmiente de esta tarde, tan relajado y calmado, se acurrucaba en la cama y respiraba ligeramente. ¿Cómo alguien podría ser tan apuesto? ¿Será que solo mis ojos lo ven así? El amor daba miedo.

-¡Disculpe! Em... serían 40 euros – La vos de la señorita de la caja me despertó del trance.

- ¡oh! Claro, discúlpeme – Dije mientras sacaba la tarjeta donde mis padres depositaban el dinero y se lo entregaba a la chica.

Salí con las bolsas del supermercado, era algo vergonzoso tener que colocarlas en la parte trasera de mi moto, rompían demasiado con su estilo, pero no podía hacer nada, era mi único medio de transporte.

Fue cuando estaba a solo unas calles de mi casa cuando vi el rayo o más bien la luz cegadora y luego escuche el estruendo. Frene de golpe y casi perdí el equilibrio, todas las personas a mí alrededor se agitaron. La tierra comenzó a temblar y la luz blanca titilaba violentamente. Las personas corrieron a buscar refugio. Yo solo pude pensar en Nathaniel, acelere a máxima velocidad mientras el ruido y la luz seguían confundiendo mis sentidos. Me dejo de importar que algo se rompiera en las bolsas, solo quería llegar a casa.

Narra Nathaniel.

Mi padre me perseguía, sus enormes manos eran del tamaño de mi cuerpo, como un ratón zigzagueé lo más rápido que pude, pero no podía perderlo. Entonces vi a mi mama y a mi hermana en la parte de arriba de un enorme muro.

-¡Mamá, Amber! – Grite con fuerza - ¡Ayúdenme a subir! – La sombra de mi padre me cubrió, rodeándome con la oscuridad. Ambas me miraron con un rostro de vacío desprecio.

- Es tu culpa – Dijeron a la vez.

- ¡¿Qué?! – Dije con la sangre golpeándome la cabeza con miedo - ¡Sálvenme! ¡Ayúdenme! –

- ¡Es todo tu culpa! – Grito mi madre. Entonces mi padre callo sobre mí, su cuerpo se transformó en un líquido negro que se metió en mi nariz impidiéndome respirar. Nade hacia la superficie pero por más rápido que nadaba, no podía llegar a la superficie mi pecho empezó a arder por la falta de aire - ¡Es tu culpaaaaaaaAAAAAA! – El grito de mi madre y hermana se hizo más fuerte y más agudo, perforándome los oídos.

Desperté de golpe mientras tomaba una bocanada de aire al notarme libre de ese líquido negro, pero el grito de mi madre seguía sonando, rompiéndome los oídos, me cubrí las orejas mientras mi respiración se agitaba "No es un grito" pensé con cierto alivio. Mi cabeza comenzó a punzarme de manera bastante dolorosa, había aguantado la respiración demasiado tiempo.