Capítulo 84

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Abrí los ojos lentamente deseando no hacerlo, gire sobre la cama y Gastón ya no estaba, tome asiento y comencé a buscarlo con la mirada, ¿a dónde había ido? Me puse de pie para buscarlo y entonces note un pequeño sobre blanco junto a la almohada, volví a sentarme y leí la nota

Buenos días pequeña.

Espero volver antes de que despiertes para que no sea necesario que leas esta nota, pero si despiertas y no me encuentras no te asustes, el viaje a Argentina sigue en pie.

Salí a arreglar algunos asuntos y por algo de comer, volveré pronto.

PD: Espero que te sientas mejor.

PD2: Perdona mi fea letra.

Gastón P.

Sonreí levemente, no sé qué haría sin él a mi lado, lo más probable es que me hubiese quedado metida en mi cama llorando sin parar lamentando la muerte del abuelo, aún me dolía, pero sabía que no estaba tan sola como creía

– ¡Hola, buenos días! – Dijo Luna entrando a la habitación con Yam y Jazmín – ¿Cómo amaneciste el día de hoy? Espero que bien, porque afuera es un día hermoso. El sol brilla, las aves cantan...

– ¿No crees que estas exagerando? – Pregunto Jazmín – Yo salí hace rato y no escuche a las aves cantar

– Jazmín... – Dijo Yam mirándola con una sonrisa

– Bueno... – Dijo Luna con una sonrisa – Quizá exagere un poco. Pero el punto aquí es que hoy es un hermoso día

Sonreí levemente ante sus locuras

– ¡Ven! – Grito Luna señalándome – Hasta Nina sonrió – Me volví a tirar en la cama y me cubrí con las sabanas

– Buenos días señoritas – Dijo Gastón entrando a la habitación con una bandeja de comida

– Buenos días señorito – Dijo Luna provocando la risa de Yam y Jazmín

Gastón solo sonrió y me miro, yo le sonreí y desvié la mirada, no podía evitar sentirme nerviosa cuando sus ojos se posaban sobre mí, justo ahora no quería más drama en mi vida, así que era mejor suprimir esta clase de sentimientos

– Chicas – Hablo Luna de nuevo – Creo que será mejor que vayamos a desayunar y después volvemos

– ¿Estás loca? – Dijo Jazmín indignada – Una buena maleta no se puede hacer así, a la ligera, te lo digo por experiencia – Dijo tomando asiento en mi cama – Cuando Juli y yo fuimos a...

– Jazmín... – Dijo Yam interrumpiéndola – Tenemos que irnos

– Pero... – Insistió

– Pero nada – Dijo Luna tomándola de la mano y arrastrándola hacía la puerta – Es hora de irnos

Las tres se despidieron de nosotros y salieron de la habitación, Gastón tenía una hermosa sonrisa en su rostro, ojalá yo pudiera tener una igual, se acercó a mí y tomo asiento a mi lado con la bandeja de comida, yo imite su acción y tome asiento

– Hola – Dijo sonriendo, yo solo sonreí en silencio

Ya no sentía ese nudo en la garganta que me impedía hablar, pero aun así no encontraba las palabras para expresarme, no quería volver a sentirme como el día anterior así que lo mejor era guardar silencio y dejar que la vida siguiera su paso mientras yo sanaba

– Traje algo de desayunar – No tenía hambre – Ayer no comiste nada, y si vamos a viajar será mejor que te alimentes bien – Me di por vencida y accedí – Pero antes... – Tomo mi mano derecha entre las suyas – Debemos cambiar esta venda

Dejo la bandeja de comida sobre mi mesita de noche y fue por el material necesario para cambiar la venda. Había olvidado por completo la herida, pero supongo que él no, al llegar con todo tomo asiento a mi lado y con suma delicadeza comenzó a retirar la venda, estaba tan concentrado que no noto que lo estaba mirando

Es increíble cómo a pesar de todo lo que hemos pasado y las miles de veces que nos hemos lastimado él siempre está a mi lado cuando lo necesito, ojalá la historia entre nosotros hubiera sido diferente, pero supongo que por algo pasan las cosas, quizá estemos destinados a no ser, Gastón volvió a cubrir la herida con una venda nueva y después de acomodarla me miro y sonrió

– Listo – Sonreí sin ganas recordando el motivo de esa herida – Pronto sanará – Ojalá mi corazón también lo haga

Gastón compartió la mitad de la comida que había en la bandeja conmigo y desayunamos juntos, me contó que ya casi estaba todo listo para el viaje. Juli y Ramiro se habían encargado del vuelo, salía a las 19:50 desde Inglaterra así que debíamos estar en el aeropuerto a las 18:50, el viaje desde Oxford a Inglaterra era de una hora con cuarenta minutos, así que teníamos que marcharnos a más tardar a las 17:00

También me dijo que Matteo ya tenía todo arreglado para nuestro arribo a Argentina, así que no debíamos preocuparnos por eso, Jazmín, Yam y Luna me iban a ayudar a hacer mi maleta y él ya casi reunía todos los permisos necesarios para poder realizar este viaje sin ningún problema, Gastón parecía más emocionado que yo por este viaje ya que no paraba de hablar de todos los preparativos

Suelo ser de esa clase de personas que se vuelven paranoicas preparando todo para viajar, supongo que me parezco a mamá, pero por ahora lo único que quiero es ir a Argentina y poder estar con mi familia, me hubiese gustado poder despedirme del abuelo, sin embargo sé que eso es imposible, jamás lograría llegar a tiempo.

Mi mente se llenó de nuevo con miles de recuerdos de todos aquellos momentos que compartimos juntos, todos aquellos recuerdos que ahora solo serían eso... recuerdos, nunca más podría compartir una tarde junto a él, nunca más iríamos a comer un helado o a ver una película, nunca más podría abrazarlo o escuchar su voz, nunca más, se había ido para siempre

Una lágrima resbalo por mi mejilla y Gastón guardo silencio, estaba preocupado, rápidamente la limpie con mi mano y me puse de pie dispuesta a salir, odiaba sentirme así, tan débil y frágil. Gastón me tomo del brazo impidiéndome llegar a la puerta y sin decir nada me envolvió en un cálido abrazo

– Todo va a estar bien – Susurro cerca de mi oído – Te lo prometo

Quería creerle, necesitaba creerle, pero sabía que nada estaba bien, ¿por qué las personas tenían que morir? Supongo que es parte de la ley de la vida y no hay nada que podamos hacer, pero ojalá no doliera tanto. Me tranquilice un poco y le di una pequeña sonrisa a Gastón haciéndole saber que estaba mejor

– Me hace falta un último permiso – Dijo mirándome con una sonrisa – Y seremos libres, ¿me acompañas?

Asentí con una pequeña sonrisa, no quería quedarme sola. Necesitaba salir y despejarme. Gastón y yo salimos rumbo a la oficina de aquel último profesor al que debíamos entregarle el permiso para justificar mis faltas por el resto de la semana, por suerte la siguiente semana comienzan las vacaciones así que podremos extender la estadía en Argentina


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