Capítulo 44

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Narra Malú

- ¡Malú!

Me giré instantáneamente al escuchar mi nombre de aquella voz que me resultó tan familiar.

Me quedé petrificada al verle, ¿qué hacía él aquí?

- Gonzalo... - me titubeó la voz al pronunciar su nombre.

- Llevo llamándote desde dos calles atrás, ¿no me has escuchado? - me dijo sonriéndome mientras señalaba por donde había venido.

- Eh... no, no te he oído, lo siento - reí nerviosa.

- Bueno, no pasa nada amor, vamos a casa.

Se acercó hacia a mi agarrandome por la cintura y me besó, después me sonrió y comenzó a caminar cogido de mi mano.

Sentí un horrible escalofrío por todo el cuerpo que me dejó petrificada, comencé a sentirme mareada y con muchas ganas de vomitar, le miré, no entendía nada.

- Cariño, estás pálida, ¿te encuentras bien? - Me dijo poniendo su mano en mi barbilla y acariciandome con delicadeza. ¿Desde cuando Gonzalo era así?

- Eh... Sí, sí, estoy bien... - Le contesté algo extrañada.

- Pues que pena, porque eres una zorra.

Le miré seria, realmente no estaba entendiendo nada.
Observé a mi alrededor, ¿Cuando habíamos llegado a mi casa?

Sentí un fuerte golpe en la cara y una lágrima cayó por mi mejilla, con su mano comenzó a apretar mi cuello dejándome unos segundos sin respiración, de un empujón me lanzó al suelo y comenzó a patearme el estómago, la espalda, y todo el cuerpo, me dolía todo, y cada vez me costaba más respirar, me faltaba el aire y ni si quiera podía llorar, estaba totalmente paralizada.

Se acercó a mi oído y me susurró.

- Nunca serás madre.

Y acto seguido sentí un golpe en el estómago, volvió a darme otro puñetazo, y otro, y otro... me quedé boquiabierta, sin respiración, y sin poder moverme, cerré los ojos apretandolos con fuerza y una lágrima calló por mi mejilla.

Fue entonces cuando de repente cogí aire, me senté asustada abriendo los ojos de par en par.

Miré a mi alrededor con la respiración agitada y mis manos en mi barriga, vi a Vanesa tumbada a mi lado, que se despertó y me miró extrañada.

- Ey, gorda, ¿Que te pasa?

Se sentó junto a mi rodeandome con sus brazos y acariciando mi espalda.

No podía parar de llorar, estaba temblando y aún tenía la sensación de que me estaba ahogando.

- Yo... he tenido una pesadilla. - Le conté casi sin respiración.

Vanesa me dedicó una sonrisa, una de esas que tanto me gustaban, que tanto me tranquilizaban y me llenaban de paz, me dio un beso en el hombro y juntó su cabeza con la mía mientras me abrazaba con fuerza, lo cual me hizo sentirme protegida.

- A sido solo un sueño mi amor, ya pasó, y yo estoy aquí contigo, queriendote muchísimo, y nada malo te va a pasar.

Sonreí ya mucho más relajada, giré la cabeza mirándola y la besé.

- Te amo. - Le susurré muy cerca de sus labios.

- Y yo mi amor, y yo. - Me respondió sonriéndome, acariciando mi mejilla y volviéndome a besar.

Mis manos aún seguían en mi barriga, había sido todo tan real...

- Anda ven cariño. - Dijo a la vez que se tumbaba.

Yo, más yo que nuncaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora