068. Perséfone: La Traidora.

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No volvieran a estar juntos.

—Sé que no lo ama ahora mismo, pero sé que lo ha hecho y puede volver a hacerlo.

—El hecho de que él no pueda dejarla ir no significa que ella vaya a amarlo,— Me mira a los ojos, ahora mismo y aquí me odia,— No todas están dispuestas a amar por convicción para conseguir a lo que quieren.

Ella sabe tanto de mí y la desprecio por ello.

—¿Dejarla ir, dices?— Siento mi rostro arder de rabia, mientras mi madre me observa fijamente,— ¡Ese es el problema, joder!

—Perséfone... Cálmate,— Las flores se pudren a mi alrededor.

—¡No! ¡¿Es que no lo ves?! Ese es el problema con ella, nadie la deja ir y ser libre, ¡Todos nos negamos a perderla, aunque eso la destruya!

—Perséfone... Tú tampoco la dejarás ir.

—Ya la destruimos, —Paso ambas manos por mi cabello y cierro los ojos,— ¿No lo ves? La destruimos por completo y ahora sólo hay trozos que no le pueden pertenecer a nadie, ¡La quebramos, y todos estamos dispuestos a conservar un fragmento de lo que era ella! Rota y deshecha, no puede huir... Y lo aceptamos con gusto.

—Hacemos esto porque amamos a tu hermana, porque queremos cuidarla... Todos, todos queremos lo mejor para ella.

—Eso es mentira,—Me doy media vuelta, luego de un segundo,— Adiós, madre.

—¿Qué vas a hacer?

—No la voy a traer...—Silencio a mis espaldas,— Quiero que por una vez en su vida mi hija elija que quiere hacer.

—Eres una traidora, Perséfone.

—¿Y sólo ahora lo notas?

Sé que no. Ella está igual de preparada para hacer esto

-o-

Granada | Fruta Prohibida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora