Capítulo 5.1: Following the wolf.

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~Alice~

Miro el reloj una y otra vez, viendo como la hora se acerca y Jason no ha vuelto todavía. De repente, la luz de la luna comienza a entrar por una de las ventanas, haciéndome descubrir que la hora prevista no es cien por cien precisa. También veo a Jason venir corriendo y me fijo en que su cuerpo ya ha empezado a cambiar. Le ha salido vello por todas partes y está deformado de una forma que lo hace ver como un cuadrúpedo diez centímetros más alto de lo que es cuando anda con las dos piernas.

– ¡Ya estoy amarrado! ¡Corre arriba, Alice! ¡Antes de que me convierta del todo!

Aunque no quiero dejarle solo, sé que es peligroso que sea lo primero que ve en su primera transformación. Aunque antes me parecía una locura, ver el cambio físico de Jason termina de romper cualquier duda de su condición de licántropo. Lo que más me sorprende, pero, es que no me afecta emocionalmente de ninguna forma. Me es indiferente saber que ahí fuera existen criaturas como los hombres lobo. Quizás se deba al hecho de que Jason es mi mejor amigo.

En cuanto sus gritos cesan, me asomo un poco para chequear su estado y lo que me encuentro me deja un poco boquiabierta. Frente a mí, tumbado en la cama y forcejeando con las cadenas, hay un lobo de gran tamaño, ojos negros como la noche y el pelaje de un marrón almendra precioso.

De repente, su atención se desvía hacia una de las ventanas, por lo que yo miro también, pero no veo nada. Sea lo que sea, ha alterado a Jason y ha hecho que forcejee tanto con las cadenas que ha conseguido zafarse de ellas. En un pestañeo, Jason salta sobre la ventana, cayendo a la calle. Yo decido correr tras de él, para intentar evitar que le haga daño a alguien.

Justo cuando voy a dejar mi casa atrás, me parece ver movimiento en una de las ventanas. ¿Es posible que mis padres nos hayan visto? ¿Es posible que hayan visto a Jason convertido en lobo?

Estas son preguntas que deberé responder mañana. Ahora mismo, lo más importante es Jason, por lo que corro calle abajo detrás del lobo que va golpeando todo lo que encuentra a su paso. Por suerte, no hay nadie dentro de los coches o cerca de los árboles, por lo que de momento no hay ningún herido. Distraído con un tronco, decido colocarme frente a él sin pensarlo dos veces. Tengo que detenerlo y, si hay una mísera posibilidad de que me reconozca, voy a aprovechar la oportunidad para llevarlo de nuevo al granero.

– ¿JJ? Soy yo, Alice... —Le digo con suavidad, llamando su atención.

El lobo me gruñe y me observa intensamente con esos ojos negros. Pero, de repente, se tumba sobre el suelo. «¿Me ha reconocido?» me pregunto, al mismo tiempo que suena el claxon de un coche y el lobo se levanta, saliendo corriendo en la misma dirección que el conductor al ver la bestia frente a mí.

– ¡Mierda!

Vuelvo a correr detrás de mi mejor amigo, rezando porque no alcance al coche que huye y haga daño a la persona que hay dentro por haberlo increpado con el claxon. Cuando veo que se desvía para adentrarse en el bosque, dejo caer un largo suspiro al suelo. Esta noche tiene pinta de ser eterna y mañana a primera hora tenemos matemáticas, por lo que estoy segura de que me ganaré un castigo por quedarme dormida en el aula.

Lo más doloroso es que Jason no parece cansado, lo cual me fatiga más todavía. Porque, si iba a tener que estar toda la noche corriendo detrás suyo, está claro que en un momento mi cuerpo se rinde y me quedo inconsciente en el suelo. Al llegar a una colina, el lobo mira hacia la luna y aúlla con alegría, como si estuviera feliz de verla por primera vez a través de esos ojos.

De repente, oigo aullidos no muy lejos de donde estoy, lo cual me paraliza por un momento. «¿Será el hombre lobo que lo convirtió? ¿Todavía está por esta zona? ¿Es seguro para mí seguir adentrándome al bosque?».

Las preguntas que se arremolinan en mi cabeza me distraen de mi objetivo, por lo que cuando reacciono, me doy cuenta de que Jason me mira a centímetros de mis ojos, asustándome de la sorpresa. Aunque gruñe levemente, parece volver a reconocerme, por lo que vuelve a tumbarse, esta vez, moviendo su cabeza para indicarme algo. «¿Quizás quiera que me suba sobre su lomo?»

Una vez subida sobre mi mejor amigo, el lobo volvió a la ciudad a gran velocidad, dando saltos sobre coches y edificios como si nada. Las bocinas de los coches suenan sin cesar por el lobo que corre por las calles, pero nadie parece verme montada en él. Irónico es pensar que, en cuanto salga el sol, este gran lobo va a convertirse en un adolescente de metro setenta y cinco.

De repente, mis párpados comienzan a pesar de cansancio, por lo que apoyo la cabeza sobre el cuello de mi mejor amigo, dejando que mis ojos se cierren por completo. Al despertar, me encuentro sobre la cama de la planta de arriba del granero. «¿Cuándo y cómo he llegado aquí? ¿Dónde está Jason?» me pregunto, levantándome de la cama.

Al bajar la escalera de mano, me encuentro a mis padres sentados sobre el sofá en el que Jason se convirtió en lobo.

– Cadenas y una ventana rota... Menuda fiesta de pijama, ¿eh? —Comenta mi padre, intercambiando miradas con mi madre.

– Sí... Será mejor que me duche y me prepare para ir a clase si no quiero llegar tarde.

Sin mediar más palabras, marco el número de Jason. Pero, cuando escucho su tono de llamada en la mesa junto al sofá, me doy cuenta de que no tengo forma de saber de él hasta que lo vea a clase, si no le ha pasado nada, claro.

Amor Entre Sombras [Remastered]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora