Capítulo 43

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Narra Malú

Abrí los ojos poco a poco y sentí un dolor punzante en las pupilas a causa de la luz que había, en cuanto mis ojos se acostumbraron a la claridad pude ver perfectamente que estaba en una habitación de hospital, me asusté, miré por todas partes con desesperación pero no había nadie, estaba yo sola y me puse algo nerviosa, intenté moverme y justo vi como se abría una puerta corredera que había en la parte izquierda de la habitación, sonreí instantáneamente al ver a Vanesa y una lágrima calló sin previo aviso por mi mejilla.

- Ey gorda, ya te has despertado.

Me dijo con una voz súper dulce y sonriéndome a la vez que se acercaba hacia a mi y me depositaba un beso en los labios.

- Pensé que no estabas. - Le dije agarrando de su camiseta para que se quedase pegada a mi.

- Solo he ido al baño un momento mi amor, - se acomodó sentandose en el borde de la cama - no me he movido de aquí en todo el rato, jamás te dejaría sola.

Me acarició la mejilla y le sonreí.
Miré la puerta por la que la había visto salir y efectivamente en ella había un cartel en el que indicaba que era un labavo, la volví a mirar y entrelacé mi mano con la suya.

- Lo siento - Susurré.

- ¿Por qué? - Frunció el ceño sin entender.

- Por arruinarlo todo, se supone que este iba a ser un viaje romántico para desconectar de todo y centrarnos en nosotras y yo lo he estropeado todo, de verdad que lo siento...

Me interrumpió.

- Ey, eso si que no, quítate esa idea de la cabeza, que no has estropeado nada.

- Pero yo...

- Pero tú nada Malú, no voy a consentir que te eches la culpa de nada, todo sigue siendo perfecto mientras esté contigo.

Me sonrió y me dio un suave y tierno beso en los labios.

Le iba a contestar cuando justo entró una mujer en la habitación, llevaba una bata blanca así que deduje que sería la doctora.

- Hola, veo que ya estás despierta, ¿que tal te encuentras?

Me sorprendí al ver que hablaba español y por el gesto de mi cara creo que lo notó.

- Ay Hola, pues estoy muy bien.

Le contesté alegre, me sonrió medio riéndo e instantáneamente me sonrojé, me mantuvo la mirada unos segundos hasta que Vanesa carraspeó haciendo que ambas la mirasemos.

- ¿Cuando le dan el alta?

Sonreí mordiéndome el labio al ver lo seria que le estaba hablando a la doctora, por su gesto pude deducir que no le había hecho gracia la miradita que me había echado, sabía que nunca iba a reconocer que se había puesto celosa así que decidí jugar un poco con ella.

- Pues le miro la tensión, temperatura, constantes vitales... y si todo está correcto se puede ir ahora mismo. - Le dijo a Vanesa mientras revisaba unos papeles que llevaba entre las manos.

- Muy bien. - Le dedicó la sonrisa más falsa que le había visto en la vida, hay que decir que mi chica para actriz no sirve.

- Voy a por un par de cosas y vuelvo. - Me miró guiñandome un ojo antes de salir y yo le sonreí coqueta.

- ¿Que ha sido eso?

La cara de Vanesa era un cuadro, quise reírme pero intenté disimular y hacerme la despistada.

- ¿El qué?

Me miró con el ceño fruncido y sopló.

- Nada, serán cosas mías.

Yo, más yo que nuncaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora