Este shot será un poco diferente. Tomare a distintos personajes y escribiré una pequeña historia después de la batalla final. Espero que lo disfruten.
Tony Stark:
No podías negar que aún te costaba respirar, que cada movimiento te dolía y que deseabas que el estuviera a su lado. Tenias que ser fuerte por tu pequeña, Morgan tenía que verte fuerte y tendrías que ser su soporte cuando el duelo llegara.
—Te amo 3000 —el mensaje termino y su imagen desapareció.
Dolía, lo que más temías era olvidarlo, olvidar su voz y su rostro. No podrías sopórtalo. Morgan se aferro a ti, la abrazaste con la misma fuerza de su agarre mientras Steve frotaba tu hombro, Peter se acercó a Morgan y ella lo miro un poco asustada y confundida.
—Es Peter, cielo. De quien papá hablaba siempre —ella sonrío. —Spiderman —gritó y lo abrazo.
Una mueca se formó en tu rostro al ver tan bella imagen.
Aún a pesar de su partida las cosas saldrían bien para ambas, tal vez nunca lo superarías pero si aprenderías a vivir con ello. Tocaste el collar que posaba en tu cuello con la imagen del reactor en este, lo acariciaste y por fin susurraste solo para ti :
–"te amare por siempre"
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Steve Rogers (final con demasiados cambios) :
—Será el tiempo necesario para él y para nosotros solo un minuto —Bruce afirmó y tú asentiste con miedo. —Hey, volveré, lo prometo —asentiste y el se desvaneció.
No conocías nada sobre aquellos viajes en el tiempo pues como casi todo el mundo no habías estado "desaparecida" por 5 años, largos y dolorosos años lejos del amor de tu vida. La cuenta regresiva había terminado y Steve no había regresado.
—¿Qué pasó? —cuestionó Sam. —Bruce... —James sonó algo preocupado. —No sé que sucede —te acercaste a lado de Banner y miraste el aparato que para ti no tenía ningún sentido.
El miedo recorrió tus venas y un ataque de ansiedad se hacía presente. Caíste al suelo, temblando y apenas respirando. Un fuerte sonido se escuchó mientras James trataba de ayudarte a enfocarte de nuevo. Viste la silueta de Steve borrosa ante ti.
—Amor, tranquila —tomó una de tus manos mientras la otra se colocó en tu pecho.— Hey, respira, lento, tranquila —Steve te ayudo a incorporarte. —Creí que me dejarías... —la tristeza abandono tu boca y el negó. —Nunca podría dejarte, amor.
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