084. El Amor.

442 50 0
                                    

El castigo,

Casi quiero gritar al verlo frente a mi. No. Quiero hacerlo, no casi. Lo único que me detiene es mi garganta seca que momentáneamente no me permite emitir ruidos.

-Por favor, -Tomo sus manos cálidas entre las mías. En otro tiempo eran el calor reconfortante del sol en una tarde de primavera, ahora arden como la piel que se cae tras una quemadura,- Por favor, dime que tú no...

-Yo también te hice daño, Cass,- Su rostro se ve triste, apagado pero ahora mismo no tengo nada de compasión,- No a ti, específicamente, y quería cuidarte de lo que estaba pasando, pero... Pero hice algo malo. Te hice daño.

- ¿Qué hiciste, Apolo? - Lo miro a los ojos, con los míos enrojecidos se llanto.

-Tu madre no te quería conmigo, en lo absoluto, todos lo sabían y siempre estuviste dispuesta a recordarlo,- Su voz es un murmullo arrepentido, casi parece querer ocultarse tras su voz,- Y, un par de meses antes de que terminaras conmigo, descubrí que...

-¿Qué? -Mi voz tiembla, y un vacío en el estómago se hace presente.

-Tú estabas embarazada,- Parece querer recobrar la compostura, pero no dura mucho mientras la lágrima se desliza por su mejilla,- Ella... Deméter, ella ya me había advertido que no me acercara a ti, que si hacia tanto como poner un dedo sobre ti te llevaría lejos, a un lugar donde yo no pudiera hayarte y de donde no pudieras marcharte.

Lo miro con los ojos llenos de lágrimas y la traición hiriendo mi pecho.

-Entonces te encargaste de esa cosa en mi vientre, ¿Eh?

-No tenía más opción.

-Por supuesto que tenías más opciones. Decirme a mi, por ejemplo,- Dejo ir sus manos, y limpio una lágrima de mi rostro,- a la mujer que tenía una cosa dentro.

-Hay más.

-Por supuesto.

-Yo... Yo quería que estuvieras embarazada,- Me siento enferma,- siempre he creído que podría haberte tenido a mí lado por siempre. Una forma de...

-Obligarme.

-Tomé las medidas necesarias para lograrlo pero cuando pasó supe inmediatamente que había sido un error.

-Te tomó bastante para esa conclusión.

-Lo lamento,- Ya no me mira a la cara,- Yo soy tu tercera opción.

-¿Tú eres mi última opción?

-Lamentablemente, no. Aún hay alguien más con quien puedes marcharte.

"Si. Cassandra se convirtió en rosas, y los girasoles ya no fueron lo suyo."

Cierro los ojos, y espero a que alguien vuelva a confesarme un daño.

-o-

Granada | Fruta Prohibida.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora