Esas fueron las mejores vacaciones de su vida, estaban seguros que ninguna otra persona seria capaz de darles esas memorias. En esos días, habían compartido tantas cosas, se habían regalado miradas, sonrisas, besos, abrazos y palabras llenas de sentimientos, se habían regalado momentos inolvidables.
Habían patinado juntos, habían visto las estrellas, habían dormido juntos sintiendo el calor del otro, habían compartido anécdotas y muchos secretos.
Draco le enseñó a Hermione Oclumancia, y ella le enseñó algunos hechizos, entre estos le enseñó como conjurar un Patronus, hechizo que se le hacía muy difícil a Draco.
La primera noche que durmieron en la sala de menesteres, el joven le entregó su regalo de navidad: Un hermoso collar con cristales rojos. Hermione se negó a aceptarlo, era demasiado para ella, pero Malfoy usó sus encantos para convencerla.
Ella le entregó su regalo, la chica estuvo en lo correcto cuando se imaginó a Draco con la prenda, pues esta resaltaba sus ojos grises. Cuando el rubio abrió el regalo, en uno de los bolsillos del saco había un pedazo de pergamino en donde se podía leer: "Tu aroma es mi amortentia."
Cada día, para pesar de ambos, se pasaba volando tal cual una snitch, sus compañeros volvieron al colegio y con esto ambos tuvieron que alejarse un poco. Volvieron a la rutina y el único momento que tenían juntos era durante sus patrullas, la Gryffindor estaba pendiente de él, si comía o si dormía bien, de vez en cuando lo ayudaba con sus deberes mientras él se dedicaba a buscar alguna solución para su "misión", el tiempo se acababa ambos eran conscientes de ese hecho y Hermione temía que su novio tomara una decisión apresurada.
Febrero estaba a punto de acabar, su tiempo juntos estaba contado, se iniciaba una cuenta regresiva para ambos.
Draco buscaba alguna solución, cada vez le daba más excusas a su tía para justificar su retraso, pero valoraba cada uno de los momentos que pasaba con la castaña.
Cuando menos lo esperaba, una idea acudió a su mente. Corría el riesgo pero tal vez...
...
Una joven pelirroja caminaba por los pasillos de Hogwarts, era un poco tarde y el toque de queda estaba cerca, no quería ser castigada ya había tenido suficiente mala suerte durante el día. Estaba cerca al quinto piso cuando escuchó unas risas provenientes una de las aulas. Se acercó a ver por la pequeña abertura de la puerta y estuvo a punto de caer de espaldas ante la imagen que tenía frente a sus ojos.
Pansy Parkinson se estaba besando con Blaise Zabini, el moreno tenía el torso desnudo y la chica estaba sentada sobre una mesa, se besaban con desesperación, como si no hubiera mañana.
- Vamos preciosa. Dame todo lo que tienes.- Le susurró Zabini con la respiración agitada. Mientras la acariciaba.
Ginny se cubrió la boca con las manos para acallar un sollozo, retrocedió lentamente y luego corrió tratando de huir de la escena pero esta seguía clavada en su mente.
Maldijo al Slytherin una y mil veces, pero no podía hacer nada, en parte era culpa suya. Ella lo había rechazado, lo alejó por despecho, era cierto lo que el joven la había dicho meses atrás, ella estaba jugando con él y no era justo. Pero tampoco era justo que Zabini a la primera de cambio corriera bajo las faldas de Pansy Parkinson, era un mujeriego eso era innegable, era orgulloso y presumido, una Slytherin por donde lo mires. Hizo lo que hizo por orgullo, ella lo sabía, Blaise Zabini jugó el mismo juego y Ginny Weasley había perdido.
No lloró, ella no era de las chicas que lloraban sobre la leche derramada, lo hecho, hecho estaba y trataría de ponerle punto final a su historia con Blaise Zabini, estaba segura que lograría cerrar ese capítulo.
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Behind the walls of Hogwarts (En edición)
FanfictionUn simple deseo, una simple atracción. Son opuestos y son rivales. Sentimientos ocultos y un futuro incierto. Ellos son Draco Malfoy y Hermione Granger. Un sangre pura y una sangre sucia. ¿Amantes o enemigos? Solo ellos lo decidirán TRAS LOS MUROS D...