Amor Entre Sombras [Remastered]

Capítulo 31: Chloe.

~Matthew~

Ver a Jason pelear contra Ian me hace tener sentimientos encontrados. Por un lado, me siento orgulloso por la habilidad que tiene para esquivar y golpear a mi líder, pero por el otro tengo miedo de que Ian sea demasiado poderoso para él y termine haciéndole daño o algo peor.

– ¡Id a buscar a Sheila! —Exclama el hombre lobo, tratando de golpear a Ian— ¡Yo me encargo de este fantasma!

– Eh... Es un vampiro, no un...

– Es una expresión que usan los adolescentes de hoy, papá. —Le digo, haciendo que me mire— Significa que es un mierdecilla, que se cree mucho pero no es nada.

– ¡Ah! ¡Entonces acaba con ese fantasma!

Thomas da un paso al frente, cojeando. Al parecer, los golpes que le ha dado Ian no se han curado todavía, por lo que le obligo a sujetarme del hombro y me dirijo a la puerta del campanario, descubriendo que está cerrada por dentro.

– Esperad. Yo me encargo. Mira lo que aprendí ayer con mi abuela.

Alice mueve las manos como si estuviera escurriendo el agua antes de secarse con una toalla y la puerta estalla hacia el interior del campanario, como si se hubiera producido una explosión. «¿La habilidad innata de las Cooper es la combustión espontánea? Vaya con las brujas...» pienso, viendo como algunos vampiros descienden de las escaleras para atacarnos.

– ¿¡Sheila!? ¿¡Sheila!? ¿¡Dónde estás!? —Grita Thomas, apoyándose en la pared para liberarme y poder defenderme.

– ¡En lo alto del campanario! ¡Colgada como un cerdo! ¡Dónde está Ian que lo reviento!

Aunque no puedo evitar reír, corro hacia los vampiros, acabando con ellos. Pocos segundos después se nos une mi padre, ya curado del todo. Como si la voz de Sheila le hubiera dado fuerzas, el muchacho corre hacia lo alto, rompiendo el cuello de todo aquel que se encuentra por el camino. Eso no los mata del todo, pero al menos los deja inconscientes el tiempo suficiente como para salvar a mi madre.

Una vez arriba, Thomas consigue desatar a Sheila y la abraza, dándose un largo beso en los labios que nos obliga a Alice y a mí a apartar la mirada, algo incómodos. Algunos de los vampiros se despiertan, corriendo hacia nosotros.

– Estoy harta de vosotros. —Sentencia, acabando con todo aquel que aparece por delante.

– ¡Jason! —Exclamo, al ver por la ventana como es golpeado por un Ian invisible— ¡Tenemos que ir a ayudarlo!

Y lo necesitó. Porque, en un segundo, Ian apagó su humanidad, dejándose llevar por el instinto más básico de un vampiro, el de la sed de sangre y la destrucción. Se dejó llevar por la bestia de su interior. Hasta que Sheila consiguió que su humanidad chocara con su estado actual, recordando que Kat quería fugarse con Thomas y ser una vampiresa a su lado, en vez de junto a Ian.

Así, Jason consigue derrotarlo y los vampiros deciden echarlo del Clan al no ser lo suficientemente fuerte como para proteger a su pueblo. Tras citarnos a todos al anochecer para decidir al nuevo líder, nos quedamos completamente solos. Y mi novio cae al suelo, dejando caer un largo suspiro.

– ¡JJ! —Grito, arrodillándome a su lado—¿¡Estás bien!?

– S-sí... Sólo necesito u-un segundo...

– Debes estar agotado. —Dice mi padre, levantándole la camiseta para observar sus heridas— Vale, se te están reparando las costillas... Si fueras humano, habrías muerto por una hemorragia interna tras todo este tiempo, pero tu cuerpo se estaba curando al mismo tiempo que seguía dañado.