Capítulo 47

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Narra Malú

Me desperté sobresaltada al notar que alguien tocaba mi hombro.

- Lo siento, no quería asustarte. - Susurró algo preocupada.

La miré fijamente durante unos segundos, era la enfermera de ayer, la verdad es que era bastante guapa, se le veía joven, de mi edad seguramente, o un par de años menor.

Me sonrió y carraspeó, supongo que para llamar mi atención, ya que seguía mirándola fijamente sin decir nada.

- Perdona pero deberías salir, tenemos que hacerle las curas, será un momento. - Volvió a sonreírme.

Miré a Vanesa y esta vez reaccioné.

- Eh... Sí, sí, perdón - reí algo nerviosa mientras me levantaba de aquél incómodo sillón.

Busqué mi bolso y mi móvil y salí.

Me dirigí a la cafetería, eran las
07:00 am. Me sorprendía la cantidad de gente que había a esta hora en un hospital, tenía el estómago cerrado, estaba demasiado preocupada por Vanesa y era incapaz de comer nada, así que simplemente me pedí un café y me senté en la terraza para poder fumar, por mucho que lo intentaba no conseguía dejar de pensar en el día del accidente, en la discusión que tuvimos, en todo lo que le dije, en el beso que me dio. Cerré los ojos por un instante, concentrándome en aquél momento, en sus caricias, su mano sujetándome por la cintura, aquél último beso. Sentí como una lágrima recorría mi mejilla, di una calada al cigarro con los ojos aún cerrados.

- Ohu chiquilla, que pareces una chimenea - Dijo alguien a mi espalda.

Sonreí al escuchar aquella voz, abrí los ojos sin poder evitar reír y la vi.

Me levanté inmediatamente y la abracé fuerte, y en ese abrazo sentí como si estuviese a salvo, como si nada malo pudiese pasarme. Me separé y la agarré de la cara con ambas manos, le di un suave beso en la mejilla y le coloqué un mechón detrás de la oreja con delicadeza mientras le sonreía mirándole a los ojos.

- Que guapa que estás Toñi - Le dije sin dejar de sonreírle.

- Que zalamera eres - rió poniéndose colorada.

- Siéntate anda - Le dije indicándole la silla que había libre en mi mesa.

Ambas lo hicimos, me miró de frente y me sonrió.

- ¿Has podido entrar a verla? - Me atreví a preguntarle mientras le agarraba de ambas manos, para así, a mi modo, intentar darle fuerzas.

Negó con la cabeza y vi como le comenzaban a brillar los ojos.

- Mi niña... - susurró cabizbaja - ¿Cómo está? - me miró fijamente.

- Eh... yo... ella... - Me puse nerviosa, no sabía que es lo que le había explicado Ana y lo que no, y no sabía muy bien qué decirle, ni cómo.

Me acarició la mano sonriéndome.

- Tranquila corazón, lo sé todo, simplemente quiero saber como la ves tú, como está físicamente, es que es mi ni niña y la verdad, tengo un poco de miedo de como me la vaya a encontrar.

Me partió el alma verla así, pero suspiré y le expliqué con calma, lo cual la dejó mucho más tranquila.

- Por cierto Toñi, ¿No ha Venido Francisco? ¿ni tus hijos? - Le pregunté algo extrañada.

Suspiró, y por el gesto que hizo intuí que algo malo pasaba.

- Verás chiquilla, mi marido hace unos meses que comenzó a estar delicado del corazón, y al enterarse de lo sucedido a nuestra niña ha tenido un infarto al corazón, gracias a la virgen a sido solo un susto, pero está bastante enfermo y no ha podido venir, mi Francis se ha tenido que quedar con él, yo he venido con Antonio, que debe estar ahora viendo a Vanesa.

- ¡Ay Toñi! No tenía ni idea, Vanesa no me había dicho nada... - le dije casi en un susurro.

- Bueno, es que Vanesa no lo sabe, su padre lo quiso así, sus hermanos se enteraron por el infarto.

Asentí mientras procesaba toda la información.

Estuvimos un rato más hablando hasta que decidimos subir a la planta de Vanesa.

Mi cara cambio cuando vi a Antonio que estaba hablando con una mujer, la miré, era Inma.

- ¡Cuñada! - Me dijo Antonio sonriente a la vez que se acercaba a mi con los brazos abiertos para abrazarme.

Me abrazó durante un rato, acariciandome la espalda de arriba abajo, cuando nos separamos me sonrió pero yo fui incapaz de devolverle la sonrisa, miré a Inma, seria, con la cabeza alta, tragué saliva, intentando aguantar las lágrimas que comenzaban a brotar en mis ojos.

- ¿Que haces aquí? - Le pregunté intentando estar calmada.

- He venido a ver a mi Vanesa. - Me respondió sonriente, sentí rabia y mucha impotencia.

- ¿Perdona? - le dije incrédula.

Me estaba cabreando, estaba haciendo un gran esfuerzo por no montar aquí un espectáculo, más que nada por Toñi, bastante tenía ya, cómo para tener que aguantar estas cosas.

- Malú por favor... - Me dijo Antonio al oído y haciéndome una leve caricia en el brazo.

Lo capté rápido, le miré, no lo pude contener más y un par de lágrimas comenzaron a caer de mis ojos, me las limpié rápido y tragué saliva.

- Yo... mejor me voy y... os dejo solos para que la podáis ir viendo tranquilos, estaré en la cafetería, por si necesitáis algo o hay nuevas noticias...

Y salí de allí, caminando a toda prisa por aquellos interminables pasillos hasta encontrar por fin el baño, entré, por suerte no había nadie y me encerré dentro, no pude evitar romperme a llorar.

Después de un rato me lave la cara, me retoqué el maquillaje y me dispuse a salir, pero justo al abrir la puerta me topé con Inma.

- ¿Ibas a alguna parte? - Me preguntó volviéndome a empujar hacia adentro y cerrando la puerta después de pasar ella también.

- No te interpongas en mi camino Malú, o vamos a tener serios problemas. - Me señaló con el dedo.

- ¿De qué hablas?

- De Vanesa, ya te lo dije, ella está conmigo, y tú no pintas nada aquí, no sé como tienes ganas de verla después de que te haya puesto los cuernos - rió triunfante - no te creía tan imbecil Malú, aun que... - frunció el ceño - ahora que lo pienso, ¿no habríais discutido cuando tuvo el accidente, no?

Abrí los ojos como platos, me quedé perpleja, tragué saliva y creo que se me descompuso la cara.

- ¡No me lo puedo creer! así que fue tú culpa eh... - sonrió de lado.

Fruncí el ceño sin entender nada.

- Sabes qué, me vas a hacer un pequeño favor, vas a volver a esa sala, y le vas a explicar a Toñi que tú y Vanesa ya no sois pareja, que te dejó por mi, inventate lo que quieras, pero deja bien claro que ahora está conmigo, ¿está claro? - Me quedé perpleja, esta mujer no podía estar hablando en serio.

- ¿Y por qué iba a hacer eso? - Le dije desafiante.

Inma se acercó aún más hacia a mi, me arrinconó contra la pared y me susurró al oído.

- Porque sinó sabrá que por tu culpa su hija está en coma. Y créeme, te odiará.

No se en que momento había comenzado a llorar, pero no lo podía evitar, las lágrimas caían sin cesar, me sentía cada vez peor persona. Solo deseaba que esta pesadilla acabe, y no veía el momento, ni que avanzase nada, me encontraba estancada en un lugar sin salida, y solo podía llorar.

- Por tu bien, espero haber escuchado mal. - dijo una voz detrás de Inma.

Yo, más yo que nuncaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora