071. Apolo: El Sol.

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Sin embargo el precio fue muy grande.

El Dios del sol camina por los prados llenos de luz, y no puede evitar pensar en ella.

El verano está llegando, Cassandra se marchó hace casi dos meses y no ha dejado el Inframundo desde entonces.

Deméter y Perséfone no se hablan ahora, y la madre mucho menos le habla al rubio con arco entre las manos.

El Dios mira las flores entre sus dedos y casi le dan ganas de llorar.

Cuando ella estaba enamorada de él, sus flores eran girasoles. No eran como ahora, no estaban ligadas a sus emociones ni nada, podría haber aprendido a controlarlo si Deméter le hubiera dicho que existían.

Sus poderes se han vuelto mucho más poderosos desde entonces, y quizá podría controlarlos mejor ahora si hubiese sabido de ellos antes.

Pero no fue así. Apolo cree que ya es demasiado tarde.

Apolo toma un montón de los girasoles de ese campo y una vez los coloca de forma presentable, aparece en un dormitorio de hospital.

-Buenos días, -La mujer en la cama apenas puede abrir los ojos para mirarlo, pero igual intenta sonreírle,- ¿Cómo amaneciste, Bi?

-Gracias por las flores,- Dice ella, obviamente ignorando la pregunta,- Son... Hermosas.

-¿Verdad que si?

-Son como las que Cass tenía,- Las mira con cierta lástima,- ¿Aún están allí?

-Por supuesto,- Mira el suelo,- Deméter las colocó ahí eternamente.

-Pero después se convirtieron en rosas,- Dice la agonizante Bianca Di Angelo.

-Si. Cassandra se convirtió en rosas, y los girasoles ya no fueron lo suyo.

-o-

Granada | Fruta Prohibida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora