Capítulo 28.1: Hangover.

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~Alice~

Abro los ojos y siento que el mundo se me cae encima. Me percato de un cubo junto a mi cama y escondo dentro la cabeza cuando siento una arcada desde lo más profundo de mi cuerpo. La luz del sol juega a clavar puñales en mi cráneo y mis piernas parecen estar hechas de gelatina.

– Lo prometido es deuda, cielo... —Dice mi padre, entrando en mi habitación— Hora de que tengamos una charla, tú y yo.

– No estoy para charlas, papá... Me duele mucho la cabeza...

– Lo sé, pero creo que es importante.

Cuando lo veo acercarse a mi cama, decido dejarle espacio, sentándome con las piernas cruzadas. Aunque requiere un gran esfuerzo hacerlo, cuando lo consigo mi padre se sienta frente a mí, mirándome fijamente a los ojos.

– Sé que no hay nada más vergonzoso para un adolescente tener una charla con su padre, créeme, fui tú en un momento de mi vida, pero en tu caso es mucho más necesario.

– Oh, no... No me hables de...

– Alice, eres una bruja que acaba de descubrir sus poderes, por lo que, en ocasiones, cuando tus emociones se disparen y se vuelvan abrumadoras, tus poderes pueden actuar por voluntad propia. Lo primero que deberás aprender es a controlar eso, si no quieres que, en tu primera vez, los objetos alrededor de tu cama comiencen a flotar o algo por el estilo...

– Eh, ya, imagino...

– Ya te ha pasado. —Su voz es tan firme que no puedo evitar sorprenderme. Lo dice con tanta seguridad que, por un segundo, imagino que mi padre puede leerme la mente— ¿Fue anoche? ¿En la fiesta?

– No pasó nada, no te preocupes...

– Alice, sé que es vergonzoso, pero cuéntamelo. Tu madre y yo también pasamos por ello. ¿Cómo crees que descubrí que era una bruja?

– ¡Papá! ¡No quiero escuchar eso!

– Y yo no voy a contarte nada más sobre ese tema, no te preocupes... A ver si lo adivino, un chico guapo te invitó a unas copas, bailasteis un poco y luego fuisteis a una habitación.

– ¿Eso hiciste tú? ¿De verdad te consideras guapo? —La risa de mi padre no me da una respuesta clara. Tampoco la busco, pero la forma de narrarlo me ha dado la impresión de que así fue la primera vez de mis padres.

– Auch por eso último, señorita. Pero estamos hablando de ti. ¿Llegaste a...?

– No. Apenas estaba desabrochando el pantalón de Mario cuando las cosas de esa habitación salieron disparadas a todos lados...

– Bueno, la mitad de un problema es reconocerlo. Ahora solo te falta solucionar la otra mitad. Tu abuela se ha propuesto enseñarte las artes mágicas. Sigue enfadada con nosotros por ocultarte la verdad, pero es incapaz de enfadarse con tu madre, así que...

– ¿Y tú? ¿Sigue enfadada contigo?

– Esa señora está enfadada conmigo desde que le eché el ojo a tu madre. —Me susurra en la oreja, para que solo yo pueda escucharlo— Si he sobrevivido veinte años, puedo seguir viviendo con su enfado eterno.

Aunque me duele, no puedo evitar reír. Mi padre me sonríe y me sigue contando cosas sobre los anticonceptivos y como yo tengo el poder de decisión en todo momento de lo que quiero que suceda. Mi teléfono móvil vibra sobre la mesita de noche, así que le pido un descanso a mi padre para leer el mensaje. Al ver quien es, no puedo evitar sonreír.


MARK _ 10:43

Verte anoche en mi fiesta fue lo mejor de la noche... Ya estoy deseando volver a verte, Alice... ¿Qué quedarías conmigo para tomar algo esta tarde? Tengo un mejunje quita-resacas muy eficaz.

PD: Qué conste que nunca quise emborracharte, tú querías seguir bebiendo.


– Dile al chico que te ha escrito que ahora estás ocupada escuchando la charla sobre sexo de tu padre y, si no sale corriendo, dile que quiero conocerlo.

– ¡Papá! —Exclamo, abochornada, escribiendo de todo menos eso.

– Sabía que era un chico... ¿Es el de anoche?

– Sí y no. No es Mario, sino su compañero de equipo, Mark Bradbury. Mario salió corriendo cuando sucedió lo de la habitación y Mark... No sé, fue una noche mágica con él.

– No me digas eso, hija, porque si veo que este Bradbury te gusta voy a ir en su busca a ver si es digno de salir contigo.

– ¡No! ¡Ni se te ocurra!

Mi padre se encoge de hombros, saliendo de la habitación tras dar por concluida nuestra charla. Aunque no se lo admito, lo cierto es que aprecio que se preocupe por mí y que me haya hablado de todo esto. Tras enviarle un mensaje a mi abuela preguntando cuándo comenzamos con el curso de control de mis poderes, me percato de que la gente ha colgado fotos y vídeos de la fiesta de ayer. Así que, incapaz de levantarme de la cama todavía, me pongo a revisar todo lo plasmado del fiestón al que asistí anoche.

Amor Entre Sombras [Remastered]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora