069. Cassandra: Un hogar.

473 52 2
                                    

Pero el acuerdo se cumplió,

Cassandra tiene labios rojos y suaves. Su labio superior es más delgado que el inferior, pero no demasiado.

Muerde su labio inferior y echa la cabeza hacia atrás. Sus manos están convertidas en dos puños y sus
ojos cerrados con fuerza.

—Nico...— Jadea, e intenta controlar su voz mientras la punta de sus pies se retuerce y su cabello enmarañado se desparrama aún más por la cama,— Oh, Nico...

—¿Mmmh?,— Arqueo la ceja mientras intento contenerme un poco más y la observo retorcerse junto a mi,— ¿Pasa algo, amor?

—Ay... —Frota uno de sus pezones entre sus dedos, luego se acerca a mi,— Buenos...Buenos días...

—Ni siquiera es de día, —Me rio de ella y acaricio su rostro aperlado en sudor,— Es de madrugada, tonta.

—Es... Es porque vives en... Aquí, no sé, cuando es cuando... Yo... Es feo aquí... No hay sol... Mierda...

Sé que extraña el sol. No podría importar menos.

—Hey... —Sus labios atrapan los míos y oigo sus gemidos perderse en mi boca,— Aquí es donde vivo.

Estaba desnuda y dormida cuando mis dedos comenzaron a deslizarse por su cuerpo, y ya cuando estaba húmeda la acerqué a mi, por la espalda, e introduje mis dedos en su sexo húmedo y cálido.

Sus caderas se cargan en mi mano y mis dedos se mueven lenta y tortuosamente. Se voltea, separándose de mi un segundo que se siente eterno y, aún media dormida, comenzó a besar distintos lugares de mi cuerpo.

—Amo todo de ti... Incluso tu hogar feo,— Murmura, besando otra cicatriz.

"Hogar"

Esto no es un hogar. Es una casa en un lugar al que estoy atado por la eternidad, porque hice algo malo. Mi hogar lo lleva en el pecho, es su corazón dónde pertenezco y a su lado es el lugar al que siempre vuelvo.

Siempre volveré.

Eso, sin embargo, no es la parte que más me llama la atención.

—No, —Le respondo,— Hay cosas que ni tú puedes amar.

Me observa unos segundos, hay algo indescifrable en sus ojos. No quiero saber qué. Mis dedos alcanzan su clítoris y se retuerce, por completo.

—No te preocupes,— Le digo, para luego morder su cuello,— No tienes que preocuparte de nada, Cass.

-o-

Granada | Fruta Prohibida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora