Capítulo 82

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Estaba sentada en una banca de la estación del tren, junto a mi estaba Dutty, tenía una pequeña maleta a mi lado donde había metido un poco de ropa y lo poco que me quedaba de mis ahorros después de haber comprado un pasaje a Palermo, el abuelo me había contado que ahí era donde mamá y papá se habían casado

Hacía frio y parecía que en cualquier momento empezaría a llover, pero nada de eso me importaba, lo único que quería era llegar al lugar donde mis padres prometieron amarse para siempre. Estuve sentada en la banca durante 15 minutos hasta que llego el tren, tome mis cosas y subí, me senté junto a la ventana, me gustaba observar el paisaje mientras viajaba, esta era la primera vez que lo haría sola

– ¿A dónde irá esta pequeñuela? – Pregunto alguien tomando asiento a mi lado, yo voltee a verlo asustada, era mi abuelo – Espero que no estés huyendo

Eso era exactamente lo que estaba haciendo, hoy en la mañana mamá y papá habían discutido, sus peleas eran cada vez más frecuentes y esconderme debajo de mi cama ya no bastaba, seguía escuchando sus gritos

– ¿Puedo acompañarte en este viaje? – No sabía que decir así que solo me quede en silencio – Sé que esto es difícil, pero huir no soluciona los problemas que tenemos. Eres muy pequeña para entenderlo, pero yo estoy aquí para ayudarte a hacerlo – Lo mire sin comprender – La vida no es fácil, pero dime... ¿qué cosa que valga la pena lo es? – Sonrió – Hay ocasiones que creemos que nuestros problemas no tienen solución, pero si te detienes un segundo y miras a tu alrededor verás que hay personas con problemas peores

Para mi nada podía ser peor que ver a mis padres discutir a todas horas

– Cuando era pequeño mis padres fallecieron – Dijo con tristeza

– ¿Tú también tenías papás? – Pregunte sorprendida

– Todos tenemos padres – Dijo con una sonrisa – Algunos tienen suerte de tenerlos a su lado un largo tiempo, pero otros... como yo, solo pueden disfrutarlos un poco. Lo que quiero decirte – Dijo mirándome de frente – Es que no vas a perder a tus padres pequeñuela, todo esto se va a solucionar – Acaricio mi mejilla suavemente – Te lo prometo, pero tú tienes que prometerme que nunca más volverás a escapar – Asentí poco convencida

Después de esa charla viajamos hasta Palermo, ahí el abuelo me llevo a ver la iglesia donde mamá y papá se habían casado, resulta que ellos se amaban, pero los abuelos no estaban de acuerdo en esa relación así que ellos se escaparon y decidieron unirse para que nadie pudiera separarlos, al final funciono ya que los abuelos terminaron aceptándolo. Jamás le dije lo mucho que ese pequeño viaje me ayudo para comprender lo que estaba sucediendo con mi familia, él era el único que me hablaba de frente y que no me trataba como una niñita, él sabía que yo era perfectamente capaz de comprender lo que sucedía a mi alrededor y siempre se lo agradecí, no tengo ni idea de qué haré ahora sin el

¿Quién me ayudaría a comprender el mundo? ¿Cómo voy a seguir sin él, sin sus consejos, sin sus abrazos?

Desperté aún con la imagen de ese viaje a Palermo, y con sus palabras retumbando en mi cabeza, una lágrima volvió a mojar mi mejilla. Afuera llovía con fuerza, pero no había rayos, mire a mi lado y vi a Gastón durmiendo, me tenía envuelta entre sus brazos, lo observe en silencio admirando la tranquilidad con la que dormía, como si este lugar fuera el mejor del mundo, acaricie su mejilla suavemente tratando de no despertarlo, él no tenía ni idea de lo mucho que le agradecía que estuviera ahí apoyándome en este momento

Deshice su agarre con mucho cuidado hasta quedar libre, me puse de pie y caminé hacia la puerta, necesitaba aire, necesitaba salir de aquí, necesitaba estar sola y sacar todo lo que llevaba dentro sin que nadie me lo impidiera, salí de la habitación con cuidado y en silencio salí del edificio. Sólo había un lugar en todo el campus a donde me podía dirigir para estar sola

Recorrí el camino de memoria y llegue hasta el árbol a donde siempre venía cuando necesitaba pensar, la lluvia seguía igual de fuerte, pero no me importo. Tome asiento y deje que la lluvia me empapara, miles de recuerdos del abuelo llegaron uno tras otro a mi mente, permití que las lágrimas fluyeran libremente, coloque mis manos alrededor de mis rodillas y las abrace con fuerza, me sentía triste, dolida y a la vez molesta, frustrada por no haberlo podido ayudar

Mire al cielo, las nubes ocultaban las estrellas, así como el dolor ocultaba todo a mi alrededor, sentía que cada vez avanzaba más comiéndose todo a su paso, odiaba sentirme así, pero no encontraba la salida, estaba perdida y asustada, ni siquiera cuando escape de casa me sentí tan asustada

Sentí un poco de dolor en mi mano derecha, agache la vista y note que la venda tenía algo de sangre, había roto el espejo del baño con un golpe cuando los chicos me dejaron sola, el dolor que sentí en mi mano me ayudo a olvidarme un poco del dolor que sentía en el pecho, pero ahora eso ya no era suficiente. Me sentía sola, más sola que nunca, estaba en un país que no era el mío, en una ciudad que jamás imagine conocer, en una escuela que no era la mía, tenía a mis amigos, pero aun así estaba sola. Cerré los ojos deseando poder estar en Argentina con mi familia

De repente sentí la presencia de alguien más en el lugar, quería estar sola, así que lo ignore, no era necesario abrir los ojos para saber quién era. Gastón se acercó cuidadosamente, tomo asiento a mi lado y me permitió continuar con mis pensamientos, solo me acompaño en silencio y yo se lo agradecí enormemente, sentía que si abría la boca para decir algo no podría hacerlo porque rompería en llanto y no podría detenerme nunca, por eso es que no he hablado con nadie desde que mamá me dio la noticia

Continúe con mis pensamientos, recordando las miles de aventuras que viví con mi abuelo, él siempre estuvo a mi lado, en las buenas, en las malas y en las peores, siempre estuvo para mí y yo no fui capaz de estar junto a él, me sentía una basura. Gastón se acercó a mí y me envolvió entre sus brazos estrechándome fuertemente en un cálido abrazo, yo solo escondí mi rostro en su pecho mientras las lágrimas volvían

Como decía Marc Levy "Los padres envejecen hasta cierta edad en la que su imagen se nos fija en la memoria. Basta cerrar los ojos y pensar en ellos para verlos por siempre tal y como eran, como si el amor que sentimos por ellos tuviera el poder de detener el tiempo" Así es como yo recordaría al abuelo, con esa enorme y brillante sonrisa en su rostro que podía hacer que incluso en los días grises saliera un arcoíris, él siempre será mi arcoíris


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Devuélveme el corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora