~ SecuestroIntento abrir los ojos lentamente para acostumbrarme a la claridad del sol que salía desde un gran ventanal frente que mi, observo anonadada la habitación en la que me encontraba con una pregunta rondando mi cabeza
¿Dónde estaba?
Miré todo a mi alrededor mientras detallaba con cautela todo lo que había en el lugar a medida que recordaba lo que había ocurrido.
Recordaba cuando escapé de aquel lugar horrible donde me encontraba, hasta cuando corrí internándome al bosque. El rostro de aquel chico estaba impregnado en mi mente, todo estaba muy confuso.
Un ruido interrumpió mis pensamientos, y se hizo presente aquel chico del bosque, el cual se posó ante mi vista con una bandeja de comida entre sus manos.
Nuevamente el miedo me recorrió por completo haciendo que mi cuerpo estremecerse y mi corazón palpitara con desespero, era muy tímida algo que odiaba de mi persona y más si sentía miedo como en este momento.
— Buenos días — Saludó con una sonrisa entre sus labios mientras se acercaba a mí — Te he traído desayuno, espero te guste — Se sentó en el sillón cerca de la cama.
Actuaba de manera extraña ¿Acaso así se supone que debería tratarte un secuestrador?
No lo creo.
— Necesito irme — Pedí en un susurro suplicante y audible que él escucho por la expresion de su rostro — Necesito salir de aquí — Me levanté de la cama y sentía mis piernas flaquear ante la fija mirada del chico, gélida ante mis palabras — No le diré a nadie de tí. Te lo suplico.
— No saldrás de aquí — Sentenció mientras sus manos se volvían puño — Me perteneces y no te dejare ir, entiende, es algo que sabrás más adelante — Habló firmemente mientras se acercaba y me aprisionaba contra su cuerpo y la pared — No te haré daño.
Giro mi rostro al ver que el suyo se encontraba demasiado cerca. El chico posó su nariz por en espacio en mi cuello visible olfateando allí, cerré mis ojos con fuerza al igual que mis puños cortando la respiración por unos segundos.
Minutos después, se alejó.
— Estoy aquí en contra de mi voluntad, no estoy conforme y no te pertenezco, mucho menos quiero que me expliques nada — Sus ojos pasaron de un perfecto azul a un verde eléctrico apretando sus labios al escucharme.
¿Como hacía aquello?
— No te dejaré ir, desiste de esa estupida idea — Advirtió logrando que mis lagrimas empezaran a descender — Ahí dejo tu desayuno, hay ropa para ti, puedes ducharte — Sin más salió.
Corrí hacía la puerta intentando abrirla dándome cuenta que me había encerrado.
Había salido de un encierro para que este chico venga y se hago cargo de mantenerme cautiva nuevamente.
Quería mi libertad, tan solo eso.
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