Capitulo 31 :
-Entonces no me iré- Llevé su cabeza en mi hombro.
-¿Por qué haces esto?- Levantó su cabeza y miró a otro lado.
-¿Hacer qué?
-¿Qué haces acá? Me dejaste más que claro que no me amas.
-Yo si te amo- Me acerqué a él.
-Si me amarás jamás me hubieses dicho que amabas a Martin.
-¿Qué hubieses hecho tú si tu hubiesen puesto una cuchilla en el estómago?
-¿Qué?- Arrugó la frente.
-Lo que oíste louis.
-¿Te obligaron a decirme eso?- Su boca se abrió tenuemente.
-Sí amor- Lo abracé- Yo te amo como nunca antes he amado a un chico en mi vida.
-Yo también _______- Me hizo mirarlo- ¿De verdad te forzaron a decir todo eso?- Yo asentí- Ahora nadie nos va a separar cosita- Unió sus labios con los míos.
-Esponjosito- Resbalé mi mano por su mejilla- Lamento no haber venido antes.
-Eso mismo me estaba preguntando- Miró sus manos- ¿Por qué me hiciste esperar tanto?- Llevó la vista por su cuarto, estaba hecho un verdadero desastre.
-¿Tú hiciste todo esto?
-Sí, estaba enojado y necesitaba desquitarme.
-¿Le dijiste a alguien lo que paso?
-Sí- Movió la cabeza- Llegué llorando a la casa, mi madre se preocupó y mandó a los chicos a sus casas para intentar sacarme algo de información.
-Entiendo por qué me trato así cuando llegué hace unos minutos con Martin.
-¡Un momento! ¿Qué hacías tú con Martin?- louis ardía en celos.
-Él fue a buscarme a una bodega en donde el maldi’to calvo ese me encerró.
-¿Por qué te encerró?- Me levantó y me sentó sobre sus piernas.
-Me dijo que me dejaría ir cuando tú te olvidarás de mí y me cambiarás por otra- Posé mis manos en la parte más cálida de su cuello.
-Yo jamás podría cambiarte por nadie- Comenzó a acariciar mis piernas- Quiero que eso te quede claro ¿De acuerdo?
-Claro como el agua- Sonreí en tanto me mordía el labio.
-No hagas eso- Se lamió los labios.
-¿Por qué no?- Volví a repetir la acción.
-Porque ahora nadie me va a parar.
Me agarró de la cintura y me recostó en la cama, de a poco se fue acomodando sobre mí. Sus manos recorrieron mi cintura en cuanto sus labios comenzaban a acercarse a los míos… cuando creí que iba a besarme cambió la dirección de su rostro a mi cuello pero no lo besó si no que dejó quieta su cabeza ahí.
-¿Qué haces?- Introduje mis manos en su cabello.
-Hueles delicioso- Posó delicadamente sus labios en mi cuello.
-¿Estás cansado?- Reí.
-¿Cómo sabes?
-Es cosa de verte y escucharte… estás tan cansadito bebé- Me escabullí de debajo de él y apoyé mi cabeza en su pecho.
-Dime que te quedarás conmigo esta noche.
-louis… no he vuelto a casa desde hace mucho, mi abuela debe estar preocupada.