Narra Malú
Me quedé un rato en silencio, observando los billetes de avión que tenía entre mis manos y asimilando que no me había pedido matrimonio, ¿como había podido ser tan imbécil de pensar que me iba a pedir algo así si no hacía ni un mes que habíamos vuelto a estar juntas? me sentí realmente estúpida en ese momento y creo que mi decepción y frustración conmigo misma se me notó en la cara.
- ¿Que pasa? ¿No te gusta la idea?
Vanesa me miró con el ceño fruncido y le dediqué una sonrisa forzada.
- Sí claro, me encanta, mi amor.
Le di un beso en los labios y le sonreí, ella me sonrió también no muy convencida con mi respuesta.
- Voy a guardar esto para que no se pierda.
Le enseñé los billetes de avión al mismo tiempo que me soltaba de entre sus brazos y me dirigía a su habitación. Los dejé en la mesita de noche y me senté al borde de su cama.
Me quedé pensando, realmente creí que me iba a pedir matrimonio, y aun que quizás era algo precipitado le hubiese dicho que sí sin pensármelo ni un segundo. Me encantaba la idea de irnos de viaje a París, desconectar las dos juntas y dedicarnos tiempo a ser ella y yo, pero no podía negar que me había desilusionado al no ser lo que yo me esperaba.
- Ey gorda.
Vanesa entró a la habitación y se acercó a mí despacio, se sentó a mi lado y suspiró, la miré y noté como mis ojos se iban empañando.
- ¿Va todo bien? - Su cara y su tono de preocupación eran más que evidentes.
- Sí, no te preocupes. - Sonreí.
Luché porque no saliese ninguna lágrima.
- ¿Y esa carita a que se debe?
Acarició mi mejilla muy suavemente mientras me sonreía, y de verdad, esa sonrisa y esa manera suya de calmarme me daban años de vida.
- Es una tontería.
- Bueno, pues cuéntamelo, tus problemas son míos también, ya lo sabes, por muy tonterías que sean.
Esta vez puso su mano sobre la mía y entrelazó nuestros dedos haciéndome caricias con el pulgar.
- ¿Sabes? Pensaba que me ibas a pedir matrimonio. - Le confesé con la voz algo entrecortada.
Reí nerviosa y una lágrima cayó por mi mejilla, la limpié rápidamente para que no se diese cuenta.
- ¿En serio?
Se sonrojó y abrió los ojos como platos.
- ¿No crees que es pronto? - Me dijo rápidamente.
La miré extrañada y pensé bien mi respuesta, podría decirle miles de cosas sobre lo mucho que la amo y que quiero pasar el resto de mi vida a su lado, pero no quería presionarla ni hacerla sentir mal así que quise zanjar el tema.
- Sí, tienes razón, aún es pronto.
Sonreí y sentí como ella suspiró, quizás aliviada, me abrazó y besó mi cabeza.
- ¿Sabes que te amo, no?
Sonreí y me mordí el labio, me sentía un poco triste pero aún así ella siempre conseguía sacarme una sonrisa y hacerme un poquito más feliz.
- ¿Y tú sabes que yo te amo más, no?
Alzó las cejas sonriendo y me señaló con el dedo índice.
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Yo, más yo que nunca
FanfictionSe prometieron amor eterno. Pero ¿podrá el amor contra todo? ¿Y contra la muerte?