Ojos que juzgan

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Bueno, en el capítulo anterior:

-> Peggy publicara un artículo que revela ciertos secretos.

-> Nathaniel rescato a Castiel de una semana de encierro en la casa de Hefesto y lo regreso a su casa.

->La corte con su padre continúa.

Narra el rubio.

Desperté de golpe en medio de la oscuridad, de nuevo sentí el impulso de levantarme para asegurarme de que la casa estaba en orden antes de que mi padre se despierte... entonces noté una respiración pausada a mi lado y eso me devolvió a la realidad. Castiel dormía pacíficamente a mi lado, me daba la espalda y solo podía ver su silueta gracias a la poca luz que se colaba por la ventana.

Una vez que me despertaba ya no podía seguir durmiendo. Pero tampoco quería despertarlo para ir por un vaso de agua o algo, por lo que me contente con verle la espalda, sintiendo como el calor de su cuerpo pasaba al mío.

Mientras lo veía me di cuenta de que a pesar de todo lo que habíamos vivido, yo me sentía afortunado. No podía creer que yo estaba durmiendo a su lado. A causa de mi padre nunca pensé en el futuro de nuestra relación, porque no creí que hubiera un futuro. Ahora que me había librado de ese peso, fuera como fuera, ahora podría hacer lo que yo quisiera y eso incluía que yo podía elegir con quien quería pasar mis días y cuando hacerlo.

Comenze a pensar en Castiel, yo sabía que él era un testarudo, un idiota y un pesado insoportable... Pero, pesar de verle todas esas cosas que me molestaban... en realidad no quería separarme de él, porque mientras salimos me di cuenta de que cuando se comporta de esa manera, es porque puede estar sintiendo mil y un emociones por segundo, cuando se preocupa y quiere ayudarte lo hace con la mejor intención y también tiene un buen corazón.

Yo era consciente de que había pasado por cosas horribles y le habían afectado. No quería verlo sufrir, pero sabía que yo no podía hacer nada para ayudarlo más que acompañarlo cuando los fantasmas de su pasado o del presente lo atormenten demasiado.

Con cuidado pase mi mano por sobre su cintura y pegue mi cuerpo al suyo. Recargue mi rostro en la base de su cuello y cerré los ojos, para intentar dormitar un rato más. Mi corazón se sentí algo intranquilo cuando recordé lo que me había dicho la noche anterior, de que tenía miedo de estar solo. Algo en mi interior desearía quitarle esa emoción, alcanzarla y arrebatársela del pecho. Pero, solo él podía quitársela de su interior. Me sorprendió sentir su mano sobre la mía, jalando mi brazo para que nuestros cuerpos se juntaran aún más.

-Hola, delegado – Dijo en un susurro.

- perdón, ¿te desperté? – Respondí en el mismo volumen.

- Si, pero sé que sueles despertar a esta hora – Hubo un breve silencio y pensé que había vuelto a dormirse, pero de la nada apretó la mano con la que sujetaba mi brazo.

- ¿Cómo te sientes? – Dije.

- No lo sé – Dijo en un suspiro – avergonzado, creo, por llorar, pero aliviado de ya no estar en esa celda – Se giró y yo retrocedí para poder quedar de frente uno con el otro, pero de la nada, sentí un dolor perforante en las costillas.

- ¡Auch! – Coloque mi mano en mi costado. El dolor me hizo sacar lágrimas, pues me moví de manera poco prevenida me había golpeado con mi propio codo. Justo en la herida de mis costillas.

- ¿Estas bien? ¿Qué sucede? – Suspire mientras las punzadas se hacían poco a poco menos intensas.

- Creo que... el curar mis heridas, era solo temporal – Respire más veces para desaparecer el dolor.

Castiel x Nathaniel: El misterio de un amor secreto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora