CAPÍTULO XVI

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Diciembre llegó con mucha nieve y los prefectos tuvieron más obligaciones cuando comenzaron a supervisar la decoración del castillo con motivo de la navidad, para ellos era muy duro con las travesuras de Peeves les tomaba más tiempo realizar su trabajo. Hermione tenía que escuchar las quejas de Ron, que Peeves era muy travieso, que los niños de primer curso eran malcriados, que Filch tenía cerebro de estiércol.

—Hermi ¿Por qué ya no tejes para los elfos? —Preguntó el pelirrojo al ver que su amiga no había cogido la lana por días.

—Porque tengo mucho trabajo, además es algo inútil si el único que recoge las prendas es Dobby, él es quien hace todo el trabajo en la torre y se está perjudicando por mi culpa. —Se pudo notar un poco de pena y culpabilidad en su voz.

— ¿Cómo lo supiste? —Harry se sintió culpable, él ya sabía eso.

—Eso no importa. —La castaña sabía que lo que pasaría si les decía que fue Malfoy. — ¿Tú lo sabías y no me dijiste nada?

— Yo lo siento, Hermione enserio no quería que te sintieras mal.

—Y por eso dejabas que tejiera como una tonta. —La joven bruja se paró y se fue dejando a sus dos amigos.

La primera patrulla del mes de Diciembre llegó, Draco sabía que el tiempo se le acababa, ya solo tenía una semana más y no deseaba perder.

El Slytherin tenía la manera para acercarse a ella. Con un asentimiento de cabeza como saludo ambos comenzaron su trabajo.

Draco sabía que hacer pero no sabía cómo comenzar.

—Granger te propongo algo. —El rubio tenía claras sus intenciones, tenía que ganar la apuesta sin caer en el intento.

— ¿Qué? —Lo miró como si el chico estuviera loco.

—Te propongo una tregua, creo que te has dado cuenta de lo que pasa, a veces peleamos, a veces nos ignoramos y a veces simplemente no sé qué nos pasa.

—Es cierto, yo no sé si hablarte o ignorarte. ¿Qué propones?

—Que empecemos de nuevo. —Ella le dio una mirada interrogante y él no sabía si estaba haciendo lo correcto. —Que seamos solo Draco y Hermione. —La castaña se estremeció al escuchar su nombre salir de los labios del ojigris.

— ¿A qué te refieres? —Hermione alzó una ceja.

—Que yo sea simplemente Draco, no el Slytherin, ni un Malfoy, ni un... sangre pura.—"Si mi padre se entera de esto me deshereda" —Y que tú seas simplemente Hermione, no Granger, no la Gryffindor, ni la amiga de Potter, ni una... hija de... muggles. Solo Hermione y Draco.

—Eh... wow... no esperaba que dijeras eso... ¡Por Merlín!... nunca te había imaginado diciendo eso. —Soltó un suspiro. —Pero tienes razón si hay algo que siempre nos pone en conflicto es eso, nuestros orígenes, nuestra casa, nuestros amigos, nuestros apellidos, nuestros mundos.

—Entonces... ¿Aceptas?

—Está bien, sé que si no llegamos a un acuerdo terminaremos lanzándonos maldiciones y Mcgonagall confía en mí y apuesto que Snape confía en ti. Y debemos demostrarle a Dumbledore que sí podemos llevarnos bien.

—Bueno... eh... soy Draco, Draco Malf... solo Draco. —Dijo y le extendió la mano.

—Yo soy Hermione, solo Hermione. —Y le tomó la mano, ambos sonrieron disimuladamente.

Para Granger, Draco era un enigma y quería tratar de comprenderlo. Ella nunca se podía quedar con la duda.

—Y... qué me cuentas.

Behind the walls of Hogwarts (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora