Capítulo 41

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Narra Vanesa

Abrí los ojos y me encontré con una mirada de un color azul intenso, poco a poco la fui viendo con más claridad, era Amanda.

- ¿Como te encuentras?

Tardé unos minutos en reaccionar y le contesté a duras penas.

- Estoy algo mareada.

Dije en apenas un hilo de voz.

- Normal, te ha dado un bajón de azúcar.

Tragué saliva y respiré profundo, intenté reincorporarme mejor pero me dio un fuerte dolor de cabeza y me toqué la frente.

- ¿Te duele?

Asentí.

- No me extraña, te desmayaste y te golpeaste en la cabeza, tienes un buen chichón amiga.

- ¿Tú que haces aquí? - Le pregunté extrañada.

- Me llamó Sol después de llamar a la ambulancia, y como soy doctora han accedido a no llevarte al hospital y que puedas quedarte aquí bajo mi vigilancia

Le sonreí.

- Gracias.

Me sonrió también.

- No las des amiga, para eso estamos. - Dijo Sol apareciendo en la habitación.

- ¿Habéis avisado a Malú? - Les pregunté.

- ¿Y soportar que le de un infarto por nada? no, gracias.

Amanda y yo reímos por el comentario de Sol, la verdad es que Malú era bastante exagerada.

- Pero a Ana sí, tenías que ir con ella después, ¿no? - Dijo Sol.

Asentí.

- Vendrá a buscarte, no creo que tarde mucho en llegar. - Añadió Amanda mirando la hora.

Justo entonces sonó el timbre.

- Hablando del rey de Roma... - Dijo Sol saliendo de la habitación.

Segundos después entró con Ana, suspiró aliviada al verme, y noté que se había estado preocupada.

- Anita - Pronuncié su nombre a duras penas, ya que aun me encontraba algo mareada.

Me abrazó con fuerza y sonreí.

- Joder... menudo chichón llevas amiga - dijo mirando mi frente.

- Anda vamos, que ponguito ya debe pensar que lo he abandonado. - Le dije intentando levantarme para irnos a por él.

.  .  .

Después de hacer todo lo debido, llegé por fin a casa de Malú, en cuanto abrió la puerta enmudeció, abrió los ojos como platos y acto seguido su expresión era de horror.

- ¡Ay mi amor! ¿Pero que te ha pasado?

- Yo también me alegro de verte y te quiero mucho.

Dije rodeando los ojos a la vez que pasaba. Me senté en el sofá, apoyé la cabeza hacia atrás, cerré los ojos y volví a tocar mi frente, la verdad es que me dolía bastante la cabeza.

- ¿Te duele?

Me preguntó mientras se sentaba, yo solo asentí.

- Toma.

Abrí los ojos y vi que había cogido una bolsa de hielo para mi chichón, le sonreí, esta mujer era realmente adorable, en lugar de coger la bolsa agarré de sus muñecas atrayéndola hacia a mi, juntando así sus labios con los míos para besarla.

- Gracias mi amor. - Dije aún entre sus labios.

Me puse la bolsa en la frente para calmar el dolor y a ver si así me bajaba la hinchazón.

- ¿Como te has hecho eso?

Dijo con el tono más calmo y suave que le había oído en la vida, mientras agarraba mi mano y me hacía leves caricias con la yema de sus dedos.

- Al parecer me dio un bajón de azúcar en casa de Sol y me desmayé, y bueno, al caer al suelo me di en la cabeza.

- Joder... podrías haberte matado.

Abrió grandes los ojos y me miró angustiada.

- Podría, pero estoy bien.

Suspiró preocupada y yo le sonreí.

- De verdad, no te preocupes boba, además, estás tú para cuidarme.

Sonrió y me besó.

- Por cierto, Ana me ha ayudado a preparar la maleta, está en el coche, tú habrás acabado ya con la tuya, ¿no?

Rió y se apoyó en mi.

- ¿Y si te digo que no?

Se mordió el labio, lo cual me encantaba.

- Te mato Maria Lucía, y esta vez no de la forma que a ti te gusta.

Rió mucho más fuerte que antes y yo no pude evitar sonreír, aun que me esforcé por aparentar estar seria, pero sin mucho éxito la verdad.

- Es broma idiota, ya está hecha, si quieres la llevo ya al coche.

Negué con la cabeza.

- No hace falta, ya la llevamos mañana, ahora vamos a la cama anda.

- Ah, ¿que entonces sí que me vas a matar como a mi me gusta?

Me sonrió mirándome de forma pícara, reí y Malú se sonrojó, cosa que adoraba.

- Sí, con esposas y todo.

Le dije acercándome lentamente y dejando un beso húmedo en sus labios.

- ¿Y látigo?

Se mordió el labio de nuevo.

- También, también. - dije casi en un susurro.

Me levanté del sofá con cuidado ya que me dolía la cabeza y etrelacé mis dedos con los de Malú tirando de ella para que me siguiese, una vez en la habitación la empujé a la cama y gatee quedando encima de ella, le di un tierno y lento beso en los labios, saboreando bien cada parte de su boca, le sonreí dejandole un último beso beso en la punta de la nariz, me tumbé sobre su pecho y cerré los ojos.

- ¿Que haces?

Me preguntó extrañada.

- Dormir.

Pude ver su cara en ese momento aún estando con los ojos cerrados, y no pude evitar soltar una pequeña carcajada que intenté retener.

- Pero... ¡Me engañaste!

Besé su pecho entre risas y la estrujé en un abrazo.

- Buenas noches mi amor. - Susurré ya casi dormida.

La oí suspirar resignada.

- Que sepas que esta me la vas a pagar malagueña - reí - Anda, buenas noches gorda.

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Vale, espero con esto haber calmado vuestros corazones y que ya no estén preocupados por Vanesa, que como ven, está perfecta y, próximo capítulo; ¡PARÍS!

Quién sabe, lo mismo hasta nos hacen un hijo. 😏😏

Os leo en los comentarios guapxs.

Un beso!😘

Yo, más yo que nuncaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora