~Jason~
Chocarme con Matthew había vuelto a despertar esa rabia en mi interior. Cada vez era más intensa y clara. De hecho, acabé percatándome de algo. A pesar de poder oler la dulce colonia que llevaba puesta, Matthew desprendía un hedor a carne muerta.
Lo cierto es que estuve toda la clase de Español con ese pensamiento en la cabeza. Cuanto más pensaba en el hedor, más intenso lo sentía y más rabioso me ponía. El juego de vocabulario se había convertido en una competición entre los dos grupos. Uno estaba compuesto por algunos populares y todos los empollones. Entre los más destacados, Mark Bradbury, Brady Crawford y Chloe Hewer. El otro estaba compuesto por Matthew, Alice y otros jugadores y animadoras.
La última diapositiva había sido descubierta por nuestro equipo y, por lo tanto, habíamos ganado, pero yo no me sentía así. Porque, como recordaréis, el último objeto que tuvimos que descubrir era una dibujo de la luna llena.
En cuanto mis ojos observaron esa esfera brillante, me estremezco, con miedo de que me afecte de igual forma que la verdadera luna. Alice se levanta de repente y siento los ojos de Matthew clavados en mí una vez más. Al ver que no ocurre nada y que la profesora le pregunta a mi mejor amiga la razón por la que se ha levantado de repente, suspiro aliviado.
No me he convertido en lobo delante de mis compañeros, lo cual lo agradezco. Mientras Alice explica que debe ir al baño por temas femeninos —seguramente una excusa, pues el periodo lo tuvo hace una semana— el timbre hace su aparición estelar, anunciando el final de la segunda clase.
– ¿Estás bien? —Me pregunta Alice, caminando junto a mí hacia el gimnasio para ir a clase de educación física.
– S-sí, por un momento pensé...
– Yo también. Suerte que las imágenes de lunas llenas no te transforman. Imagínate lo peligroso que habría sido...
– S-sí...
Al llegar, nos encontramos con un circuito de diferentes actividades que el semestre pasado se me daban horriblemente mal. La peor, pero, sin duda, era escalar la maldita cuerda. Y ahí está, esperando a que haga el ridículo un día más delante de mis compañeros.
– ¡Jay! ¡A la cuerda! —Grita el señor Soto, entrenador del equipo de fútbol y profesor de educación física.
– Ya voy... Simplemente no grite... —Refunfuño yo, ensordecido más que mis compañeros por mis habilidades de superoído.
Miro la cuerda con una mezcla de nervios y miedo a hacer el ridículo. Algunos populares ya ríen sutilmente, poniéndome más nervioso aún. Miro a Alice que me levanta el pulgar para darme ánimos y vuelvo a sentir la mirada intensa de Mathhew, llenándome de adrenalina.
Tomo la cuerda con las manos y escalo sin problemas, dejando boquiabiertos a todos. Incluido al entrenador Soto, ya que la última vez que hice esta prueba, apenas pude mantenerme cinco segundos a dos palmos del suelo. Al tocar la parte de arriba del todo, Alice comienza a reír a carcajadas.
– ¡Muy bien, Jay! ¡Ves como no era tan difícil!
– Todo tiene que ver con los brazos, entrenador... —Digo, riendo, antes de bajar con agilidad.
Al volver a mi sitio, siento las miradas de todos clavadas en mí. Todos están tan callados que por un segundo pienso que se han olvidado de cómo se respira. Alice tiene los ojos brillantes de lágrimas y la nariz rosada de tanto reír.
– ¿El que ahora se te dé bien la escalada tiene que ver con el hecho de que eres un hombre lobo? —Me susurra para que solo yo pueda oírle.
– De acuerdo a las páginas que leí, tenemos la habilidad de escalar con agilidad superficies escarpadas... Y, al parecer, cuerdas verticales. Mira lo positivo, por fin dejaré de ser un desastre en educación física. Por cierto, ¿cuándo es la próxima luna llena?
– Espera que lo miro...
Mientras Alice saca su teléfono móvil, escucho el sonido de un bolígrafo escribir sobre un papel. De repente, ese mismo papel cae sobre mi cabeza. Al mirar alrededor, no veo a nadie que pueda habérmelo lanzado, ya que todos están pendientes de la persona que escala la cuerda. Al mirar el estilo de la caligrafía, soy incapaz de reconocerlo, por lo que intuyo que la habían cambiado para ello. Al leer la nota, mis ojos se abren de par en par. Alguien me ha oído preguntar por la luna llena. ¿Habrán escuchado toda la conversación?
– Esta noche. —Decimos Alice y yo al unísono.
– ¿Cómo lo has sabido? —Me pregunta, anonadada.
– Alguien sabe lo que soy y me ha lanzado esta nota. —Al dársela, sus ojos se abren como platos— Alguien me ha oído hacerte la pregunta y, posiblemente, nos haya escuchado hablar sobre mi licantropía.
– ¿Quién crees que ha podido ser?
Matthew. Algo dentro de mí me dice que ha sido él. Es el único que me produce una rabia interna, me llena de adrenalina y fuerza... Nunca antes había sentido su presencia de esa forma, ni siquiera me prestaba la atención que me está prestando hoy. Quizás, él sepa más sobre mi condición y por eso ha decidido escribirme esta nota. ¿Pero qué voy a decirle a Alice? ¿Que es Matthew porque huele a carne podrida y me produce una rabia que no sé descifrar?
– Aún no lo sé... Pero habrá que andarse con ojo cuando hablemos del tema. —O, lo que es lo mismo, asegurarse que Matthew no está cerca.
– ¿Qué harás entonces? Si la luna es esta noche...
– No tengo ni idea... ¿Puedo quedarme en tu casa?
– ¿Y destrozarla? —Me pregunta al mismo tiempo que suena el timbre y nos dirigimos a la Cafetería para almorzar— No, gracias.
– ¿Tu granero, entonces? Por favor... No puedo estar en mi casa, siendo tan pequeña y estando mi madre tan cerca...
– Está bien. Podré esconderte en el granero. Pero, te convertirás en lobo igualmente y podrías terminar escapando...
– Tienes razón... Ya sé, podemos comprar cadenas y atarme a algún lado. De esa forma, cuando me convierta, no podré soltarme.
– ¿¡Qué!? ¡Es una locura!
– ¿Tienes algo mejor?
Alice niega con la cabeza al mismo tiempo que yo me encojo de hombros. Ya tenemos un plan para esta noche. Voy a estar atado con cadenas en el granero de Alice para evitar convertirme en la ciudad o en mi casa y hacer daño a alguien. Solo espero que todo salga bien.
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Amor Entre Sombras [Remastered]
RomanceEn este mundo existen criaturas ocultas en las sombras. Seres inmortales que conviven con nosotros y cuyos orígenes desconocemos. No sabemos cuándo llegaron, ni cuáles son sus intenciones. Algunos actúan como presas, otros como depredadores. Y, lue...