Stephen Strange

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Título: Heart by heart.

"Cuando tu alma encuentra el alma que estaba esperando. Cuando alguien entra a tu corazón a través de una puerta abierta. Cuando tu mano encuentra la mano que estaba destinada a sostener"

Se conocieron una noche fría de enero en Central Park, ambos inmersos en su mundo sin percatarse que a su alrededor la lluvia había comenzado a caer.

—Mierda —pronunció Mikaela al ver que su libro se mojaba. No traía nada para cubrirse así que el pánico se adueñó de ella, la torre quedaba algo lejos.
—Déjame ayudarte.

Una voz cálida y suave la saco de su trance, miro hacia atrás para encontrarse con un apuesto hombre, ojos en ese momento azules que la hicieron temblar un poco. El hombre se acercó más a ella para que el paraguas los pudiera cubrir a ambos.

—Gracias —fue lo único que Mikaela atino a decir.
—Soy Stephen Strange, doctor Stephen Strange —estiró su mano y Mikaela la tomó con gusto.
—Mikaela Stark —pronunció algo apenada pues el apellido Stark traía algo de problemas casi siempre. El hombre le sonrió.
—¿Quieres esperar a que la lluvia cese o quieres que te acompañe a algún lado? —propuso y Mikaela negó.
—Me gustaría quedarme aquí, si no te molesta —dijo.
—Está bien. Central Park es hermoso cuando llueve.

Volvió a sonreírle y esta vez ella le sonrió de vuelta, se sintió extrañamente cómoda.

—Lo es. Es hermoso cuando llueve.

Sus ojos se posaron en el pequeño lago que estaba frente a ellos. La gente corría para cubrirse de la lluvia pero ellos dos se quedaron ahí viendo el hermoso paisaje y la lluvia caer frente a sus ojos.

"Alguien entra a tu mundo y de repente tu mundo a cambiado para siempre. No hay ojos que puedan ver dentro de mi, solo los suyos. No hay brazos que puedan elevarme al punto de tocar el cielo."

—Stephen... —Mikaela lo miraba, su labio estaba roto y ella estaba muy preocupada.
—No pasó nada, ya todo terminó.

Mikaela lo abrazó y lo sostuvo con fuerza como si no quisiera dejarlo ir. Ella sabía que el aún sentía cosas por Christine y eso le dolía en el alma pero no podía dejarlo, no podía ni siquiera pensar en su vida sin él. Stephen le correspondió al abrazo con la misma fuerza. Wong se acercó a ellos.

—Tú, ¿estas bien? —preguntó Stephen preocupado y la analizó de pies a cabeza.
—Estoy bien.
—Me da gusto que estes a salvo, Mikaela. Tu hermano nos mataría de lo contrario —Wong habló finalmente. Mikaela y Stephen se separaron. Ella asintió.
—Debemos regresar —Stephen le dijo y creo un portal directo al Sanctum Sanctorum.

"Tu amor me elevaba fuera del tiempo y conoces mi corazón de memoria."

Ella vino— le dijiste cuando entró a tu oficina.— he hizo otra de sus escenas de celos —Stephen miro al suelo.
—Lo siento. Ella aún no ha entendido que ya no la quiero —soltó con algo de tristeza.
—Yo creo que aún la quieres —Mikaela rodeo su escritorio para quedar frente a él.
—No es así. Yo... —Mikaela negó.
—Tú aún la amas —Mikaela bajo su rostro para mirar sus pies, trató que las lágrimas no se escaparan.

Sintió la mano de Stephen tomar su barbilla, la hizo mirarlo a esos ojos que ahora eran verdes y parecía que se perdería en ese jardín.

Stephen se acercó a ella con precaución, rozó los labios de ella con los suyos y de repente la beso con tal pasión y desenfreno que se asustó un poco, se asustó de lo mucho que la deseaba.

Sus manos estaban tocando sus mejillas y de repente comenzaron a temblar y Mikaela las tocó y todo ese nerviosismo desapareció.

—Ya no la amo —afirmó para después besarla de nuevo.

"Cuando eres uno con la persona que estabas destinada a encontrar. Todo cae en su lugar, todas las estrellas se alinean."

Mikaela estaba nerviosa pues su hermano era muy especial en cuanto a las relaciones de su amada hermana pues nadie nunca era suficientemente para la castaña.

Estaban sentados en la sala de estar de la gran torre de los vengadores. Todos estaban ahí y eso hizo que los nervios de Mikaela subieran de intensidad. Stephen entrelazó su mano con la de ella intentando calmarla.

—Stephen —Tony pronunció.— el famoso Doctor Strange —sorbió un poco de whisky del vaso de vidrio que sostenía con su mano derecha—. Es un placer conocerte al fin. Ella no para de hablar de ti —señaló a Mikaela que se sonrojó un poco.
—Es un gusto Tony —le sonrió y Tony solo atinó a hacer una mueca.— Tú hermana y yo hemos estado saliendo ya por varios meses.
—¿En donde se conocieron? —Tony preguntó intrigado.

Los demás no hablaban solo estaban ahí para crean tensión en el ambiente como Tony les pidió.

—En Central Park —contestaron ambos al unísono. Rieron.

Tony pudo ver finalmente con aquella risa que su hermana se encontraba feliz, que después de mucho tiempo alguien había llegado a llenar el hueco en su corazón.

—Pensaba sentarme aquí y darte un sermón. Decirte que no eras suficiente para alguien como Mikaela pero creo que me he equivocado, Stephen. Al verla hoy, al ver el brillo en sus ojos y esa sonrisa...no me queda más que agradecerte por devolverle la felicidad a la persona más importante en mi vida.

Las lágrimas de Mikaela cayeron sobre sus mejillas, Stephen apretó su mano con la de ella. Natasha les sonrió alegre al igual que Steve y los demás.

—Yo estoy agradecido con ella, ella hizo que el amor volviera a mi vida. Me cambio por completo. Y la amo cada día más.

Stephen se levantó. Todos miraban expectantes el momento. Se arrodilló frente a ella

—Se que apenas han pasado algunos meses pero desde el día en que te vi solo supe, tal vez mi mente no lo capto al momento pero mi corazón si lo hizo, mi alma fue tuya desde aquel día lluvioso en el parque y ni siquiera me di cuenta de lo mucho que te amaba. Mikaela Stark, devolviste la felicidad a mi mundo, me cambiaste y sabes que tú eres la única para mi. Así que ahora que hemos hallado nuestro camino juntos, no te dejaré ir.

La capa de levitación llego a su lado y le entrego el anillo, Mikaela rió.

—Mikaela Stark, ¿me harías el honor de ser mi esposa? —Stephen tomó su mano.
—¡Si!, claro que si, amor —Stephen puso el anillo en su dedo y se levantó.— Te amo.

Stephen la miro, se acercó a ella y la beso.

—Te amo, Mikaela —todos los miraban, aplaudían.

Los demás vengadores se acercaron y abrazaron tanto a Mikaela como a Stephen.

—Por fin vas a tener tu final feliz —Tony la miro y la abrazó con fuerza—. Te adoro, enana.
—Te adoro más tonto.

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Dedicada a: Calabrass_Beru_Eye  Lamento la tardanza pero espero que te guste

*Benedict tiene una condición llamada heterocromía que hace que los ojos se vean azules o verdes dependiendo de la luz y posición de donde se vea.

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