Narra VanesaAbrí los ojos y me encontré con una mirada de un color azul intenso, poco a poco la fui viendo con más claridad, era Amanda.
- ¿Como te encuentras?
Tardé unos minutos en reaccionar y le contesté a duras penas.
- Estoy algo mareada.
Dije en apenas un hilo de voz.
- Normal, te ha dado un bajón de azúcar.
Tragué saliva y respiré profundo, intenté reincorporarme mejor pero me dio un fuerte dolor de cabeza y me toqué la frente.
- ¿Te duele?
Asentí.
- No me extraña, te desmayaste y te golpeaste en la cabeza, tienes un buen chichón amiga.
- ¿Tú que haces aquí? - Le pregunté extrañada.
- Me llamó Sol después de llamar a la ambulancia, y como soy doctora han accedido a no llevarte al hospital y que puedas quedarte aquí bajo mi vigilancia
Le sonreí.
- Gracias.
Me sonrió también.
- No las des amiga, para eso estamos. - Dijo Sol apareciendo en la habitación.
- ¿Habéis avisado a Malú? - Les pregunté.
- ¿Y soportar que le de un infarto por nada? no, gracias.
Amanda y yo reímos por el comentario de Sol, la verdad es que Malú era bastante exagerada.
- Pero a Ana sí, tenías que ir con ella después, ¿no? - Dijo Sol.
Asentí.
- Vendrá a buscarte, no creo que tarde mucho en llegar. - Añadió Amanda mirando la hora.
Justo entonces sonó el timbre.
- Hablando del rey de Roma... - Dijo Sol saliendo de la habitación.
Segundos después entró con Ana, suspiró aliviada al verme, y noté que se había estado preocupada.
- Anita - Pronuncié su nombre a duras penas, ya que aun me encontraba algo mareada.
Me abrazó con fuerza y sonreí.
- Joder... menudo chichón llevas amiga - dijo mirando mi frente.
- Anda vamos, que ponguito ya debe pensar que lo he abandonado. - Le dije intentando levantarme para irnos a por él.
. . .
Después de hacer todo lo debido, llegé por fin a casa de Malú, en cuanto abrió la puerta enmudeció, abrió los ojos como platos y acto seguido su expresión era de horror.
- ¡Ay mi amor! ¿Pero que te ha pasado?
- Yo también me alegro de verte y te quiero mucho.
Dije rodeando los ojos a la vez que pasaba. Me senté en el sofá, apoyé la cabeza hacia atrás, cerré los ojos y volví a tocar mi frente, la verdad es que me dolía bastante la cabeza.
- ¿Te duele?
Me preguntó mientras se sentaba, yo solo asentí.
- Toma.
Abrí los ojos y vi que había cogido una bolsa de hielo para mi chichón, le sonreí, esta mujer era realmente adorable, en lugar de coger la bolsa agarré de sus muñecas atrayéndola hacia a mi, juntando así sus labios con los míos para besarla.
- Gracias mi amor. - Dije aún entre sus labios.
Me puse la bolsa en la frente para calmar el dolor y a ver si así me bajaba la hinchazón.
- ¿Como te has hecho eso?
Dijo con el tono más calmo y suave que le había oído en la vida, mientras agarraba mi mano y me hacía leves caricias con la yema de sus dedos.
- Al parecer me dio un bajón de azúcar en casa de Sol y me desmayé, y bueno, al caer al suelo me di en la cabeza.
- Joder... podrías haberte matado.
Abrió grandes los ojos y me miró angustiada.
- Podría, pero estoy bien.
Suspiró preocupada y yo le sonreí.
- De verdad, no te preocupes boba, además, estás tú para cuidarme.
Sonrió y me besó.
- Por cierto, Ana me ha ayudado a preparar la maleta, está en el coche, tú habrás acabado ya con la tuya, ¿no?
Rió y se apoyó en mi.
- ¿Y si te digo que no?
Se mordió el labio, lo cual me encantaba.
- Te mato Maria Lucía, y esta vez no de la forma que a ti te gusta.
Rió mucho más fuerte que antes y yo no pude evitar sonreír, aun que me esforcé por aparentar estar seria, pero sin mucho éxito la verdad.
- Es broma idiota, ya está hecha, si quieres la llevo ya al coche.
Negué con la cabeza.
- No hace falta, ya la llevamos mañana, ahora vamos a la cama anda.
- Ah, ¿que entonces sí que me vas a matar como a mi me gusta?
Me sonrió mirándome de forma pícara, reí y Malú se sonrojó, cosa que adoraba.
- Sí, con esposas y todo.
Le dije acercándome lentamente y dejando un beso húmedo en sus labios.
- ¿Y látigo?
Se mordió el labio de nuevo.
- También, también. - dije casi en un susurro.
Me levanté del sofá con cuidado ya que me dolía la cabeza y etrelacé mis dedos con los de Malú tirando de ella para que me siguiese, una vez en la habitación la empujé a la cama y gatee quedando encima de ella, le di un tierno y lento beso en los labios, saboreando bien cada parte de su boca, le sonreí dejandole un último beso beso en la punta de la nariz, me tumbé sobre su pecho y cerré los ojos.
- ¿Que haces?
Me preguntó extrañada.
- Dormir.
Pude ver su cara en ese momento aún estando con los ojos cerrados, y no pude evitar soltar una pequeña carcajada que intenté retener.
- Pero... ¡Me engañaste!
Besé su pecho entre risas y la estrujé en un abrazo.
- Buenas noches mi amor. - Susurré ya casi dormida.
La oí suspirar resignada.
- Que sepas que esta me la vas a pagar malagueña - reí - Anda, buenas noches gorda.
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Vale, espero con esto haber calmado vuestros corazones y que ya no estén preocupados por Vanesa, que como ven, está perfecta y, próximo capítulo; ¡PARÍS!
Quién sabe, lo mismo hasta nos hacen un hijo. 😏😏
Os leo en los comentarios guapxs.
Un beso!😘
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Yo, más yo que nunca
FanfictionSe prometieron amor eterno. Pero ¿podrá el amor contra todo? ¿Y contra la muerte?