III

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Sheilak POV:
-Entonces...¿por qué no me has vuelto hablar desde que era pequeña? -pregunte sin saber a donde miraba.
-Al no estar tan unido con la fuerza, mi voz es lo único que puede estar presente mucho tiempo sin que estés preparada. Necesito que vayas al planeta Dogobah y entres en comunión con Yoda. Él te ayudará con el resto de tu entrenamiento -me respondió.
-Pero no puedo abandonar ahora al maestro Luke. Ahora soy maestra Jedi y tengo que ayudar a guiar a la próxima generación de caballeros Jedi para recuperar el equilibrio de la galaxia.
-Cuando estés lista, irás. No dependerá de ti, si no la fuerza que siempre te acompañará. Úsala siempre para el bien y nunca para mal, te llevará hacia el lado oscuro y no quiero te pase igual que al joven Anakin.
-De acuerdo...y debo de irme de nuevo al campamento base. Nos vemos pronto maestro      Qui-Gon.
-Adiós mi pequeña maestra.
Al terminar de hablar, sentí algo extraño dentro de mi, mucho dolor que se iba haciendo más rápido y no podía aguantar. Parecía que habían acabado con la vida de muchas personas en muy poco tiempo.
Algo grave estaba pasando en el campamento.
Fui corriendo lo más rápido que pude y vi como Ben estaba matando a todos los padawans. El maestro Luke se enfrentó a él pero cayó al suelo derrotado.
Cuando iba a darle el último golpe corrí hacia a él y lo empujé con la fuerza lejos del maestro.
-Maestro Luke, ¿se encuentra bien?, ¿que está pasando? -pregunte alarmada.
-Ahora mismo no tienes que preocuparte por mi, hay que frenar a Ben. Esta matando a todo el que se le cruce por medio.
Me giré cuando lo vi levantarse y fui a enfrentarme a un duelo con el.
Los movimientos eran muy rápidos. Parecía que ninguno de los dos iba a fallar en ningún momento.
-Mira si es la nueva maestra, es hora de que yo ocupe tu lugar -dijo Ben mientras empuñaba su láser y lo empujaba hacia el mío.
-Ben apta de una vez, el lado oscuro te estar atormentando. Tu no eres así.
-Vosotros me habéis echo así, mi ansias de tener más poder no lo voy a conseguir siendo un triste caballero Jedi. Quiero ser algo más. Quiero ser el emperador de la galaxia -y al terminar de hablar me empujo con la fuerza contra un árbol.
Mis hermanos aparecieron para ayudarme. Pero del cielo empezó a bajar una nave de la Primera Orden con soldados de asalto.
Varios soldados y mis hermanos empezaron a luchar uno contra otros.
En ese momento el maestro Luke vino hacia a mi corriendo.
-Debes de huir de aquí, los Sith están matando a todos los Jedi. No quieren que se recuperen los tiempos de la República. Coge una de las naves y huye al planeta Dogobah.
-No quiero huir maestro -me levante- quiero quedarme y luchar.
-Como tu maestro te ordeno de que te vayas hacia Dagobah y termines allí tu entrenamiento. Yoda te ayudará. Que la fuerza te acompañe mi joven maestra.
No podía desobedecer a mi maestro, así que con lo que llevaba puesto decidí ir en busca de una nave y salir huyendo.
Encontré una pequeña nave cerca de la sala de control. Utilizando los poderes de la fuerza, conseguí la nave haciéndome inviable y poder huir.
En el vuelo noté como me disparaban, pero gracias a mis hermanos me enseñaron a pilotar bien. Ahora no sabré jamás si sobrevivieron a este ataque o acabaron con ellos.
Con los ojos llenos de lágrimas conseguí huir poniendo rumbo a Dagobah.

El viaje había sido muy agotador, los soldado de asalto no dejaron de perseguirme casi en todo el trayecto del viaje. Intente concentrarme en la fuerza y derribar las naves que venían tras de mí. No sé cómo conseguí derribar las naves que venían persiguiéndome, enviaba rocas para que perdieran estabilidad y se cayeran, rompía alguna de las alas todo me parecía poco hasta que me libre de ellas, o eso pensaba. Cuando estaba llegando a Dagobah, un disparó me dio de lleno y la nave se precipito hacia el planeta, teniendo un aterrizaje que terminó destrozando por completo la nave. No me creí que había salido con vida. Lo único que recuerdo es salir de la nave y derrumbarme inconsciente a los pocos metros de lo que quedaba de la nave.

Cuando se desperté vi que estaba dentro de una especie de cueva, hecha con grandes raíces verdes. Estaba tumbada en una cama de flores y cubierta por una manta de hojas.                             
-Dónde estoy? –pregunté sin ver a nadie. -Ahora estas a salvo joven, has sufrido un aparatoso accidente y llevas 5 días inconsciente. Será mejor que te tumbes y re relajes un poco –dijo una joven de color verde y de baja estatura.
-¿Quién eres tú?      -Me llamo Apkua y soy la sacerdotisa de este planeta. Me encargo de curar a los viajeros que se pierden y ayudarlos en su viaje de nuevo –me dijo con una voz tranquilizadora.      
-Necesito hablar con el maestro Yoda, Qui-Gon me dijo que él estaba aquí –dije mientras me levantaba pero me maree.                                                                    -Tranquila, cuando estés recuperada, verás al maestro Yoda, ahora debes de descansar un poco. Al tumbarme de nuevo en la cama, me dio un brebaje y me quede dormida enseguida.
Pasaron unos días y Apkua me ayudó mucho en mi recuperación. Gracias a ella me estaba recuperando y mientras me explicaba cómo es Dagobah.
Todo el planeta es una gran selva, llena de muchos árboles, pantanos, lagos, cuevas y sobre todo vegetación por todas partes. Todo era vida.
Era un lugar muy tranquilo, libre de tecnología y solo se escuchaba los animales y el ruido del agua cuando llovía.

Una de las noches volví a tener la misma pesadilla. Yo me había estrellado  en un planeta lleno de nieve, pero llevaba el pelo más largo y era algo mayor.
Hace mucho frío lo puedo sentir perfectamente y el viento empieza a mover la nieve del suelo. Me dirijo hacia un bosque donde hay un claro. Allí veo a dos hombres luchar con sables láser. Distingo que uno es un Jedi al quitarse la capa y lanzarla al suelo. Es un hombre alto, con barba y el pelo un poco largo de color caoba, con los ojos azules. El contrario es un Sith, su sable es de color rojo. Cuando consigue derribarlo al suelo, él se vuelve para coger su capa, me ve entre la maleza, viene hacia a mi y entonces el Sith se levanta va atacarlo por la espalda, quiero ayudarle...despierto.
-¡No! -grito alterada.
-Sheilak, que ocurre ¿estas bien?-me pregunta Apkua.
-Es...es...una pesadilla...ya he vuelto a soñar antes lo mismo, pero no tan claro -cuento mientras intento relajar la respiración.
-Tranquila es un sueño.
-No puedo estar tranquila Apkua...ya he tenido varios sueños que se han cumplidos cuando lo he soñado varías veces...tengo miedo de es hombre que no pueda salvarlo...-me puse a llorar.
Apkua me puso las manos en la cara y me dijo que se  lo contara.

Se quedó un rato pensando en mi sueño y me dijo que en planeta donde ocurría era Hoth.
-Tengo que ir ayudarle...no se quien es pero es un Jedi.
-Ahora mismo no puedes Sheilak, debes de finalizar tu entrenamiento con Yoda y entonces podrás ir. Lo siento mucho pero es así. Además en el sueño dices que tienes el pelo largo y te ves más mayor. Puede que tu premonición sea futura.
-Puede ser...no lo había pensado así.
-Mira hacemos un trato, si vuelves a tener ese mismo sueño, te iras ayudarle, pero mientras te quedarás en Dagobah. Eres uno de los últimos maestros Jedi que quedan.
-De acuerdo y gracias Apkua por escucharme.
-De nada y ahora será mejor que duermas, mañana empieza tu entrenamiento con Yoda.

Los últimos maestros JediDonde viven las historias. Descúbrelo ahora