Capítulo 36: My Alpha.

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~Jason~

Unos rayos de luz me golpean en la cara desde arriba. Abro los ojos con una gran pesadez, descubriendo que estoy desnudo en lo que parece ser una cueva. A mí lado encuentro ropa limpia y doblada sobre lo que parece ser una bolsa de plástico. Estoy dentro de una cueva. Pero una cueva amueblada.

– Veo que ya te has despertado, ¿qué tal has dormido? —Pregunta una voz femenina, haciendo que tome la ropa y me tape los genitales lo más rápido que puedo— Nos hemos levantado mucho antes que tú, así que ya te hemos visto entero. —No puedo evitar sonrojarme, haciendo reír a la mujer, que deja una bandeja con algo de fruta y un zumo en el suelo.

– ¿D-dónde estoy?

– En nuestra casa. Soy Daisy. Los otros dos hombres lobo son Paul y Mike, nuestro Alfa. Tu creador.

– ¿¡Por qué lo hizo!? ¿¡Por qué me convirtió en uno de vosotros!? —Exclamo, mientras me visto, algo nervioso de estar en casa del lobo que me mordió aunque lo hubiera seguido todo el día.

– Eres un chico muy especial, Jason Jay. Aunque yo no soy quien tiene todas las respuestas que buscas... Sal de esta galería y sigue el camino iluminado, llegarás a la cocina. Allí está Mike, esperándote.

La mujer me deja vestirme en privado y me tomo el desayuno antes de andar por la cueva, iluminada por farolillos. Una vez llego a lo que parece ser otra galería, me doy cuenta de que los muebles que la caracterizan son muebles de cocina, incluyendo una nevera y una cocina de leña.

Los dos hombres, que están conversando sentados en la mesa del centro, callan al verme. Y no necesito saber sus nombres para saber quién de los dos es Mike. Mi creador es un hombre adulto, de cabello corto, revoltoso y dorado. Sus ojos son azules y su tez es muy bronceada, lo que me da a entender que seguramente sea australiano. Tiene un tatuaje azteca o maya ocupando todo su brazo izquierdo y su cuerpo es muy atlético. Demasiado, para mi gusto.

Mi lobo interior ruge de rabia y mi cuerpo se mueve por sí sólo. Mis ojos se vuelven amarillos al sujetarlo del cuello de la camiseta y levantarlo de la silla. Daisy se acerca a nosotros, pero Mike levanta una de sus manos, deteniendo su marcha.

– No me hará nada, tranquila. —Dice, mirándome fijamente a los ojos con sus ojos rojos.

Ahí está de nuevo esa fuerza de autoridad. Al fin y al cabo, yo no era más que un Omega, un hombre lobo sin manada, y Mike era mi Alfa. Aunque mi lobo se relaja, yo sigo desafiándolo con la mirada. Que tenga poder sobre mí no quiere decir que vaya a mostrarme sumiso. Y, aunque se sorprende, apenas lo expresa en su rostro.

– ¿Quieres beber algo más? —Me pregunta Paul, cuando suelto a su líder.

– No, gracias. —Digo, sentándome en la mesa y fijándome en el aspecto de Daisy y Paul.

Daisy es pelirroja y joven, mucho más que Mike. Aunque su rostro es algo infantil, su cuerpo y las arrugas que comienzan a aparecer alrededor de sus labios indican la adultez de la mujer. Sus ojos verdes oliva brillan por el farolillo que cuelga sobre su cabeza. Por su lado, Paul parece adolescente como yo. Tiene el cabello negro y los ojos muy oscuros.

– Eres muy fuerte, Jason. Un Beta nunca resiste el aullido de su Alfa. Pero tú me seguiste todo el día de ayer, hasta aquí.

– No iba a dejarte escapar. Llevo dos meses con miedo de volver a verte, pero la verdad es que, lo que temía, era obtener las respuestas a mis dudas. Pero tengo que saberlo.

– ¿Qué quieres saber? —Me pregunta, sentándose en el asiento en el que estaba sentado.

– Absolutamente todo. ¿Por qué me convertiste en hombre lobo? ¿Por qué Ian Fitzgerald iba detrás mío? ¿Qué significa ser un Sanador?

Amor Entre Sombras [Remastered]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora