Capítulo 50

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—¿Ya estás más tranquilo, Axl?—preguntó Kurt preocupado viendo al pelirrojo, que aún seguía un poco agitado por la pesadilla que tuvo minutos atrás.

—Si, algo.—Axl sonrió débilmente, evitando que el rubio se preocupara.—Ya se me pasará.

—¿Quieres volver a la cama?

—Si, intentaré volver a dormir.—ni bien Kurt oyó esto, se levantó del sofá y estiró su mano para ayudar a levantar al pelirrojo, quién la tomó gustoso al sentir la cálida mano del rubio.

Ambos caminaron hasta la habitación y Axl se adentró en esta, mientras Kurt se quedó parado en el marco de la puerta, observando con una sonrisa en su rostro cómo el pelirrojo se metía dentro de las sábanas, y este al notarlo no pudo evitar preguntarle a qué se debía su expresión:

—¿Por qué sonríes?—arqueó una de sus cejas, intrigado.

—No lo sé, Axl.—respondió el rubio aún sin borrar la sonrisa de su rostro.

—¿No lo sabes?

—Me siento muy raro últimamente, y te veo y no puedo evitar sonreír.

—¿Acaso te parezco gracioso?

—No, idiota.—Kurt caminó hasta la cama y se sentó a un lado del pelirrojo, separados por unos pocos centímetros que el pelirrojo deseaba romper.—Creo que...—una risa no lo dejó terminar la oración.

—¿Crees qué, Kurt?—preguntó Axl impaciente.

—Creo que me estoy volviendo loco, porque me pareces lindo, Axl.

El color no tardó en subir al rostro de Axl, quién bajó su vista y tapó su rostro con ambas manos avergonzado por lo que acababa de oír. Pero Kurt tomó sus manos y las corrió de su cara para observarlo a sus ojos, sin dejar de sonreír.

—¿Por qué te pones así? ¿Te ofende que te diga eso?

—No, no me ofende, es sólo que...—Kurt lo interrumpió.

—¿Te parece raro oír algo así de mis labios?—Axl asintió.—A veces soy muy impredecible, Axl. Ni siquiera yo sé lo que haré o lo que diré.

—¿Entonces siempre dices cosas así de raras?

—Hago muchas cosas raras y amo probar cosas aún más raras, por ejemplo esto...—Kurt tomó las mejillas de Axl y unió sus labios en un beso.

Esto había sorprendido a Axl, pero tímidamente enredó sus brazos en el cuello del rubio y se acercó más a él, disfrutando los labios de Kurt moverse sobre los suyos, y permitiendo que la lengua del rubio se adentrara en su boca. Y cuando el aire se acabó, se separaron, y Kurt no pudo evitar sonreír al ver el color rojizo que habían tomado las mejillas de Axl.

—Te dije que hago cosas impredecibles, tonto.

—¿Por qué...?—Axl se encontraba agitado, sin aire, y no podía formular una oración por los nervios que sentía ahora mismo.

—¿Por qué lo hice?—el pelirrojo asintió torpemente.—Porque necesitaba probar si lo que siento es pasajero o es real.

—¿Lo qué sientes?—preguntó Axl sin comprender.

—Así es. Creo que me gustas, Axl.

—¿Yo te...?

—Si, pero aún no sé si es de verdad.

Get in the ring «Nirvana+GN'R»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora