II

461 25 2
                                    

12 años después
Sheilak pov:
Parecía un día como otro cualquiera, yo me desperté temprano para entrenar por mi cuenta, antes de que el maestro Luke llegara. Estuve entrenando con mi sable de color blanco, era de los más raros. Cuando encontré el cristal Luke me dijo que era el primero que había visto.
Después de practicar con mi sable, decidí hacer un poco de meditación, necesitaba un poco de paz. Había pasado varias noches teniendo la misma pesadilla. Un ataque de un encapuchado nos atacaba a todos, matando a toda persona que estaba en su camino, formando un río de sangre por donde pasaba. Cuando el encapuchado venía hacia a mí y me atacaba con su sable de color rojo me despertaba.

Mientras meditaba, escuchaba voces a los lejos y vi que era el maestro Luke hablando con su sobrino Ben, que estaba muy enfadado. Quise no ponerle atención, pero los gritos del joven Ben me sacaba de mi meditación. Ya que no podía meditar, decidí ir hacia ellos. Los gritos cada vez eran más fuertes.   -Tío necesito hacerme más fuerte, con su entrenamiento no saco todo el rendimiento a mi potencial,estoy desperdiciando mi tiempo -dijo Ben muy enfadado.                                                                     -Ben no puedes ser tan obsesivo, estas avanzando muy rápido y seguro que pronto te convertirás en maestro Jedi y lucharas para mantener el equilibrio de la galaxia -le dijo Luke.                                                  -Contigo no puedo aprender más, me siento débil en este bando.                                                            
-Ben no deberías de decir eso. Gracias al maestro Luke, están surgiendo la nueva generación de los Jedi- le dije a Ben,                                                               -Pues yo creo que no estamos preparados, si ahora mismo nos atacasen, ninguno sobreviviría- me dijo Ben mientras me miraba fijamente.                               -En eso te equivocas, no sabes lo que estas diciendo –en ese instante me lanzó con la fuerza lejos de allí. Luke se acercó a donde estaba.                                       –¡Ben pero que has echo!

En ese instante se fue del lugar dejándome a mi en el suelo y a su tio con el corazón roto.
-Tranquilo maestro estoy bien -le dije mientras me levantaba.
-Ve con los demás, yo me ocuparé de Ben -dijo Luke.
Empezó el entrenamiento y Ben llegó enfadado, además notaba que algo le perturbaba.

Pasaban los días y el comportamiento de Ben fue a peor. Se mostraba muy recio con el resto de padawans. A la hora de entrenar en combate, Ben quería ganar siempre y si no lo conseguía, hacía trampas para ganar. Desobedecía las órdenes del maestro Luke y de su madre Leia.
-Luke, no se que puedo hacer con Ben, lleva mucho tiempo mostrándose muy rebelde...al principio creo que era por la edad...pero ahora veo que no...-dijo Leía muy preocupada.
-Lo se...en mis clases se ha peleado con todo el mundo...me encantaría que fuera como la joven padawan Sheilak Anthane, es igual a su tatarabuelo Qui-Gon Jinn, tengo miedo de su comportamiento cuando se entere de que Sheilak va a ser maestra... -dijo Luke.
-Esperemos que no se lo tome a mal...

Al día siguiente Luke llamó a todos los jóvenes padawans para decir lo del nuevo maestro a sus aprendices.
-Jóvenes padawans, me ha costado decidirlo, pero ya sé quién va a ser vuestro nuevo maestro. Es uno de los alumnos más aventajados y el más preparado...bueno el nuevo maestro es...-pero en ese instante Ben habló.
-Tío todos saben que yo seré el nuevo maestro, he conseguido vencer a todos los alumnos, yo soy el más fuerte y el más preparado para el cargo -dijo Ben mientras se acercaba a su tío.
-Siento que te equivocas Ben, tu no eres el nuevo maestro -dijo Luke.
-¡¿Como?!-gritó Ben.
-El nuevo maestro es la joven Sheilak.
Yo me quede sin palabras y apenas pude reaccionar. No se como decidió el maestro Luke convertirme en maestra, aun me falta mucho por aprender.
Ben se fue muy enfadado hacia el bosque, quise ir tras él, pero el maestro Luke me lo impidió.
-Sheilak déjalo ir, esta resentido y aun le queda mucho por aprender para ser un gran maestro Jedi -dijo Luke mientras me ponía la mano en el hombro.
-Maestro-me giró hacia él- ¿como es que me has elegido como la nueva maestra Jedi? -le preguntó.
-Eres mi mejor alumna y la más aplicada. Sabes controlar tus sentimientos. Eres una gran luchadora, tanto en cuerpo a cuerpo, con el sable láser y con la fuerza.
-Pero maestro Luke, aun me queda mucho por aprender, no estoy lista.
-Querida padawan, un Jedi siempre está aprendiendo.

Después de lo sucedido decidí irme cerca de la pequeña cascada para meditar un poco. Aún no me creía de que era la nueva maestra Jedi y me sentía muy responsable, tenía mucho miedo de fallar. Intente relajarme un poco para poder meditar y estar un poco tranquila.                                                   El ruido del agua, junto al canto de los pájaros me ayudaba a concentrarme y relajarme, pero cuando más concentraba estaba, tuve una visión donde veía a otro Jedi siendo atacado por un Sith, abrí los ojos y no sabía si aquello era cierto o me lo había imaginado
Pero si creí que me había imaginado aquel joven Jedi peleando contra un Sith, de repente empecé a escuchar una voz que me llamaba. Me tapé los oídos pensando de que me había vuelto loca, lo de ser maestra Jedi me estaba causando serios problemas.                           
-Sheilak...Sheilak ven hacia el bosque- seguía diciendo la voz. -No puede ser –me tape los oídos mientras corría inconscientemente  al bosque- es mi imaginación. -No es tu imaginación, me llamo Qui-Gon Jinn, soy tu bisabuelo y quiero ayudarte –dijo la voz.
-Si lo eres muéstrate ante mí, sé que los Jedi al morir se convierte en uno con la fuerza y su espíritu vive- dije confundida.                                                                   –Siento desilusionarte, pero cuando me mató Darth Maul, no había completado mi entrenamiento para entrar en comunión total con la fuerza. Pero te puedo demostrar que soy Qui-Gon. Cuando era un joven padawan, tuve una pelea con mi maestro y decidí emborracharme. Fue entonces cuando conocí a tu tatarabuela. El efecto del alcohol hizo que rompiera con el código Jedi. A la mañana huí del ahí y se lo explique mi maestro. Él me perdono y me prometió que nadie sabría lo que había ocurrido, hasta que me entere que estaba embarazada. Quise hacerme cargo del hijo o por lo menos ayudarla en que tuviera una buena vida, pero ella se negó. No quiso arruinar mi vida. Pasaron los años y yo no sabía nada de mi hijo, hasta que vi a la madre de mi hijo, que rehízo su vida con otro hombre y al menos eso me alegro, de que mi hijo tuviera un padre. Al morir, Obi-Wan Kenobi, le regalo un collar con el símbolo de la República, piezas de mi sable laser y una de mis capas a la familia para que  tuvieran algo de mí. Pero esa familia no quería saber nada de los Jedi, se negaron en rotundo en dejar que sus hijos se fueran para que se convirtieran en caballeros Jedi. Hasta que llegaste tú. ¿Me equivoco?- me dijo Qui-Gon.

Cuando terminó de hablar recordé lo que me dijo mi madre cuando tenía 6 años. También recordé lo que ponía la carta. Todo aquello era cierto. -¿Tú fuiste el que me dijo que subiera al desván cuando perdí a mi madre no? –le pregunté.
-Exacto, fui yo.

Los últimos maestros JediDonde viven las historias. Descúbrelo ahora