~Jason~
Al entrar en la Cafetería, Alice y yo nos colocamos en la fila para recoger una bandeja en la que dejar nuestros almuerzos. Una vez pagamos, salimos al exterior para sentarnos en una de las mesas de fuera. Tras comer y devolver la bandeja en el carro de platos sucios, Alice me lleva hasta un banco para conversar sobre esta noche.
– ¿Estás seguro que encadenarte en mi granero va a ser lo mejor? Podrías ir al bosque y...
– Podría volver a la ciudad convertido en lobo y a saber qué daños podría hacer...
–Y crees que las cadenas van a sostenerte? No sabemos qué tan fuerte eres... Y, si te escapases podría ser...
– Matthew. —Sentencio, al oler ese hedor a carne muerta.
Alice calla de repente y se da media vuelta para encontrarse con el muchacho a nuestra espalda. Al mirarme, veo que tiene los ojos abiertos de par en par.
– ¿Cómo lo has sabido? —Me susurra, en shock.
– ¿Te hace un 21? —Me pregunta el muchacho, haciendo que lo mire a los ojos.
– ¿Un 21?
– Sí. Te reto a una pachanga de baloncesto. Si tú ganas, te contaré la razón por la que sientes tanta rabia hacia mí...
Al escuchar esas palabras, mi mandíbula se desencaja de mi rostro. «Lo sabía. Sabía que Matthew era el dueño de la nota de antes. Sabía que esta sensación en mi interior era un indicador de que conocía mi condición y podía darme las respuestas que ando buscando.»
– ¿Y si no quiero tener una cita contigo, White? —La voz de Alice me saca de mis pensamientos.
– Se me ocurrirá algo, pero sé que quieres tenerla. Todas quieren.
– ¿Cómo sabes que siento rabia al mirarte? —Pregunto, por inercia.
– He dicho que te lo diré si me ganas a un 21.
– Está bien.
Una vez llegamos a la cancha, le doy el balón para que me haga un pase y así comenzar el partido. Al ver que no se mueve, decido lanzar desde la línea de tres puntos, sumando dos en mi marcador. Pero él me imita.
– ¿Qué puedo decir? La primera era de prueba. Para ver tus habilidades en el baloncesto. —Sé que me está provocando, pero decido caer en el juego y sonreír con arrogancia antes de responderle.
– Lo mismo te digo.
El partido continúa y al llegar a 20 puntos, nos damos cuenta de que, al empatar, las normas del 21 dicen que para ganar uno debe tener una ventaja de dos puntos. Y, aunque intento encestar de tres en algunas ocasiones, Matthew me defiende demasiado bien y hace imposible que enceste los dos puntos que necesito. Cuando es su turno, mi defensa también le complica las cosas.
Se termina el tiempo del recreo y todavía vamos 27 a 27. Cada vez veo más gente a mi alrededor y, aunque eso me pone nervioso, decido ignorarlo con el objetivo de ganar. Una vez tengo el balón, consigo encestar la canasta 28 y mis compañeros comienzan a gritar mi nombre, animándome.
«No puede ser. No pueden estar animándome a mí. Para ellos soy un empollón. Un don nadie. ¿Por qué están animándome a mí y no a Matthew?» me pregunto, recibiendo el balón de manos del muchacho al mismo tiempo que suena el timbre.
– ¡Muy bien, chicos! ¡El partido termina ahora! ¡Todos a clase!
«¿Pero qué? ¿Los profesores también estaban viéndonos jugar?» me pregunto, esquivando a Matthew, lanzando el balón a canasta.
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Amor Entre Sombras [Remastered]
RomanceEn este mundo existen criaturas ocultas en las sombras. Seres inmortales que conviven con nosotros y cuyos orígenes desconocemos. No sabemos cuándo llegaron, ni cuáles son sus intenciones. Algunos actúan como presas, otros como depredadores. Y, lue...