La "rival" de Yui || Diabólik lovers X Oc

16

Sakura

Toqué dos veces la gran puerta de la mansión de Henig. Shin Henig.

¿Por qué todos los que asistían al instituto eran multimillonarios o aún peor?

Suspiré irritada.

Económicamente era normal yo, no me encontraba bañándome en oro puro, pero tampoco era pobre. Era absolutamente normal. Era agradable a mi gusto.

Esperé unos segundos a que me dignen a abrir y un señor, quien creo que yo que es el mayordomo, me abrió dejándome paso y pidiendo disculpas por la tardanza.

Le sonreí agradeciéndole.
Vaya, hasta por tardar en abrir la puerta piden disculpas, que modales.

Reí al recordar a Reiji, era un maniático con los modales y vajillas.

Mayordomo: El señor Shin la espera en su habitación. Por favor, sígame - pidió este caminando tranquilamente, seguido de mí-.

Sakura: Gracias señor...

Mayordomo: Tsubaki. Tsubaki Sompha -se giró sonriendome.- un gusto.

Hice una leve reverencia
S

Sakura: Sakura. Sakura Tachibana -le sonreí- dígame Sakura, sin formalidades por favor.

Este asintió prosiguiendo a subir las escaleras para luego adentrarnos en un largo pasillo.

Mientras caminábamos admiré la decoración. Los muebles, cuadros, espejos, adornos, todo.

Sakura: Es todo muy sofisticado y elegante. Me encanta -confesé con entusiasmo.-, me encanta el ambiente que hay, antiguo, pero delicado y hermoso. Simplemente espléndido.

El mayordomo soltó una leve risita.

Tsubaki: Le agradarás a Shin. Shin ama este pasillo, el mismo pidió la decoración.

Sorprendida seguí mirando el pasillo.

Sakura: Pues... Shin tiene un buen gusto. Demasiado a decir verdad.

Tsubaki asintió para luego parar. Me señaló la puerta amablemente a lo que asentí y solté un "gracias".

Toqué la puerta esperando que Shin me abriera. No pasaron ni 5 segundos que el me abrió inspeccionandome para luego dejarme pasar.

Me introduje en su habitación, era muy amplia, tenia un lindo escritorio y un hermoso balcón. Podía ver su gran cama la cual era de color crema.

Pude ver dos puertas, la cual supuse que una era el baño y otra su armario.

Sakura: Wow. ¡Tienes una increíble mansión y habitación, Shin!

Este me miró serio para luego largar un gracias, algo incómodo.

Reí por su reacción.

Sakura: Bien. ¿Empezamos?

Shin asintió para luego cerrar la puerta de su habitación e ir a su escritorio, en busca de los guiones.

Saqué los míos de mi mochila me puse cerca suyo, empezando a recitar los párrafos.

(...)

Shin: Gracias, por ayudarme en esto. -soltó algo incómodo.- Se me da muy mal literatura.

Habíamos tomado un descanso, nos encontrábamos en el balcón, yo apoyada con mis brazos en el barandal y el con la espalda apoyada en esta misma, con los brazos cruzados mirándome.

Sakura: Descuida. -le sonreí dirigiendo mi mirada hacia él- Después de todo, me caes bien  y no me cuesta nada.

Volví a dirigir mi mirada al cielo. Shin suspiró y se dio la vuelta, mirando el cielo, igual que yo salvo que el estaba parado derecho, con sus manos metidas en los bolsillos de su buzo.

Shin era pelirrojo, unos hermosos ojos chocolates, casi negros, adornaban su cara, una nariz respingada y algunas que otra pecas estaban en su rostro. Tenia el pelo algo revuelto debido al viento. El siempre tenía esa cara seria. Era tan sexy con ese gesto suyo.
Era más alto que yo, y tenía unos buenos músculos y pectorales.
Era realmente lindo y sensual.

Me mordí el labio inconscientemente apoyando mi cabeza en mi brazo derecho, sin dejar de admirar su perfil.

Este se percató de mi mirada y volteó su cara bruscamente.
Nos miramos mutuamente por unos segundos, el fue el primero en hablar.

Shin: ¿Qué tanto me miras? -exclamó serio-.

Sakura: A ti, tonto. -respondí con burla y sin descaro alguno.- Eres realmente lindo. -sonreí para luego dirigir mi mirada al frente viendo algunos árboles que separaban la tierra del cielo- Siempre tienes ese gesto tuyo; Serio. No se porqué pero te hace ver jodidamente guapo. No te había prestado atención hace unos segundos -suspiré.- Ahora veo de lo que me perdí hace días.

Sonreí de costado.

Shin seguía mirándome fijamente para luego acompañarme con su mirada viendo al vacío.

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