CAPÍTULO V

9.8K 506 26
                                    

En la clase de Cuidado de Criaturas Mágicas de ese día vieron a los Bowtruckles.

Cuando la profesora Grubbly- Plank hacía una pregunta, Hermione las respondía ganando puntos para Gryffindor. Malfoy estaba un tanto irritado, preguntándose el por qué de que ella tuviera que saberlo todo. Así que para molestar a ese trío se puso a hablar mal de Hagrid.

Horas después mientras Harry iba a cumplir su castigo con Umbridge, Hermione se dirigió a la biblioteca para hacer su tarea de Pociones, ya que no pudo hacerla por la noche porque se quedó con Harry y Ron, para luego llamarle la atención a los gemelos.

En cuanto encontró lo necesario para hacer su pergamino sobre las propiedades del Ópalo y sus usos en la fabricación de pociones, buscó una mesa algo alejada de las demás.

Cuando estaba a punto de acabar, pudo observar que unas cuantas mesas atrás se encontraban un rubio de Slytherin y una chica de Ravenclaw, a la que pudo reconocer por el uniforme.

El joven notaba que estaba siendo observado pero no le importó y siguió con lo suyo, notando cómo la chica soltaba un ligero suspiro mientras él se aprovechaba de eso labios que se encontraban a su merced. Hábilmente, metió su mano por debajo de la falda de la chica, acariciando sus muslos al tiempo que la besaba. Ambos se alejaron con las respiraciones jadeantes y Draco vio que la chica tenía los ojos cerrados y los labios hinchados.

Le encantaba ver el efecto que ocasionaba en las mujeres.

Sin esperar a que ella recuperara el aliento la volvió a besar apasionadamente, se desataba una batalla de lenguas, la cual obviamente ganó Draco con mucha destreza.

Hermione retiró la mirada, ruborizada por ser testigo de aquel derroche de pasión y lujuria. Escuchó su nombre y los pasos de alguien que se acercaba.

—Te estaba buscando. —Le dijo Ernie, agitado. —Quería hablar contigo.

El rubio escuchó aquello, se separó rápidamente, volteó y vio a esa castaña sabelotodo.

—Sígueme. —Le susurró a su acompañante, tomo sus cosas y salió. Tenía que continuar con lo que había comenzado y Granger no iba a frustrar sus planes. La Ravenclaw lo siguió tratando de acomodar su ropa y su cabello.

Hermione los vio salir y se dio cuenta que esos ojos grises estaban llenos de lujuria.

— ¿Para qué me necesitas? —Preguntó, tratando de sonreír.

—Hoy empiezan las patrullas.... no sé si estas al tanto de eso. —Comentó un poco confundido por el silencio de la castaña al ver a aquella pareja.

—Claro, somos compañeros. —Aclaró, tratando de volver a su color normal.

—Te buscaba para saber a qué hora empezaremos. —Le continuó explicando Ernie

—Mmm... ¿Te parece si nos vemos a las 8 y 50 en el cuarto piso? —Sugirió la castaña intentando recordar el horario y el lugar de las patrullas.

—Está bien, entonces nos vemos más tarde. —Dijo el muchacho aliviado, pues su trabajo como prefecto era muy importante para él.

—Llegaré puntual. Por cierto, gracias por creer en Harry. —Comentó agradecida, rememorando lo que le había dicho Ernie a su amigo hace unas horas.

Terminó con su trabajo y se fue al Gran Comedor.

No podía sacarse esa escena de la cabeza. Mujeriego, arrogante, engreído, vaya que tenía una larga lista para calificar a Malfoy.

Ese día las patrullas fueron tranquilas, ayudando a los nuevos a llegar a sus salas comunes, y revisando los salones de cada piso y también las torres, ambos compañeros hablaban de las clases y los profesores.

Behind the walls of Hogwarts (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora