016. Cassandra: Vengativa.

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Los colores del picaflor llamaron la atención del cuervo,

Los gemidos salen de su boca suavemente. Sus manos se sujetan de lo que puede, mientras yo acaricio su intimidad con la lengua.

Uno de mis dedos se desliza suavemente entre sus pliegues, y ella suelta una maldición.

-Nico...- Llama mi nombre, mientras sus manos jalan mi cabello, para después ir hasta su rostro,- Mierda, Nico...

Sé que esto es debilidad.

Su cuerpo tiembla completo bajo mi mano.

La cama hecha un desastre, el aire húmedo y viciado, el ambiente completamente repleto de gemidos.

Está demasiado estimulada, pero me niego a soltarla. No puedo soltarla, no quiero hacerlo.

La amo. Estoy enamorado de ella, y eso me aterra hasta los huesos.

Sus ojos se clavan en mí cuando me incorporo, y una sonrisa socarrona se entiende por su rostro.

-Eres malo,- Me dice, sonriendo.

Sé que hay oscuridad aquí.

Sus piernas se pasan por mi cadera, y lentamente me introduzco, sujetando uno de sus senos con una mano, y acariciando su rostro con la otra.

Un sonido de piel chocando y humedad es todo lo que oigo.

Placer y amor, eso es todo lo que siento.

Y hay una cura para esto.

Sus dedos se enredan por mi cabello, y su rostro se hunde en mi cuello, dejando su respiración cálida y labios húmedos exitarme de sobremanera.

-Nico...- Jadea ella, apretándose más para mi.

-Cass...- Muerde la piel de mi hombro, y sus uñas se entierran allí.

Y comienza con una respiración profunda.

Respira con fuerza, mientras la punta de sus pies se retuerce dolorosamente.

-Tú eres peor que yo,- Respondo, mientras mis dedos se pierden en su cabello y la obligó a besarme.

Si yo siento placer, amor, y pasión, entonces ella siente placer, amor, pasión... Y sed de venganza.

Me aterra que no sea consciente de ello.

La cura de esta debilidad, de esta oscuridad... Es la verdad.

-o-

Granada | Fruta Prohibida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora