022. Cassandra: Enamorada.

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Ese amor. Eso era lo único que los mantenía lejos, lo único que se interponía entre ellos.

Los ojos de me pesan demasiado cuando despierto, y decido no abrirlos aún. La cama está helada y me siento atrozmente sólo al sentir ese frío agobiante que siempre me encuentra en la soledad.

Se marchó mientras dormía. Sabe que duermo poco, y se marchó mientras dormía. No sé si es bueno, porque no tuve que verla irse, o malo, porque ahora menos querré dormir en su presencia.

Casi quiero reír al pensar en ella saliendo de forma muy silenciosa de la casa, probablemente porque sabía que si se marchaba mientras estuviera despierto sería poco probable que no la convenciera de quedarse un ratito más allí, juntos.

Apenas abro los ojos un rosa roja aparece frente a mi cara.

Ya las he visto, la vez más reciente fue cuando deje a Cass a solas en la casa y me fue a hablar temas con Hades. Eran flores, montones, que habían comenzado a aparecer gracias a la presencia de Cassandra. Habían llenado el primer piso de mi casa, eventualmente, y  ahora que Cassandra se fue era posible que
hubiesen alcanzado el dormitorio... Me pareció, al ver esa flor tan cerca de mí rostro, que Cassandra podría haberlas hecho crecer aún más cuando, al irse, pensó que iba a extrañar estar allí.

Descanso en nuestra cama unos minutos más, y eventualmente me convencí de levantarme.

Aparecer en el mundo mortal no me parece tan agradable esta vez, quizá se debe a que las veces que voy al mundo mortal es porque sé que Cassandra va a estar allí, pero ahora... Ahora está con su madre, arriba.

—Nico,—La voz de una mujer a mis espaldas me sobresalta, y me volteo y la veo por primera vez en mucho tiempo.- Por los dioses, Nico.

Los brazos de la mujer de cabello oscuro me rodean en un abrazo, y poco tarde en sentirla largarse a llorar en mi pecho.

Y, no por primera vez, sólo quiero que mi hermana me suelte, y me deje en paz.

-o-

Granada | Fruta Prohibida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora