CAPÍTULO XII

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Después de la cena Hermione, volvió a la torre de Gryffindor para avanzar sus deberes antes de comenzar su primera patrulla con Malfoy.

Hizo su pergamino de Pociones, vio la hora y guardó sus cosas y entro al baño, salió con una toalla en la cabeza y otra en el cuerpo. Cogió un abrigo, pantalones y botas de su baúl, y se vistió, secó su cabello y como faltaba poco tiempo se hizo una cola alta, cogió su varita y salió de su habitación. Encontró a Harry y Ron en la sala común y se acercó a despedirse.

— ¿Ya te vas, Herms?- Preguntó Harry.

—Sí, aunque no quisiera. —Hizo un mohín con los labios.

—Suerte Herms. Si el hurón te llega a hacer algo, nos avisas y nosotros le daremos una lección ¿verdad, Harry?

—Sí, además Hermione es muy valiente y te apuesto que ella sola podría con Malfoy, pero lo que dice Ron es cierto, nosotros te defendemos.

—Gracias chicos, ahora me voy porque no quiero que Malfoy comience a quejarse.

—Suerte Herms.- Le sonrió el pelirrojo.

—La necesitaré. —Y se dispuso a salir, aún tenía 15 minutos, pero quería llegar antes que Malfoy.

Cuando dio la vuelta para llegar a la puerta de la biblioteca, donde se iba a reunir con el rubio, vio a dos siluetas, ya que por la falta de luz no los podía reconocer, trató de no hacer ruido al caminar.

Cuando estuvo a una distancia prudente, se dio con la sorpresa que eran Cho Chang y Draco Malfoy. Él la besaba con lujuria, ella tenía la pared detrás, el chico le tocaba las piernas, la castaña sintió un retorcijón en el estómago, el beso se iba intensificando cada vez más y antes de seguir siendo espectadora, aclaró su garganta para poder hablar.

—Malfoy ya déjala respirar. —Automáticamente Draco se separó de Cho y ella al reconocer la voz de Hermione solo escondió la cabeza.

—Creí que llegarías tarde, me sorprendes Granger. —Le respondió Malfoy un tanto agitado pero trató de disimular su voz.

—Quien me sorprende es ella, parece una chica tan diferente pero ahora sé que en realidad es otra persona.

—Hermione... yo... —Cho la miraba con vergüenza.

—No necesito que digas nada, deberías estar en tu sala común. —Miró su reloj y continúo. —Hace 5 minutos se dio el toque de queda, por lo menos deberías estar en camino.

—Basta de seguir jugando a ser la prefecta perfecta, deja que se vaya. No es como si nunca te hubieras pasado el toque de queda.

— ¿Acaso dije que la iba a sancionar? Solo le estoy explicando las reglas, porque veo que se las ha olvidado. No dije que la iba a acusar con alguien, aunque se lo mereciera. —Cho seguía mirando al piso. —Y es mejor que se vaya.

—Vete. —Le dijo el rubio a la chica, ella lo miró y luego miró a Hermione.

—Hermione no... le... le... cuentes nada a... Harry por favor. —Cho ahora estaba frente a la Gryffindor.

—No le diré nada, es mi mejor amigo. —La miró directamente a los ojos. —Sin embargo, espero que dejes de darle esperanzas haciéndote a la víctima.

—Eso a ti no te debe importar, solo eres su amiga. —Cho la miró con rencor, y se fue, desapareciendo en la oscuridad del pasillo.

—Hipócrita. —Susurró por lo bajo, pero por el silencio del lugar, el rubio la pudo escuchar. —Segunda vez Malfoy, ¿no puedes controlar tus hormonas?

Behind the walls of Hogwarts (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora