Capítulo 46

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Los sentimientos de Kurt hacia Axl no eran claros del todo. La mente del rubio era un enredo, ya no sabía lo que quería, ni lo que deseaba y tampoco entendía cómo había llegado a esto.

Kurt no sabía lo que era el amor, porque nunca había experimentado ese sentimiento. Nunca sintió lo que era querer verdaderamente a alguien y recibir el mismo cariño a cambio. Por eso ahora su cordura le jugaba una mala pasada.

Creía estar loco, loco porque sentía algo por aquella persona a la que juró odiar por el resto de su vida, a la que prometió destruir cueste lo que cueste. Pero Axl ya estaba destruido, y ahora ya no lo veía a con aquellos ojos, despreciando cada parte de su ser, sino que comenzaba a sentir cierto cariño por él. Algo en su pecho le provocaba una agradable sensación al estar con él, y ayudar al pelirrojo a salir adelante era lo único que le importaba ahora, porque para Kurt su propia felicidad no era lo primordial, todos sus problemas parecía dejarlos atrás a medida que conocía más y más a Axl.

Y ahora lo tenía al pelirrojo allí, frente a él, fumando un cigarro mientras observaba el suelo, pensando en quién sabe qué, mientras Kurt lo observaba y no podía creer cómo habían llegado ambos a esto: a formar una amistad, una amistad que estaba rozando los límites entre el amor y el odio.

—Kurt...—el pelirrojo lo sacó de sus pensamientos y Kurt, atontado, dirigió sus ojos azules a él.

—¿Qué?

—¿Acaso no debes ensayar?—preguntó mirando el reloj que estaba sobre la pared frente a él.

—Si, debería ir pero...—el rubio rascó su cabeza, intentando formular una excusa creíble para Axl. No quería irse y dejarlo solo.

—¿No piensas ir porque yo estoy aquí, verdad?—Axl lo había descubierto.—No te preocupes, ahora yo iré a mi casa.—apagó su cigarrillo en el cenicero que estaba sobre la mesa frente a él y se paró de su lugar, para luego dirigirse a la puerta.—Si quieres puedes ir a...—el rubio lo detuvo tomando su antebrazo y lo hizo girar para observarlo.

—¿Por qué no te quedas aquí, Axl?—preguntó y el pelirrojo sacudió su cabeza sin entender.

—¿Quieres que te espere aquí hasta que...?

—No, Axl. Quiero que te quedes aquí, viviendo conmigo.

El color subió de inmediato al rostro del pelirrojo, quién se quedó sin palabras ante aquella propuesta, él no tenía ni idea de lo que Kurt tramaba con esto. Para el rubio esto era una especie de estrategia, porque conviviendo con Axl se daría cuenta si lo que siente por él es pasajero o va más allá de eso.

Por otra parte, Kurt creía que esto era bueno para el pelirrojo, porque nadie más que él sabe que Axl esta aquí. Ahora estaba alejado de cualquier peligro, como Slash y el resto de la banda.

—¿Y qué dices, Axl?—volvió a preguntar el rubio, impaciente.

Lo que el pelirrojo más deseaba era pasar tiempo junto a Kurt, porque era la única persona a la que él tenía en su vida ahora, la única que sobrevivió al fenómeno de Axl Rose, y la única que le tendió una mano cuando más lo necesitaba.

—Esta bien, Kurt.—Axl le dedicó una sonrisa al rubio, quién se la devolvió enseguida.

—Me alegra que hayas aceptado.

*****

—¿Cuánto falta para irnos, maldita sea? Estoy muy cansado.—renegó Dave, a la vez que largó un bostezo, provocando una risa por parte de sus compañeros.

Get in the ring «Nirvana+GN'R»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora