Capítulo 0: Getting to know us.

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~Matthew~

Algo arde en mi interior. Es una sensación entumecedora y dolorosa a partes iguales. Mi garganta está seca. Tengo sed. Mucha sed. Es un ardor que llevo sintiendo todas las mañanas desde hace ya casi tres siglos.

Sí, casi trescientos años. Porque soy un vampiro. Un vampiro atrapado en el cuerpo de un adolescente de diecisiete años para el resto de la eternidad hasta mi muerte definitiva.

Renací en 1777. Yo vivía en Londres y, por aquel entonces, no era más que el hijo de un herrero. Forjaba armas, armaduras y herramientas junto a mi padre para todo aquel que lo necesitara. Pero siempre soñaba con ser alguien más, con tener una vida económica más plena. Desde entonces maldigo mis deseos.

Era una noche fría y oscura en la que no conseguía conciliar el sueño. Decidí ir a dar una vuelta, pues a esas horas sólo te encontrabas con borrachos, putas y animales callejeros. O eso pensaba yo. Porque, al verlo, supe que ese hombre me cambiaría la vida para siempre.

Era un caballero. Vestía ropajes tallados a mano y lucía una elegancia impropia del barrio en el que yo vivía. Al verme, quedé cautivado por sus rasgos de marfil. Sus ojos rubí se clavaron en mis fríos ojos verdes y ambos quedamos prendados del otro con cierto interés.

– Buenas noches, joven... ¿Qué hace un apuesto hombrecillo como tú en la calle a estas horas?

– Y-yo... Yo no... —Aunque no lo admitiría entonces, ese hombre me cautivó. Me enamoró. Me hizo sentir cosas que solo había sentido con las hijas de un cliente de mi padre.

– Tranquilo, no te haré daño. Te haría de todo menos eso... Tengo una oferta para ti. ¿Te gustaría ser más fuerte? ¿Obtener todo lo que desees?

– S-sí...

– Yo podría conseguirte el mundo, joven. Podría entregártelo en una bandeja de plata. ¿Eso es lo que quieres?

– Quiero ser más poderoso, más rico... Más fuerte.

– Entonces, bebe de mi sangre. Y renaceras de las cenizas convirtiéndote en un ser superior.

– ¿Q-Qué?

Aquel hombre me mostró su dentadura y descubrió sus afilados colmillos, mordiendo su propia muñeca hasta hacerse sangre. Ni siquiera gimió o puso cara de dolor, algo que, en el fondo, me dejó fascinado. No parecía sentir dolor y eso es algo que yo quería en ese momento. Fue un error garrafal hacerlo.

Porque, en cuanto bebí, sus manos se posaron sobre mis mejillas y me rompió el cuello con un seco y veloz movimiento de muñecas. Ni siquiera me dio tiempo a sentir la calidez de su sangre en mi garganta que todo a mi alrededor se volvió negro.

Cuando volví a abrir los ojos, todo era mucho más de lo que era antes: oía con más atención y veía con mayor claridad objetos a más distancia. Pero no todo era bueno. Mi cuerpo ardía. Parecía estar en llamas. Mi garganta estaba seca y mi piel parecía escamosa ante esa situación. Frente a mí estaba aquel hombre. Fue entonces cuando me dijo su nombre y me confesó que era un vampiro y que me había convertido en uno. Me dijo que, desde aquel momento, debía alimentarme de sangre y que nada más me saciaría.

Me contó los secretos de su especie y algunas particularidades que los seres humanos no saben sobre nosotros, como por ejemplo, que somos capaces de andar bajo la luz del sol, pues hace años que nuestra especie evolucionó, pudiendo escapar de las sombras.

Poco después nos separamos y no lo volví a ver. Algo dentro de mí se rompió al poco tiempo e imaginé que se debía a que unos Cazadores lo habían matado y que, por tanto, había perdido mi vínculo de progenitor-progenie con él. Al conocer a Thomas White, el hombre que me cuidó como un padre, éste mismo confirmó mis sospechas.

Amor Entre Sombras [Remastered]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora