Capitulo 28

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Narra Malú

Volví a besarla mientras acariciaba su cuello. Desabroché su sujetador haciéndolo caer al suelo, se sonrojó al verse expuesta.
Puse mis manos en sus hombros y la empujé despacio haciendo que se tumbase, besé su ombligo y poco a poco fui subiendo dejando un reguero de besos por su torso hasta llegar a su cuello. Acaricié su nariz con la mía y le dejé un beso en la punta de la nariz.

Sonrió, sus manos se colaron bajo mi camiseta mientras atacaba mi boca y su lengua se enredaba con la mía, me acabó de quitar la camiseta y se deshizo de mi sujetador, sus manos recorrían mi cuerpo encendiendome, nuestros besos se iban intensificando, mordí su labio y ella sonrió, sus dedos se adentraron en mi y con un beso calló mi gemido.

Acabamos de quitarnos la poca ropa que nos quedaba tirándola a cualquier parte, su cuerpo y el mío se movían al compás, gritamos nuestros nombres, nos arañamos, nos mordimos y juntas llegamos al clímax.

Me tumbé en su pecho, Vanesa enredó sus dedos en mi pelo, me dio un beso en la frente, la mire y nos sonreímos, me sonrojé, ella también, me besó y la abracé fuerte. Pasé mis dedos por su pecho y su torso haciéndole pequeñas caricias mientras observaba cada milímetro de su piel intentando grabar este momento en mi mente, paré en su cicatriz y la acaricié haciendo circulitos.

- Eres maravillosa.

La miré y ella me sonrió, se había sonrojado.

- Sabes, me encanta cuando te sonrojas, te vuelves aún más adorable, más apetecible, más preciosa... y mira que eso es difícil eh.

Rió y yo sonreí.

- Te echaba de menos lula.

Cerré los ojos cogiendo aire, expiré y sonreí, me encantaba que me llame así. Desvié mi mirada a su cicatriz y después la miré fijamente.

- Eres tan fuerte, tan valiente...

Una lágrima se escapó de sus ojos, se había emocionado, le limpié con mis dedos y nos sonreímos.

- ¿Que día tienes la visita?

Se quedó pensativa unos segundos antes de contestar.

- El martes.

- ¿Te puedo acompañar?

Me sonrió, los ojos le brillaban.

- Vendrá Ana, pero puedes venir también.

- Si no quieres...

Me calló con un beso.

- Claro que quiero boba.

Y la abracé sonriendo, hundiendo mi cara en su cuerpo, y sentí miedo, por su enfermedad, por la simple posibilidad de que me la pudiese arrebatar, justo ahora, que tenía más claro que nunca que no quería volver a irme de su lado nunca más en la vida.

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Llegados hasta aquí,
gracias por comentar y leer,
me alegra ver que os está gustando.

El capítulo de hoy creo que es especialmente corto, quise ampliarlo pero no me dio tiempo por X motivos así que INTENTARÉ que el de mañana sea un pelín más extenso.

¡Un beso!😘❤

Yo, más yo que nuncaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora