CAPITULO XXXVI

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Hermione iba hacia la biblioteca, o a algún lugar donde no pueda escuchar las acusaciones de Harry.

- Señorita Granger...- La llamó una voz a sus espaldas.

- Profesor Snape, buenas tardes.- Se giró para saludarlo.

- No son horas de vestir esas fachas, la salida a Hogsmeade acabó hace horas.- Él la observó de pies a cabeza.

- Profesor, yo...

- No parece una prefecta...- La interrumpió.- Sin embargo tiene que cumplir su deber, Peeves está haciendo un desastre en el quinto piso, vaya y soluciónelo.- La miró con severidad.- Usted sabrá cómo hacerlo.- Y se fue.

- Que día tan maravilloso.- Dijo con ironía y comenzó a caminar.

En cuanto llegó al lugar indicado, no vio ni un rastro de Peeves. Sin embargo sus pasos la llevaron hacia el baño de prefectos, no vio nada fuera de lo común, pero cuando iba a dar la vuelta, escuchó un fuerte estruendo. Oyó un gruñido junto al sonido de vidrios cayendo al suelo.

Se apresuró a abrir la puerta y lo primero que sus ojos pudieron ver fue una ya conocida cabellera rubia. Evaluó la escena, el Slytherin estaba vestido de negro, pero desarreglado y con el cabello revuelto y el espejo que debería estar frente a él estaba destruido.

- Draco.- Susurró, mientras se acercaba al joven que estaba arrodillado en el suelo, rodeado de vidrios rotos.

El ojigris escuchó pasos detrás de él, pero no volteó, no tenía ni fuerzas ni ganas de hacerlo.

- ¿Estás bien?- Le preguntó con voz suave. Pero él solo se limitó a mirarla. Con calma lo ayudó a levantarse. A pesar de que Draco tenía las pálidas manos ensangrentadas, ella lo tomó de las manos sin importarle su propio miedo a aquel liquido escarlata.

- Granger, no es... necesario que...

- Shhh.- Lo llevó hacia el borde de la bañera y sacó su varita. Cogió su mano derecha y pronunció algunos hechizos. Mientras lo hacía, él la miraba atentamente, quería detenerla y no alcanzó a reaccionar hasta que Hermione cogió su mano izquierda, por lo que se soltó de su agarre.- Draco, si no me dejas hacerlo se infectará, en la otra mano habían pequeños fragmentos de vidrio. Así que hazlo por las buenas, o si no te dejaré inconsciente y te llevaré levitando a la enfermería.- El chico vio la determinación en sus ojos, además sus fuerzas eran escasas y la euforia había desaparecido, por lo que se dejó hacer.- Creo que necesitaremos vendas... deberemos ir a la enfermería de todos modos.

- No, allí no. Iré a mi habitación y...- Él hizo un ademán de levantarse.

- Ni se te ocurra Draco Malfoy.- Lo detuvo.- No pienses que te voy a dejar ir así.- Su voz tenía una nota de advertencia.

- No voy a ir a la enfermería, no quiero.

- Era solo una sugerencia...- Caminó hacia el lugar donde estaban los vidrios rotos.- Reparo.- El espejo quedó como nuevo. Apuntó hacía las manchas de sangre en el suelo.- Fregotego.

- No entiendo, porque haces esto.- Le dijo mientras ella volvía hacia él.

- No trates de entenderlo, yo no lo hago.- Guardó su varita.- Aquí no ha pasado nada.- Suspiró.- Vámonos.- Comenzó a caminar hacia la puerta.

- Granger...- Draco no se movió.

- No me hagas repetirlo Malfoy.- Retomó el paso y esta vez Draco si la siguió.

Behind the walls of Hogwarts (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora