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Lia
Desperté algo sobresaltada con el sudor corriendo por mi frente y el corazón a mil por hora. Había tenido una horrenda pesadilla.
— Lia ¿Estás bien? — una voz me sacó de mi pequeña crisis y luego una luz se encendió en la recamara.
Era zain.
— ¿Que haces aquí? pensé que estabas enojado conmigo — enciendo la otra lámpara a mi lado.
Me fijo en la hora y suspiro 2:20 me levanté de la cama.
— Que esté algo enojado, no quiere decir que dejaré de estar contigo, ni estar al pendiente.
Mis ojos se cristalizaron un momento, no aguante más y me rompí a llorar ahí parada frente a él.
— Ven — Se paró y me envolvió en sus brazos — He sido un estupido en estos últimos días. Has llorado demasiado y todo por mi culpa.
— Perdoname, No confié en lo que me dijiste y me siento culpable. Solo me enojé mucho por lo que esa chica dijo y .. — Murmuraba contra su pecho.
— ¿Que te dijo? — Preguntó.
— Que tu te ibas a cansar de mi cuando perdiera mi figura y de que cuando eso pasara ibas a ir por otra — Dije lentamente.
— ¿Encerio eso dijo? — Asentí — Soy totalmente consciente de que los cambios que van a pasarte serán porque llevas a nuestra personita y no me importa cuantos cambios tengas yo te seguiré amando igual. Grande bajita, pequeña, fea, bonita. De cualquier manera nadie es perfecto tienes defectos pero ellos son los que me hacen amarte cada vez más — Sonreí con lagrimas en los ojos y lo abracé el me cargo y me acostó en la cama apartando el cabello de mi cara.
