Wade Wilson II

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Título: Again
⚠️: Parte 2 del Shot anterior.

Han pasado ya 4 meses desde que Wade se fue. Mi vida no ha tenido sentido desde el día en que leí aquella carta que hizo que mi mundo se hiciera añicos. Me pregunto si aún nos pertenecemos. ¿Podremos tener un final feliz? Yo quiero tener un final feliz.

De vez en cuando me siento cansada de escuchar el sonido de mis lágrimas contra la almohada. De vez en cuando caigo en pedazos, y lo necesito hoy, y lo necesito más que nunca. Y si no está aquí para abrazarme fuerte me siento perdida.

—Buenos días —Ally me saca de mis pensamientos.
—Buenos días —me levantó de mi asiento y la saludo.
—¿Aún no hay noticas de él? —niego con la cabeza.

Las lágrimas amenazan con salir pero me contuve.

—Ally... —le digo en un susurró— lo extraño tanto —Ally se sienta a mi lado y me abraza.
—No se supone que deberían estar trabajando —la voz irritante de Mike se oye por la oficina.

Se acerca más a nosotras, su rostro con esa mueca de superioridad que lo caracteriza.

—Mike este no es un buen momento —Ally  le advirtió.
—T/n. Si quieres después del trabajo podríamos ir a tomar algo, o ir a mi casa, para que dejes de sentirte sola —me aleje de Ally y me acerqué a el.
—Eres un asco. Te lo diré una vez y no pienso repetirlo: no me interesas en lo absoluto —pronunció enojada.

Se acercó a mí hasta quedar a centímetros de mi rostro.

—Ya lo veremos, hermosa —su pulgar toco mi barbilla.

Se alejó. Mi estómago se revolvió y me volví a sentar.

—Está noche te acompañaré a casa. Ese imbecil es capaz de hacer cualquier cosa.
—No. Estaré bien. No te preocupes, tú tienes que llegar con Matt y el pequeño Dave —sonreí de lado y ella asintió.

El día pasó considerablemente lento. Salí a las 8:30pm y Ally me encamino al departamento que solía compartir con Wade. Me dejo a unas calles y ella tomó un taxi.

El frío recorrió mi cuerpo y me hizo temblar.
Podía sentir una mirada sobre mi, una mirada que sentía desde hace ya varias semanas. Mire a ambos lados de la calle, no había nadie. Camine un par de cuadras más y justo antes de llegar al edificio donde vivía algo fuerte tiro de mi muñeca, un dolor me recorrió. Estaba contra la pared y la mano aún sostenía mi muñeca y la otra estaba apretando mi cintura.

—Hola, lindura —tenía  el alma en un hilo.

Era el: Mike.

—¿Te comió la lengua el ratón? Eres una chica bella y tienes un cuerpo envidiable. Y yo soy guapo y tengo dinero, ¿por qué no lo intentamos? —iba a responder cuando una sombra apareció detrás de él.
—Los hombres que dicen tener todas esas cosas siempre tienen el pene pequeño —rió.

Eso sería algo que Wade diría y mi cuerpo se entumeció. Se acercó y la luz del faro de la calle iluminó su rostro. Una máscara y un traje cubrían su rostro y su cuerpo. Rojo y negro

—Vamos a ver si esto es cierto —tomó a Mike del cuello de su chaqueta y lo tiró.

Sentí como la sangre volvía a recorrer mi brazo. El hombre frente a mi tenía a Mike contra la acera y sus puños golpeaban su cara. El miedo recorrió mi cuerpo y me hizo estremecer; mis piernas se debilitaron y caí de rodillas en el suelo frió y mojado, mi respiración era irregular, trataba de calmarme.

Se giró hacia mi.

—¿Estás bien? —me pregunta con preocupación.

Su voz era cálida y aún cuando no podía ver su rostro sentía que lo conocía. Dejó de golpear a Mike y se acercó a mi.

—Ahora lo estoy —con mi mano acaricie su mejilla por encima de esa máscara. Se sentía tan familiar.
—Hey. Dame tus llaves y entremos. De alguna forma me tienes que pagar —rió de nuevo, yo hice lo mismo.

Alcance el bolso que estaba a unos centímetros de mi. Al levantarme me tambaleé y el me sostuvo. Caminamos hasta la puerta de entrada y abrí

—Te dejare arriba. Si no te molesta —negué y el cerró la puerta detrás de si.
—¿Ese traje no es incomodo?
—No solo algo apretado —me dice.

Presionó el botón del elevador y al abrir las puertas sentí nostalgia; entramos. Presionó el piso y no dije nada.

Llegamos y salimos, caminamos hasta el departamento y me quito las llaves para abrir. Entramos. El abrigo que Wade había dejado meses atrás aún estaba en el perchero. Y fue ahí cuando me di cuenta, ese sentimiento de nostalgia era por que dentro de mi alma sentía qué tal vez era el.

—Detente —se detuvo y giro— ¿Wade? —se quedo en silencio. Se acercó a mí— Por favor dime que eres tú. Dime que por fin estás aquí. Y que te quedaras, no te vayas. Por favor, te lo estoy rogando.

Las lágrimas salieron y cayeron por mis mejillas. Tomó mis manos y se acercó.

—Soy yo. Pequeña. Soy yo —caí en llanto y él me sostenía entre sus brazos.
—Te amo —lo mire y trate de quitar su máscara, pero el me detuvo.
—No.
—Wade, quiero ver tu rostro.
—T/n. Es que...
—¿Qué pasa?, ¿qué te hicieron?
—Ex...Experimentaron conmigo —mi corazón cayó al suelo— Y las cosas no salieron como esperaba. Mi cuerpo se adaptó al dolor en una forma casi mounstrosa. No quiero que me veas así. Ya no soy el hombre que solía ser, no soy el hombre que recuerdas —bajó su cabeza.
—Wade. El hombre que amo me salvó allá afuera sin siquiera dudarlo. El hombre del que me enamore esa noche en el bar no solo era una cara bonita, era mucha más que eso. Un hombre no se define por lo bien que luzca ante los demás, se define por sus acciones y estoy segura de que tú no has hecho nada malo. No has lastimado a gente que no lo mereciera y es por eso que quiero verte —Wade asintió dudoso.

Me acerqué a el de nuevo y levante la máscara.

—Segura...
—Completamente —dije mientras levantaba la máscara con mis pulgares tocaba su piel, quemada.

Aún lo veía, no tenía miedo, ni mucho menos asco. Solo quería verlo. Termine.

—Hermoso, ¿no? —su carisma aún intacto y esa inseguridad impregnada en esa palabra me dieron todo lo que necesitaba.

Me acerqué a el y lo bese.

— Te amo, Wade —confesé— Siempre lo hice y siempre lo haré —Wade sonrío y me cargo. Mis piernas rodearon su cintura.
—Te he extrañado tanto —se sincera— A ti y a tus amigas —dijo mirando mis senos.
—Tonto —reí.

Aún me cargaba y me llevó a la habitación. Las caricias y los besos se hicieron presentes. Los sentimientos y la necesidad tomaron nuestros cuerpos estallando en puro deseo.

La luz del sol que se metía por las cortinas hizo que me tallara los ojos. Un sentimiento de opresión atacó mi corazón, me giré rápidamente. Wade estaba ahí, recostado. Acaricie su nuca. Se movió y luego se giró.

—Extrañaba esto, verte al despertar —Wade sonrío.
—No te vayas nunca más. Promételo.
—Lo prometo —se acercó a mí y me envolvió en sus brazos, dejando mi cabeza entre su pecho y su cuello.

Amaba a este hombre. Siempre lo haría.
Sin importar las complicaciones, siempre sería suya.

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Aquí tienen su dosis semanal de miel😂
Espero que les guste✨
Gracias por los 21K

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