Capítulo 53

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Narra Vanesa

Las semanas iban pasando y la rehabilitación cada vez se me hacía más pesada, me costaba ver los avances, al menos los físicos, porque respecto a la memoria, ya había logrado recordar bastantes más cosas y momentos de mi vida con bastante detalle.

Pastora venía a verme mínimo dos días cada semana, ella era una de las personas que cuando desperté no recordaba conocer, pero de un momento a otro, en una de las visitas que me hizo, de repente algo hizo click en mi cabeza, y la recordé, la sensación fue maravillosa y me emocioné.

flashback

Pastora estaba en la cocina llenándose un vaso de agua, me acerqué como pude por detrás con la silla de ruedas, se giró y me dedicó una leve sonrisa antes de beberse todo de un solo trago.

De repente sentí como me daba un vuelco el corazón y abrí los ojos como platos mientras ella volvía a guardar el agua en su sitio y dejaba el vaso sobre la mesa de la cocina.

- ¿Estás bien? - Me preguntó mirándome un tanto extrañada.

- Amparo... - fue lo único que alcancé a decirle, se me entrecortó la voz y los ojos se me empañaron de lágrimas.

Vi como se ponía la mano en la boca, me sonrió y se abalanzó a abrazarme.

fin del flashback

Aún se me pone la piel de gallina cada vez que lo recuerdo, fue como despertar de golpe, ver por fin la realidad.

- ¡Vanesa! - Me gritó la fisioterapeuta haciendo que volviese a la realidad.

- ¿Eh? - le dije algo confusa y asustada por el grito.

- Llevas rato ignorándome y te habías quedado embobada mirando a saber qué. - me dijo de brazos cruzados y con el ceño bastante fruncido.

- Yo... Lo siento, estaba pensando. - Intenté excusarme.

- De todas formas hemos acabado por hoy, no te veo muy por la labor y además tienes que descansar.

La miré, estaba terminando de recoger sus cosas, supongo que para irse.

- Eh... Marta... - la llamé y me miró.

Me hizo un gesto con la cabeza indicándome que hablase y tragué saliva antes de hacerlo.

- ¿Cuando crees que podré volver a caminar? - El corazón me iba a mil, temía la respuesta.

- El caso es complicado, no nos vamos a engañar, pero no está perdido, te dije que caminarías, y lo harás, solo hay que tener paciencia, cada persona tiene su proceso. - Me sonrió al acabar de hablar, supongo que para tranquilizarme, aun que ese gesto me ponía más nerviosa.

- Gracias - Le contesté sonriéndole falsamente.

Se acercó y me dio dos besos.

- Cuídate guapa, nos vemos mañana. - Me dijo a la vez que se dirigía hacía la puerta.

Segundos después de salir llamaron a la puerta. Suspiré, seguro que se había dejado algo. Me deslicé como pude con la silla de ruedas hasta la puerta y abrí, me sorprendí al ver a Malú, y de hecho no pude evitar sonreír como una boba.

- No te esperaba - Le dije casi tartamudeando - Pasa, pasa.

- Creí haberte dejado bastante claro que vendría a tus sesiones de rehabilitación siempre que pueda. - Me dijo guiñándome el ojo mientras dejaba su bolso sobre la mesa del salón.

- Pues llegas un poco tarde, la fisioterapeuta se acaba de ir. - Le dije con el ceño fruncido.

- Te equivocas, llego justo a tiempo. - Y volvió a guiñarme el ojo.

Yo, más yo que nuncaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora