Un simple deseo, una simple atracción.
Son opuestos y son rivales.
Sentimientos ocultos y un futuro incierto.
Ellos son Draco Malfoy y Hermione Granger.
Un sangre pura y una sangre sucia.
¿Amantes o enemigos?
Solo ellos lo decidirán TRAS LOS MUROS D...
El sábado fue el partido de Ravenclaw versus Hufflepuff, por la noche Hermione fue a las patrullas con Malfoy, había aprendido a no tener expectativas sobre lo que sucedería con el rubio. Se saludaron y tras dos largas horas de silencio, comenzaron a hablar acerca de Umbridge.
—Mi padre dice que la edad le está afectando a Dumbledore por eso cree en las tonterías de Potter. —Dijo el ojigris con arrogancia.
—Dumbledore es el mejor mago del siglo. Y Harry no es ningún mentiroso. —Malfoy siempre tenía que arruinarlo todo.
—Potter se cree el centro del universo, desde que pisó Hogwarts ha querido llamar la atención. —Draco veía como la castaña se comenzaba a ruborizar de furia.
—Harry solo es una persona a la que le han pasado cosas malas, se cree que es él quien debe luchar con las fuerzas oscuras y la muerte de sus padres y de Cedric le pesan pero debe entender que ESTO es más fuerte que él.
— ¿Esto? ¿Qué es esto? —La miró confundido.
—Es quien mató a los padres de Harry, quien ha hecho daño a muchas personas, quien mató a Cedric y quien ha vuelto. —Ella lo miró fijamente. —Esto es Lord Voldemort y sus seguidores.
Hubo algo que cambió en la mirada del Slytherin ¿Miedo?
—Solamente eres otra tonta que cree en las locuras de Potter. ¿Qué pasa si fue él quien asesinó a Diggory?
—Harry no sería capaz. —Él la miró como diciendo "No me digas'' —Él es incapaz, fue Crouch quien convirtió la copa en un traslador y hechizó a Viktor para que pudiera asesinar a Cedric para que Harry tenga el camino libre, pero él y Cedric tocaron la copa y aparecieron en el cementerio donde Cedric Diggory murió. —Dijo recordando a su amigo azabache contando aquella historia.
—Y tú le crees, está loco mira cómo se comporta con Umbridge.
—Viktor me contó que estaba bajo la maldición Imperius.
—Y el gorila búlgaro también está loco.
— ¡Oye! No lo llames así.
— Entonces deja de defender a San Potter.
— Es la verdad Quien-tú-sabes ha vuelto y el Ministerio no lo quiere admitir por miedo, además tú deberías saber eso de primera mano al fin y al cabo tu padre es un mortífago.
—No digas eso de mi padre. —Su mirada se endureció, mientras la acorralaba contra la pared. —Tú no sabes nada, tu solo eres una...
Y no pudo decir más al sentir la respiración acelerada de Granger y ver sus ojos color chocolate de los cuales no pudo despegar la vista, sintió su pecho chocando con el de ella, el latir de su corazón, pudo percibir su dulce aroma, nada empalagoso, distinguió la vainilla y la canela que desprendía su cabello y su piel.
Hermione no podía apartar la mirada de ese par de ojos grises que la miraban fijamente, su aliento llegaba a su mejilla y le erizaba la piel. Su aroma era de menta y de algo que no alcanzó a percibir, se sonrojó al sentir los latidos desembocados del corazón de Draco.
Minutos, tal vez horas pudieron haber pasado pero ambos seguían viéndose a los ojos, sintiendo su respiración entrecortada y el latir de sus corazones.
Cuando Draco pudo apartar su mirada con el fin de alejarse, su vista se ubicó en los suaves labios de la Gryffindor. Sin darse cuenta ambos disfrutaban de esa cercanía y antes de que pudiera hacer algo de lo que se arrepentiría, Malfoy se alejó de ella sintiendo un vacío en el pecho cuando perdió el calor de la chica.
Hermione se encontraba demasiado acalorada, se dio aire con las manos y trató de caminar y olvidar lo sucedido. Caminaron un poco alejados extrañando el calor y el aroma del otro. La castaña vio su reloj. Faltaban cinco minutos para acabar, ella deseaba irse lo más rápido, estaba confundida y avergonzada.
—Creo... que... acabamos. —Ella no pudo ocultar su nerviosismo
—Eh... sí acabamos. Buenas noches. —Giró y se fue.
Cuando Hermione llegó al cuadro de la señora Gorda soltó un largo suspiro que había contenido durante mucho tiempo.
Mientras Draco se preguntaba muchas cosas. "Era el momento perfecto, ella estaba distraída, hubieras ganado la apuesta y todo se hubiera acabado." Se recriminaba lo mismo una y otra vez, pero hubo algo que lo hizo cambiar de opinión impidiendo que no acabara con esa locura a la cual había accedido por orgullo.
