Capítulo 110

994 53 14
                                    


Gastón

La seguí en silencio, después de verla salir no dude ni un segundo en ir tras ella, no me importo dejar a Marcia a la mitad del baile, de seguro se las arreglaría para encontrar a alguien más. Caminé tras ella en silencio hasta que comprendí a donde se dirigía, llegamos a ese lugar poco transitado lejos de las luces del campus, ese espacio con una vista hermosa hacia las estrellas

Una vez que llego al árbol se detuvo, se quitó sus zapatos sintiendo el pasto en sus pies y contemplo las estrellas, fui cauteloso al acercarme ya que no quería arruinar el momento, mis manos comenzaron a sudar y mi pulso se aceleró, odiaba el hecho de que tuviera que marcharse, pero sabía que Matteo tenía razón, sino hacia algo ahora la perdería para siempre

– ¿Cuánto tiempo más seguirás huyendo de mí? – Ella se quedó quieta unos segundos y después volteo a mirarme

– Gastón, yo no... – Estaba nerviosa, como yo – Solo... necesitaba despedirme de este lugar

– ¿Y de mí no te vas a despedir? – Me miro sorprendida, no esperaba que le hiciera esa pregunta

Me acerque un poco más hasta quedar frente a ella, no dije nada, solo la contemple en silencio intentando guardar su rostro en mi memoria mientras acariciaba su brazo hasta llegar a su mano donde entrelace nuestros dedos

– Lo siento – Vi como sus ojos comenzaban a cristalizarse – Sé que lo que hice estuvo mal, no debí haberte mentido y dejar que te ilusionaras, pero en verdad tenía miedo – Una lágrima escapo de sus ojos – Te amo y no quiero perderte, pero este es mi sueño y me gustaría...

No deje que continuara, no tenía sentido que siguiera hablando. En un rápido movimiento la acorrale entre el tronco del árbol y mi cuerpo, mis labios atraparon los suyos en un beso desesperado, la había extrañado y no tenía planeado dejarla huir de nuevo. Uno de mis brazos se enredó en su cintura alzándola un poco para besarla mejor mientras con mi otra mano la tomaba del cuello impidiéndole alejarse, ella coloco sus manos en mi cuello parándose de puntitas, amaba tenerla así, sentirla así, sería difícil tenerla lejos, pero al menos sabía que era mía, continuamos besándonos hasta quedar sin aliento, me aleje un poco haciendo que mi nariz rozara la suya

– Esté donde esté y vaya a donde vaya... – Sonreí recordando sus palabras – Siempre te amaré

Ella acaricio mi rostro con una hermosa sonrisa pintada en el rostro, no hacía falta decir nada más, este momento era perfecto. Cubrí su pequeña mano con la mía, mientras la mano que descansaba en su cintura la atraía a mi pecho, sonreí sin dejar de mirarla y comencé a balancear nuestros cuerpos al ritmo de una música imaginaria, ella sonrió y se aferró a mi mientras nos hacía girar cada vez más rápido

– Te amo – Dije una vez que dejamos de dar vueltas

– No más que yo – Sonrió acariciando mi rostro lentamente

Sería difícil vivir lejos de ella, sin poder besarla, abrazarla o incluso solo tomar su mano, pero por ahora podíamos imaginar que el mundo era nuestro solo por esta noche. Acaricie su mejilla y me acerque para besarla, ella se escapó de mis brazos y salió corriendo, la mire confundido y ella me sonrió divertida, conforme me acercaba ella se alejaba, sonreí y me puse a perseguirla, corrimos alrededor del árbol en medio de risas y cuando la atrape la tome de la cintura pegando su espalda a mi pecho, la alce y comencé a hacerla girar por los aires mientras ella echaba la cabeza atrás y reía sin parar

Estuvimos un buen rato platicando sobre cualquier cosa, nos recostamos sobre el pasto en sentidos opuestos, ella tenía la cabeza apoyada en mi pecho al igual que yo de forma que nuestros rostros estaban muy cerca, solo bastaba con girarnos un poco para poder besarnos, nunca antes había deseado tanto que la noche durara por siempre, ella parecía sentir lo mismo, contemplamos las estrellas en silencio

Devuélveme el corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora