Capítulo 19

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Narra Vanesa

Pepi se fue dejando un hambiente un poco tenso entre nosotras, era algo extraño lo que acababa de pasar, pero gracioso a la vez.

- Bueno, ¿qué? ¿desayunamos? - Preguntó rompiendo el silencio.

Miré a Malú que ya estaba atacando lo que había preparado en la bandeja y no pude evitar soltar una carcajada.

- ¡Ay! ¡No has tardado ni un segundo en ir a atacar a la comida!

Me lancé a la cama pero con cuidado de no tirarle nada y eso la hizo sonreír, lo cual me alegró.

- Eres una gorda, Malú.

Le di un bocado a la galleta que tenía en la mano antes de que se la acercase a la boca y me miró achicando los ojos.

- ¡Oh no, no acabas de hacer eso!

Negó con la cabeza a la vez que yo asentía mordiéndome el labio inferior.

Sin saber cómo, de un solo movimiento había conseguido dejar la bandeja sobre la mesita de noche y colocarse encima mío agarrándome de las muñecas impidiendo así que me pudiese mover.

- ¡Ay, Malú! ¡Quita! ¡Que pesas!

Pataleé como pude ya que estaba boca abajo y además me dio la risa.

Sin previo aviso comenzó a hacerme cosquillas y ahí creí que me moría.

- Para por favor... - le dije a duras penas ya que casi no estaba respirando de tanto reír.

Paró de hacerme cosquillas y poco a poco fui recuperando el aire, puso sus manos cerca de mi culo, que es donde estaba sentada, y no pude evitar sonrojarme.

Poco después se tumbó sobre mi espalda dejando todo su peso caer sobre mi como si nada.

- Oye, tú, madrileña. - susurré.

- Dime.

Noté que estaba sonriendo y eso me hizo sonreír también.

- Tienes que dejar de comer Pizza y comer más ensaladas, que no veas como pesas colega...

Me dio un golpe en el brazo del cual me quejé a la vez que reía, en realidad lo decía para picarla y ella lo sabía perfectamente.

- ¿Te ha poseído Amparo esta mañana o qué? - Me dijo riendo.

- Algo así - reí - así que ya sabes, más ensaladas en tu menú a partir de ahora.

Se levantó volviendo a quedar sentada sobre mi culo y me miró alzando las cejas.

- ¿Quién eres y qué has hecho con Vanesa?

Estallé a reír con las caras que puso y los gestos exagerados que hacía, le encantaba desde siempre sobreactuar y bromear y a mi me hacía feliz verla así.

Pasamos el rato bromeando, acabamos de desayunar con tranquilidad hasta que me dio por mirar mi móvil y ahí volví a mi realidad.

Tenía varios mensajes de Inma que no había leído aun.

"¿Como que has salido?"

"¿con quién?"

"¿De qué tenemos que hablar Vanesa? me estás preocupando, espero que no sea nada."

"¿A qué hora vuelves a casa?"

"Te echo de menos."

"Te quiero."

Rodeé los ojos harta de leer sus mensajes y apagué el móvil, fui directa al jardín, sentí la necesidad de respirar aire, de desatarme de algún modo de algo que me estaba asfixiando.

- Ey, ¿Está todo bien?

Me dijo Malú que salió detrás de mi.

- Sí, es solo que... necesitaba aire.

Noté como se acercaba lentamente.

- Ya...

Me dio un pequeño codazo al llegar a mi lado.

- Va anda, que nos conocemos, ¿que te pasa?

- ¡Joder, Malú! que estoy bien, ¿vale?

Vi que se había liado un cigarro, se guardó el resto del paquete, se cruzó de brazos y agachó la cabeza, me arrepentí al segundo de haberle contestado así.

- Vale.

Se puso a fumar, ambas estábamos en silencio, no hablamos mucho más del tema, Malú pareció entender que yo necesitaba espacio así que me dejó sola.

Un rato después nos montamos en el coche, Pongo y Carmela iban detrás.

- Gracias por llevarme.

Le dije intentando iniciar algún tipo de conversación.

- No podía dejar que vuelvas caminando, que no vives cerca precisamente.

Le sonreí y puse mi mano encima de la suya, pude notar como se tensó tras mi contacto, quise quitar la mano para no incomodarla pero ella la agarró para impedirmelo, me miró y me sonrío.

Estuvimos prácticamente todo el trayecto en silencio, con la radio sonando de fondo y nuestras miradas que se buscaban constantemente.

- Oye, ¿esa no es Inma?

Estábamos casi llegando, y justo en mi portal estaba Inma hablando con una mujer que me resultaba bastante familiar pero a quién no llegaba a verle bien la cara, Inma le estaba dando dinero, y por lo que pude ver era una cantidad bastante importante, no entendía qué estaba pasando.

Malú aparcó justo en frente, Inma nos miró perpleja, salí cabreada al darme cuenta de con quién estaba.

- ¿Que coño haces tú aquí?

Me acerqué a paso rápido dispuesta a partirle la cara.

- Yo también me alegro de verte Vanesita.

Me sonrió desafiante, la empujé con rabia contra la pared y la agarré de la camiseta con fuerza.

- Vanesa, ¿que haces? ¡suéltala!

Me dijo Malú que se había bajado del coche a toda prisa al ver lo que pasaba.

- No te metas en esto Malú.

La miré y me encontré con sus ojos que me transmitían esa calma que tanto necesitaba ahora mismo, y el saber que todo estaba bien.

- No sé quién es ni que te ha hecho, pero tú no eres así Vanesa.

Volví la mirada a Alex, la miré con rabia durante unos segundos y después la solté, me moría de ganas de partirle la cara pero Malú tenía razón, esa no era mi forma de actuar.

- Vete. - Le dije con firmeza

- Está bien, me voy, pero no dudes que volveré, Inma aún no me ha pagado todo lo que me debe.

La miró a través de mi hombro, me di la vuelta y miré a Inma que me observaba en silencio, la noté algo preocupada, recordé que la había visto dándole dinero, volví a mirar a Alex, no estaba entendiendo nada de lo que estaba pasando aquí.

- ¿De que estás hablando?

Yo, más yo que nuncaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora