Capítulo 88

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– ¡Nina Simonetti!

Grito Ana, a penas entro a la habitación, ambos nos separamos rápidamente un poco avergonzados bajo su atenta mirada, esto no podía ser más vergonzoso, con algo de miedo me atreví a levantar la vista y enfrentar la situación

– ¿Mamá? – Pregunte sorprendido al notar que Ana no estaba sola – ¿Qué haces aquí?

– Tu padre y yo acabamos de llegar y pasamos a saludar

– Si – Coincidió Ana – Me pidió que te llamara, así que fui a tu habitación, pero no había nadie. Pensé que Nina podía saber algo así que...

– Fue mi culpa – Dije interrumpiéndola – Anoche me dio fiebre y...

– Y nada – Dijo Ana mirándonos a ambos – Lo que estaban haciendo es...

– Es hermoso – Dijo mamá con una sonrisa – Son jóvenes, Ana, es normal que quieran demostrarse su afecto

– ¿Acaso estás loca? – Nina puso los ojos en blanco mientras Ana seguía hablando – ¿Sabes la cantidad de embarazos no deseados que...

– Este no es el caso – Continuo mamá – No te preocupes Ana. Diego y yo hemos hablado muchas veces con Gastón sobre los métodos anticonceptivos, así que no creo que...

– ¿Qué? – Pregunto escandalizada – ¿Cómo puedes decirlo así? – Susurro

– ¿Qué tiene de malo? – Dijo restándole importancia – ¿Acaso tu no lo haces con Nina?

– Yo...

– Desde la primaria nos hablan de esos temas – Dijo Nina sonrojada

– Ves – Insistió mamá – No hay de qué preocuparnos

– El mejor método anticonceptivo es la abstinencia

– En la era del caldo – Sonreí divertido ante el comentario de mamá – Ahora son otros tiempos. Además, no es la primera vez que lo hacen

– ¡¿Cómo?!

Mamá era una lengua larga, Nina y yo compartimos una mirada recordando la vez que nos había encontrado en una situación más incómoda que esta, si hubiera sido Ana la que nos encontraba de seguro le hubiera dado un infarto. Ana se dirigió hacia nosotros molesta

– Si – Continúo mamá – Mi marido y yo invitamos a los chicos a cenar y se quedaron a dormir. Te juro que los puse en habitaciones separadas – Miré a mamá pidiéndole en silencio que se callara – A la mañana siguiente cuando fui a levantarlos los encontré a punto de hacerlo

La cara de Ana se puso roja y nos miró molesta. Si hubiese conocido esta información antes de seguro no hubiese insistido para que me quedara

– Bien, bien. Intentemos tranquilizarnos – La única alterada aquí era ella – Me gustaría saber si ustedes alguna vez... ya saben. ¿Ustedes han...

– Tenido sexo – Dijo mamá ayudándola a terminar la frase – O hecho el amor, como quieran llamarle

– No – La cara de Nina estaba roja como un tomate, era obvio que todo esto le resultaba incomodo

– Bien – Dijo Ana con alivio – Mmm... Imagino que ustedes ya saben que existen diferentes formas de protegerse

– Mamá... – Dijo Nina intentando que terminara con todo esto

– Lo siento Nina, pero es necesario – Mamá no paraba de sonreír desde la puerta – No sólo deben protegerse de las enfermedades de transmisión sexual, sino también de un embarazo no deseado

Devuélveme el corazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora